viernes, 31 de mayo de 2024

EL SALTO. Educación pública: Lo que mueve una huelga, de Cristina Castro.

 14 MAY 2024   elsaltodiario

Cristina Castro  Profesora de filosofía en enseñanza secundaria.

Se ha creado una red que ha permitido llevar la frustración compartida en el café del recreo a una asamblea y empezar a tejer, también con las alumnas, un horizonte común menos malhumorado.

MANUEL DEL VALLE

Esta es una reflexión sobre la jornada de huelga del pasado 8 de mayo. Un intento de pensar la pregunta ¿por qué esta vez sí hay movilización entre profesores y alumnos?

Hace un año se convocó una huelga de toda la comunidad educativa en Madrid, no sé si la concentración frente a la Conserjería superó el centenar de personas, fue una mañana nublada. Algunos compañeros me dijeron que no hacían huelgas de un día porque no sirven para nada, otros que ya participaron en Marea Verde. ¿Qué ha ocurrido este curso? Entre otras cosas, aquella huelga sirvió para poner de manifiesto la parálisis del profesorado y la de la negociación entre los sindicatos mayoritarios y la Comunidad de Madrid, concentrada en la punta del iceberg de un problema estructural: el número de horas lectivas. Madrid es una excepción ibérica no solo por sus glamurosos atascos y talas indiscriminadas, sino también por no haber vuelto a las 18/19 lectivas que daban los profesores antes de la crisis económica, actualmente impartimos 20/21 en secundaria y 25 en primaria, situación que sí se ha revertido en el resto de España. De esa huelga surgió la plataforma Menos Lectivas y gracias a ella las movilizaciones de este año.

Se ha creado una red que ha permitido llevar la frustración compartida en el café del recreo a una asamblea y empezar a tejer, también con las alumnas, un horizonte común menos malhumorado. Librarse de las lógicas de los sindicatos mayoritarios posibilita imaginar ese horizonte al margen de la “eficiencia” y abrirse a la escucha de todo lo que anda enfermo en la institución y resuena con las del resto de servicios públicos. Entre las reivindicaciones con mayor consenso se encuentran también la bajada de ratios, que permitiría atender adecuadamente a los estudiantes, la lucha contra la segregación potenciada por el “bilingüismo”, el refuerzo de los Departamentos de Orientación para la atención al alumnado con más necesidades o la recuperación del Bachillerato nocturno presencial. Merecería capítulo aparte la cuestión de las leyes educativas, elaboradas por expertos que teorizan al margen de la precaria realidad de las aulas masificadas, urge que la voz del profesorado empiece a tener algo que decir tanto en su elaboración como en su implantación, quiénes más las padecen finalmente son los estudiantes pues sus “correas de transmisión” suelen equivocarse al realizar la cuadratura del círculo cada pocos años.

Los tres días de huelga de febrero han supuesto un punto de inflexión, el inicio de un camino que tuvo uno de sus hitos el pasado 8 de mayo. Quería escribir sobre cómo se ha vivido en mi instituto, en el que gracias al impulso de febrero se formó una asamblea de profesores y en el que la ilusión y la alegría la han contagiado sobre todo los alumnos. Los días anteriores a la huelga, las clases de 1º de Bachillerato estaban muy emocionadas por participar, sacábamos ratos para pegar carteles, escribir panfletos y tras las sesiones de Maquiavelo o Rousseau nos poníamos a repasar todo lo que haríamos ese día: el piquete, ir a informar por los centros de alrededor, hacer pancartas, marchar juntos a la concentración de Leganés y luego a la de Madrid… cada día a alguien se le ocurría algo que aportar, pero en realidad la reiteración era un fin en sí misma, era placentera. Recordaba cuando a principio de curso vimos el documental Regreso a Reims, que analiza la historia de la clase obrera francesa desde los años ’50 hasta el presente. Fue un tira y afloja, no querían ver algo lento, en blanco y negro, con subtítulos…además necesitaban contexto porque habían olvidado parte de lo aprendido en las clases de Historia el curso anterior, al menos no las habían dado en francés o inglés. Estuve tentada de ceder, pero quería que lo viéramos, así que insistí en que prestaran atención a algo aparentemente aburrido e iba contextualizando cuando hacia falta, al acabar escribieron una disertación y sorprendentemente unos meses después parece que han integrado muchas de las ideas que entonces les parecían ajenas. Esta semana estamos con Marx y veo mucha sonrisa cómplice, como diciendo “ya sabemos de qué va esto”.

