miércoles, 5 de septiembre de 2018

Las violaciones de curas en Pensilvania: 1.356 páginas de espanto

La investigación revela redes de sadomasoquismo y violaciones en hospitales o con somníferos encubiertas durante décadas por la Iglesia. Washington 15 AGO 2018 - 
(...) Las pesquisas destapan una maquinaria despiadada de tolerancia a la pederastia en 54 de los 67 condados de Pensilvania, en algunos con la connivencia de la Fiscalía. Sin embargo, la mayoría de los abusos han prescrito por haberse cometido hace tiempo o sus autores ya están muertos. Solo dos de los casos en el informe han derivado actualmente en imputaciones delictivas, aunque las revelaciones también salpican a cargos actuales, como Donald Wuerl, el cardenal de Washington que entre 1988 y 2006 lo fue de Pittsburgh. “Pese a algunas reformas institucionales, en general los líderes individuales de la Iglesia han evitado una rendición de cuentas pública. Los curas estaban violando a pequeños niños y niñas, y los hombres de Dios que eran responsables de ellos no solo no hicieron nada sino que lo ocultaron todo”, reza la conclusión de la investigación. (...)
Los investigadores policiales que testificaron ante el gran jurado describieron un patrón de prácticas en las iglesias de Pensilvania. Una suerte de “manual para ocultar la verdad” consistente de siete principios. Utilizar eufemismos para describir los abusos sexuales en los documentos de la diócesis, por ejemplo en vez de hablar de “violación” mejor usar “contacto inapropiado”. Si se inicia una investigación que la lleven a cabo personas sin experiencia, como otros clérigos. En busca de credibilidad, enviar a curas a “evaluar” cómo están los depredadores sexuales en los centros psiquiátricos religiosos donde han sido trasladados y a recabar solo la versión del acusado.
Si la diócesis determina que el escándalo es de tal calado que debe echar al cura abusador, evitar explicar el por qué: mejor definirlo como una “baja médica” o “fatiga nerviosa”. Sin embargo, si la comunidad descubre los abusos, la mejor solución es trasladar a ese sacerdote a otra iglesia, donde nadie sabrá que es un pedófilo. Aunque sea conocido que un religioso ha abusado de menores, mejor mantenerle el sueldo y las ayudas para su vivienda. Y finalmente, siempre es mejor no avisar a la policía de nada. (...)


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