martes, 12 de mayo de 2020

JOSÉ VILLA ABADÍA, SOCIALISTA, ASESINADO por los franquistas en Usagre (Badajoz) en 1938

Carmelo Enebro en Seguimos Creando (UNIDAS PODEMOS) ·
Vimos partir el camión donde los llevaban. El marido de otra hermana de mi madre, que iba en el camión pero pusieron en libertad, nos contó posteriormente que mi padre al ver a mi madre llorando se despidió diciendo “adiós para siempre”. A él no lo habían engañado, sabía muy bien donde lo llevaban. A la mañana siguiente nos dijeron la verdad bit.ly/2tLrmm9
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Después de tantos años aún sigo recordando todo lo que ocurrió en 1936, fecha de la sublevación contra la República. Yo tenía entonces 10 años y, a pesar de ello, sigo recordando la tragedia que siguió para mi familia, igual que para tantas otras. Mi padre, José Villa Abadía, era un obrero con alguna cultura por haber estudiado los primeros años de su adolescencia. Él seguía con mucho interés todo lo que decía Julián Besteiro, tenía el carnet del Partido Socialista y animaba a todos los obreros a defender sus derechos. Nunca tuvo ningún cargo de responsabilidad, tan solo perteneció a una comisión cuyo fin era evitar que hubiera represalias contra algunos terratenientes presos por parte de algunos exaltados, como sucedió en otros pueblos. Sin embargo, cuando el pueblo fue tomado por los nazionales emprendieron una represión terrible deteniendo a todos, aun sin haber tenido cargos de responsabilidad y tan sólo por ser republicano o simpatizante. Mi padre tenía la conciencia firme de ser inocente, por eso no salió de Bienvenida (Badajoz). Prefirió quedarse junto a su familia. Ésta fue su equivocación, confiar en la conciencia de quien no tenía más que odio mortal a todo el que fuera de izquierdas, entre ellos mi padre, que enseguida fue detenido, siempre con el terror de ser fusilado cualquier noche en algunos de los grupos que se llevaban en camiones a los cementerios de los pueblos próximos para ser asesinados.
Esto se repitió durante meses. A mi padre lo encarcelaron en 3 o 4 ocasiones haciéndole pagar multas, siempre bajo la amenaza de que, si los que habían huido y estaban en la sierra oponían resistencia o colocaban algún artefacto a la guardia civil, tomarían represalias contra ellos. Pero cuando ya todo parecía que había pasado y el pueblo se encontraba tranquilo se empezó a correr el rumor de que iban a hacer una “segunda limpieza” y así fue (..)


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