Sabía que ellos estarían los primeros el día 8, pero me sorprendió encontrarme con D., un alumno de 4º de la ESO que tuve este año en la optativa de Filosofía. D. era una persona muy preocupada por la nota y por cómo iba a evaluar la asignatura, para ser sincera su preocupación no era infundada, lo cierto es que no sabía cómo iba a hacerlo, por tener 21 lectivas y darle clase a todo Bachillerato no estaba teniendo tiempo para fijar una hoja de ruta en la optativa. Este curso quitaron una hora a la asignatura de Historia de la Filosofía en 2º de Bachillerato, pero han ampliado los contenidos del programa y han dejado el mismo número de autores para selectividad. En la práctica esto significa que un alumno de 17 años debe poder comentar con solvencia un fragmento de la Crítica de la Razón Pura tras haber tenido 5 clases sobre toda la obra de Kant, autor al que normalmente solo conoce de oídas por el curso anterior. Esa chapuza no hay curso de digitalización para el profesorado que la arregle, así que le toca a cada una romperse la cabeza para ver cómo dar el temario en plazos imposibles sin que pierda del todo el sentido, lo que no deja mucho espacio para pensar en las optativas. Supongo que este miedo a la nota hizo que D. me fuera cogiendo cada vez más inquina, hasta que con el estrés de los exámenes de la primera evaluación le escribió una carta a la jefa de estudios quejándose de mis clases.

Finalmente, D. sacó un sobresaliente muy merecido y se serenó. Días después de aquella evaluación, me tocó suplir a una profesora en mi hora de guardia justo en la clase de su hermana pequeña. Si algo he aprendido en estos años es que en los primeros cursos de la ESO siempre se van a reír de ti cuando no te conocen, así que es mejor que les des algún motivo desde el principio. Esa hora nos pusimos a bailar un Just Dance, yo preferiría que fuera baile libre, pero les encantan las coreografías que hacen esos muñecos fosforitos, a mí me suele tocar el oso panda. El caso es que ahí estaba yo bailando una especie de turbo polka country en pareja con la hermana de D. sin saberlo, hasta que me dijo “ah, tú eres esa profesora, mi hermano te odia”. Me contó que efectivamente había pasado varias cenas convirtiéndome en un enemigo a batir y que, supuestamente gracias a la carta que había escrito, yo había tenido que cambiar mis clases, dijo que para su hermano había sido una batalla ganada contra la autoridad… otra cosa que he aprendido ante la sinceridad sin filtros de los adolescentes es que es buena idea seguir bailando.

La relación entre D. y yo se mantuvo fría desde entonces y la optativa de 4º, la que debería haber sido la asignatura más fácil de dar se fue volviendo la más difícil, no había tema ni enfoque que lograra despertar la curiosidad de la clase, hasta que un día se produjo el acontecimiento. Estábamos viendo un documental sobre abuso del móvil anterior al confinamiento y se me ocurrió preguntarles por cómo les había afectado a ellos, si el encierro había potenciado lo que acabábamos de escuchar. Les hice algunas preguntas y les pedí que no contestaran con un monosílabo o un “no sé”, pero mientras se lo decía ya se estaba obrando el milagro, estaban escribiendo muy concentrados, ¡párrafos largos! Al empezar a poner sus respuestas en común con interés solo pensaba en no hacer nada que rompiera la magia. Hablaron de que las largas horas de distracción con el móvil eran una respuesta a la soledad, que la mayoría no pasaban el tiempo que les gustaría con sus padres porque trabajan mucho y que su generación sale menos de casa, por lo que les cuesta más socializar. Hablaron de que no pueden imaginar el futuro, de sus miedos y de la presión para ser perfectos. Hablaron de ansiedad y depresión. Hablaron de clasismo, racismo, machismo, crisis climática y de que no confiaban en la lucha política. D. apenas habló, pero escuchó.

