Desde hace años, la mayor parte del vidrio que se consume en la Comunidad de Madrid termina en el mismo sitio. Los camiones, ruidosos, recolectan de los cubos los millones de recipientes acristalados para llevarlos a un lugar donde puedan ser tratados para una futura reutilización. Este lugar es Ajalvir, un pequeño municipio situado al este de la capital, a unos 26 kilómetros del centro del Estado.
Allí, en un polígono industrial, se asienta Recycling Hispania, la empresa que se encarga de tratar el vidrio que vertemos a diario a los contenedores para una posterior reutilización. En la teoría, esta planta debería recibir el vidrio, tratarlo –eliminar sus impurezas– y después darle salida. Sin embargo, vecinos y el propio propietario del terreno donde ubica la fábrica denuncian que, en la práctica, el lugar se ha convertido en un vertedero ilegal de vidrio, "mierda" y plásticos.
Las imágenes hablan por sí mismas.
(...)  la dejadez y la mala gestión iban a desembocar en lo que él calcula que son cerca de 80.000 toneladas de basura (...)