El miércoles, después del piquete en nuestro instituto fuimos a hacer ronda por los coles de alrededor. Me encantó ver las sonrisas con las que las madres y padres cogían los panfletos de A., R., Z. …, no cabía otra respuesta. Ya de vuelta pasamos por un puente desde el que se veían las vías del tren y se me ocurrió hacerles una foto a los alumnos de portada de disco, de espaldas con su pancarta, el único con un móvil con cámara buena era D., así que la hice con el suyo y como la quería nos dimos el wasap para que me la pasara. Fue un momento extraño para los dos y no pudimos evitar reírnos. Luego estuvimos en un parque pintando carteles para la manifestación, aprovechamos unas cartulinas que originalmente iban a ser atrezzo en una obra de teatro, así que empezamos a pensar lemas que pudieran rimar con las imágenes que ya estaban dibujadas: un lagarto, una mesilla de noche…fantasía. Un compañero ingeniero hizo los mejores palos de cartón para llevarlas, otro trajo los churros. Había muchísimo sol.

La gran banca acelera la financiación destinada a los combustibles fósiles: más de 650.000 millones en 2023

Cristina G. Bolinches   13 de mayo de 2024 


La gran banca mundial aceleró en el último año la financiación a la industria y a los operadores que focalizan su negocio en los combustibles fósiles. En concreto, las 60 mayores entidades financieras globales destinaron a ese propósito más de 705.000 millones de dólares a lo largo de 2023, un 4,7% más que un año antes. Es el equivalente a 650.000 millones de euros, según el estudio 'Banking on climate chaos' que realiza anualmente un consorcio de organizaciones ecologistas. 

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OTRA COSA:  CTXT. Carta desde España al Excelentísimo Señor Javier Milei, de Gerardo Tecé 


CTXT. “El crecimiento de los políticos negacionistas es un riesgo enorme”. Por Bernardo Gutiérrez

 Bernardo Gutiérrez 11/05/2024

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El meteorólogo experto en el cambio climático Carlos Nobre en la Cumbre de la Amazonía. / Cedida por el entrevistado



Carlos Nobre (São Paulo, 1951) es una especie de rock star de los estudios del cambio climático. Pocos meteorólogos tienen tantos laureles internacionales como él. A lo largo de su vida, ha acumulado cargos relevantes, como el de jefe del Comité Científico del Programa Internacional Geosfera Biosfera, alto consejero científico del Panel de Sostenibilidad de la ONU, miembro del Consejo Científico de la Secretaría General de la ONU o miembro de la Royal Society británica. En 2007, recibió el Premio Nobel de la Paz, junto al equipo del Cuarto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas.

Nobre demanda más financiación de los países ricos para la conservación de los bosques tropicales y es tajante sobre la necesidad de parar de explotar petróleo. “Es imposible evitar un aumento de un grado y medio la temperatura si seguimos explotando las áreas de combustibles fósiles ya explotadas”, afirma. “El crecimiento de los políticos populistas negacionistas” es una de sus mayores preocupaciones.

El año pasado, Carlos Nobre coordinó el estudio “Nueva economía de la Amazonia del World Resources Institute Brazil, que probó que la Amazonia genera más valor económico si se mantiene en pie que si se deforesta. El PIB de la región se elevaría un 67% con explotaciones de los productos de la bioeconomía (se plantan conservando el bosque tropical).

La entrevista se realizó antes de las trágicas lluvias de Rio Grande do Sul y se completó después de las mismas. Las inundaciones, las más graves de la historia, han provocado hasta el momento la muerte de 113 personas y el desplazamiento de 337.000 personas.

¿Qué relación tienen las devastadoras inundaciones del estado brasileño de Rio Grande do Sul y el calentamiento global? 

El calentamiento global está haciendo que los fenómenos extremos sean más frecuentes y hace que ocurran eventos nuevos en lugares inéditos. ¿Por qué llueve más? Hay más evaporación de agua de los océanos. Como la atmósfera está más caliente, almacena más humedad. Las lluvias fuertes provocan sequías y olas de calor en otros lugares. Las inundaciones de Rio Grande do Sul se producen por un bloqueo de ondas. Las altas presiones permanecieron en el sudeste y centro oeste de Brasil, y se bloqueó la circulación de las nubes y la lluvia.

Se ha criticado mucho estos días al gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), porque su gobierno vetó políticas ambientales. ¿Qué se podría haber evitado con políticas ambientales? ¿Qué se puede hacer para evitar futuras tragedias? 

Rio Grande do Sul alberga uno de los mayores números de negacionistas de Brasil. En 2019, Leite se puso de acuerdo con la Asamblea Legislativa sobre una serie de medidas que debilitaban la protección ambiental, la biodiversidad, todo con una visión de expansión total de la industria agropecuaria. Si los márgenes de los ríos fuesen reforestados, el suelo absorbería más agua. No toda el agua de las lluvias iría para el río, una parte se quedaría en el suelo.

En una entrevista reciente, usted afirmó que una persona nacida en los años sesenta va a vivir unas cinco o seis olas de calor en su vida. Un bebé que nació en 2020 va a vivir treinta olas de calor. ¿El calentamiento global se ha acelerado más de lo esperado?

Ese estudio se hizo con datos de 2020. Los datos de 2023 y 2024 están batiendo récord de olas de calor. Entonces, un bebé de 2020 va a enfrentar más de treinta olas de calor en su vida. Los medios divulgan mucho el impacto de las lluvias torrenciales, pero la ciencia muestra que el evento extremo climático que más muertes provoca es la ola de calor. La ola de calor de 2007 mató a quince mil personas en Francia y España, porque poquísima gente tenía aire acondicionado. El verano de 2022 mató en Europa a 65.000 personas, principalmente mujeres de más de ochenta años. Las ciudades padecen la llamada isla urbana de calor, el asfalto absorbe mucho calor y mantiene la temperatura muy alta, principalmente por la noche.

¿Cómo explicaría las consecuencias del aumento de 1,5 grados de la temperatura del planeta hasta 2050 a alguien del norte del mundo que ve el calentamiento climático como algo distante?

Europa batió números récord de sequías y olas de calor en los últimos años. Las lluvias intensas de Alemania mataron a más de 100 personas. Un megaincendio arrasó Grecia. Los extremos están ocurriendo en todo el mundo, y en Europa también. Aunque no les afecten los huracanes, los europeos no pueden pensar que están fuera de los extremos.

¿Cuál es la relación entre la deforestación de las selvas tropicales y los fenómenos climáticos extremos?

Hace muchas décadas que la deforestación ocurre más en las selvas tropicales. La deforestación responde por una cantidad relativamente pequeña de emisiones de gases de efecto invernadero, alrededor del 12%. Pero en el mundo la quema de combustibles fósiles contribuye a un 70% de las emisiones. Entonces no podemos decir que la deforestación esté causando el cambio climático. En Brasil hasta 2022 la deforestación sí contribuía al 50% de las emisiones.

Déjeme reformular la pregunta: ¿cuál es la importancia de mantener la Amazonia en pie, para conservar la temperatura, la humedad y las lluvias del mundo?

La selva amazónica recibe una media de lluvia de 2,2 o 2,3 metros de lluvia al año. Absorbe una gran cantidad de carbono de la atmósfera y lo arroja al suelo y a los árboles, más de 150.000 millones de toneladas de carbono. Proteger la Amazonia es fundamental para el planeta. La selva es muy eficiente reciclando agua. El 55 % del vapor del agua que viene del océano Atlántico vuelve al océano por el río Amazonas. El 45% sale por el aire.

Los famosos ríos voladores. Explique cómo funciona, por favor.

El vapor de agua entra en la Amazonia, sube, se condensa, se convierte en agua líquida, en gotícula de lluvia. El 75 % del agua se recicla, principalmente gracias a la transpiración de las hojas y la evaporación del agua. Entonces, el agua sube y sale de la selva para alimentar sistemas de lluvia fuera de la Amazonia, principalmente en el centro-oeste de Brasil, en el sur de América del Sur, Uruguay, Paraguay y parte de Argentina.

El agronegocio (agricultura extensiva) de Brasil y del sur del continente depende mucho de esas lluvias. ¿Por qué ese sector es tan negacionista y no entiende la importancia de mantener la Amazonia en pie?

El agronegocio mundialmente, incluso en España, es el sector económico más negacionista del mundo. El 70% de las emisiones son del sector de la energía. Ellos están apostando por una transición energética lenta, pero no son negacionistas.

Haber tenido un presidente negacionista como Bolsonaro, supongo que no ayudó mucho...

El crecimiento de los políticos populistas negacionistas es un riesgo enorme. Bolsonaro no es el único. Milei es negacionista. Trump es supernegacionista. Cuando fue presidente, retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París. Ellos no quieren admitir los riesgos del cambio climático y no quieren aplicar medidas. Trump ya ha dicho que, si gana, autorizará la explotación de petróleo y gas natural. Durante el gobierno de Bolsonaro aumentaron mucho las emisiones, la deforestación, la degradación. Bolsonaro apareció en 2021 en la reserva Indígena Raposa Serra do Sol en Roraima, con garimpeiros (buscadores de oro) ilegales. Debería haber provocado un proceso judicial, porque incentivar la extracción mineral en una reserva indígena está prohibido por la Constitución.

Los pueblos indígenas de Brasil viven un momento de máxima visibilidad. ¿Llegó la hora de reconocerlos como los grandes guardianes de la selva y de trabajar y aprender con ellos?

Nunca tuvimos lo que estamos viviendo en los últimos años, principalmente a partir de 2023, con el Gobierno de Lula, con la ministra Marina Silva (Medio Ambiente y Cambio Climático), con el ministro Haddad (Economía), lanzando la transición ecológica de la economía brasileña. Nunca los indígenas tuvieron tanta representatividad. Brasil tiene todas las condiciones para ser uno de los líderes del mundo en la protección de los pueblos indígenas que mantienen los ecosistemas. Es un desafío, nada fácil, porque el Congreso defiende continuar con la expansión agropecuaria en todos los biomas de Brasil.

El Gobierno Lula cree en la ciencia, ha conseguido reducir la deforestación, ha reconocido nuevas reservas indígenas. Sin embargo, quiere seguir explotando petróleo. Concretamente, abrir nuevos pozos en la desembocadura del río Amazonas. ¿No es contradictorio?

Es imposible evitar un aumento de un grado y medio en la temperatura si seguimos explotando las áreas de combustibles fósiles ya explotadas. No tienen ningún sentido nuevas minas de carbón, pozos de petróleo y de gas natural. Ni en Brasil ni en el resto del mundo. Brasil tiene un enorme potencial de energías renovables, hidroeléctrica, eólica y solar. Estas dos están creciendo mucho. Brasil podría avanzar rápidamente también en la electrificación de vehículos (...)


jueves, 30 de mayo de 2024

Montánchez, el pueblo que tumbó un megaproyecto eólico y ahora democratiza su energía, de Jairo Marcos y Ana Muñoz

 Jairo Marcos y Ana Muñoz

Montánchez (Extremadura) — 

José Miguel Senso alza la vista desde el cerro del castillo almohade de Montánchez. La mirada se pierde en la panorámica de 360 grados de la campiña extremeña en la que destaca el perfil, a lo lejos, de Cáceres y Trujillo. Este paisaje, recuerda, iba a estar repleto de aerogeneradores. Pero este municipio de casi 1.500 habitantes consiguió tumbar el megaproyecto eólico por la vía judicial. Y sus vecinos le han dado la vuelta al conflicto sin renunciar al modelo energético renovable: han creado una comunidad para instalar fotovoltaica sobre los tejados de los edificios públicos.

En Montánchez, más o menos, todos se conocen. Pero el de Senso es uno de los rostros más famosos del pueblo y se nota: se pasa la mañana repartiendo saludos. Él es uno de los que encabezó la lucha contra los aerogeneradores y también de la nueva comunidad de energía. Ahora es vocal del consejo rector de la cooperativa, la fórmula elegida por las familias.


“Queremos producir y consumir energía renovable para recobrar el control sobre este bien básico y ser una alternativa a las grandes eléctricas”, subrayan Lorena Torres y Publio Galán, vicepresidenta y el asesor jurídico voluntario de En Verde, el colectivo que acompaña el proceso emprendido por las vecinas y los vecinos de Montánchez.

Elegir una de esas comunidades energéticas en un territorio como este significa, además, dar un revolcón al destino que les tenía reservado un modelo que genera mucha resistencia en la España menos poblada, por su impacto en el territorio y las pocas ventajas que genera para sus habitantes.

Según los últimos datos de Red Eléctrica, la producción de electricidad de Extremadura (26.251 GWh) supera en más del 560% su demanda, es decir, esta comunidad autónoma solo consume el 19% de la energía que produce. “Si hay un sector en el que se manifiesta de forma más palmaria la condición de Extremadura como colonia interior es el de la energía. Los recursos propios de la comunidad son explotados, pero no repercuten en la comunidad”, escribe Manuel Cañada en El libro del agua. Así secan Extremadura.

La contestación social, vehiculada a través de la plataforma cívica Sierra de Montánchez Natura, resultó clave para el desenlace final del megaproyecto energético. El 86% de los habitantes del municipio rechazó en 2019 los aerogeneradores en una consulta popular que al final definió la postura del consistorio. Tres años después, la Junta de Extremadura tumbó los cinco primeros postes, al considerar que causaban daños “permanentes e irreversibles”. Las fichas fueron cayendo una tras otra, dando al traste con un gran proyecto comarcal que desde Montánchez iba hasta la vecina localidad de Ibahernando, en forma de pequeños parques eólicos para aparentar un menor impacto.

“Era el mismo proyecto, pero fracturado en varios”, resume Senso, quien desvela cómo las diferentes empresas han intentado ganarse la confianza de la gente: “Nos ofrecieron una granja de cocodrilos y empleo para todos, después nos regalaban una comunidad energética. ¡Para eso la hacemos nosotros!”.

Su comunidad energética arrancará con una potencia total instalada de algo menos de 300 kilovatios. Se trata de placas solares repartidas en tres cubiertas públicas que el Ayuntamiento sacará a concurso en los próximos días. “Tenemos los estudios económicos y toda la información suficiente para aprovechar las cubiertas municipales en favor de esa comunidad energética”, confirma Joaquim Plana, el alcalde.

LCastillo almohade de Montánchez, del siglo XII. Ayto. Montánchez

La contestación social, vehiculada a través de la plataforma cívica Sierra de Montánchez Natura, resultó clave para el desenlace final del megaproyecto energético. El 86% de los habitantes del municipio rechazó en 2019 los aerogeneradores en una consulta popular que al final definió la postura del consistorio. Tres años después, la Junta de Extremadura tumbó los cinco primeros postes, al considerar que causaban daños “permanentes e irreversibles”. Las fichas fueron cayendo una tras otra, dando al traste con un gran proyecto comarcal que desde Montánchez iba hasta la vecina localidad de Ibahernando, en forma de pequeños parques eólicos para aparentar un menor impacto.

“Era el mismo proyecto, pero fracturado en varios”, resume Senso, quien desvela cómo las diferentes empresas han intentado ganarse la confianza de la gente: “Nos ofrecieron una granja de cocodrilos y empleo para todos, después nos regalaban una comunidad energética. ¡Para eso la hacemos nosotros!”.

Su comunidad energética arrancará con una potencia total instalada de algo menos de 300 kilovatios. Se trata de placas solares repartidas en tres cubiertas públicas que el Ayuntamiento sacará a concurso en los próximos días. “Tenemos los estudios económicos y toda la información suficiente para aprovechar las cubiertas municipales en favor de esa comunidad energética”, confirma Joaquim Plana, el alcalde.

Las dos superficies mayores son el polideportivo y un teatro, con cerca de 100 kilovatios cada una, la máxima potencia permitida por instalación para las comunidades energéticas. La tercera es el centro médico. Más adelante podrán sumarse nuevas localizaciones, en función del interés.as dos superficies mayores son el polideportivo y un teatro, con cerca de 100 kilovatios cada una, la máxima potencia permitida por instalación para las comunidades energéticas. La tercera es el centro médico. Más adelante podrán sumarse nuevas localizaciones, en función del interés (...)

Una tasa baja de homicidios y muy alta de gente en prisión: la realidad de España ante el populismo que pide más cárcel

 SANTIAGO F. REVIEJO  13/5/24

Expertos denuncian el penalismo mágico creciente que considera el endurecimiento del castigo como la única solución a los problemas sociales y económicos que están detrás de la comisión de muchos delitos. 



Una tasa baja de homicidios y muy alta de gente en prisión

España está a la cola en tasa de homicidios, pero a la cabeza en el porcentaje de población en prisión y de tiempo medio de estancia entre rejas. Son datos contradictorios en uno de los países de Europa con las condenas más altas para muchos delitos contemplados en el Código Penal, que oculta el llamado penalismo mágico o populismo punitivo, la creencia cada vez más extendida de que a mayores penas de prisión, cuanto más gente encarcelada, más seguridad en la calle.

Jorge Elías Ollero, jurista de instituciones penitenciarias, mediador y ahora director del servicio de reinserción y justicia restaurativa en la Comunidad Foral de Navarra, es el creador del concepto penalismo mágico -variante jurídica del realismo mágico de la literatura latinoamericana-, sobre el que ha escrito un libro donde lo define de esta manera: "Es un término que sirve para describir gráficamente una idea muy arraigada en nuestra sociedad: la creencia mítica en el poder del castigo para solucionar complejos problemas sociales y políticos".

España está a la cola en tasa de homicidios, pero a la cabeza en el porcentaje de población en prisión y de tiempo medio de estancia entre rejas. Son datos contradictorios en uno de los países de Europa con las condenas más altas para muchos delitos contemplados en el Código Penal, que oculta el llamado penalismo mágico o populismo punitivo, la creencia cada vez más extendida de que a mayores penas de prisión, cuanto más gente encarcelada, más seguridad en la calle.

Jorge Elías Ollero, jurista de instituciones penitenciarias, mediador y ahora director del servicio de reinserción y justicia restaurativa en la Comunidad Foral de Navarra, es el creador del concepto penalismo mágico -variante jurídica del realismo mágico de la literatura latinoamericana-, sobre el que ha escrito un libro donde lo define de esta manera: "Es un término que sirve para describir gráficamente una idea muy arraigada en nuestra sociedad: la creencia mítica en el poder del castigo para solucionar complejos problemas sociales y políticos".

El magistrado Joaquim Bosch, miembro de la asociación Juezas y Jueces para la Democracia, calificó como muy acertado ese concepto en un artículo en el cual advirtió lo siguiente: "Ninguna democracia avanzada ha reducido sus niveles de delincuencia incrementando los castigos penales. Al contrario, los países con penas más severas, como EEUU, cuentan con porcentajes de criminalidad mucho más elevados que los nuestros".

Los datos, las estadísticas oficiales, describen un panorama muy diferente al que pintan quienes desde altavoces políticos, mediáticos y sociales claman por penas mayores, por más años de cárcel para quienes cometen delitos, un clamor que suele agudizarse cuando un asesinato particularmente escabroso conmociona a la sociedad.

La tasa de homicidios en España, según el Estudio Global de la ONU sobre Homicidios, se situó en el año 2021 en 0,61 crímenes por cada 100.000 habitantes , muy por debajo de los 2,2 de la media de Europa, el continente con las cifras más bajas del mundo. Nuestro país registra, además, el menor índice homicida entre los principales países europeos, por detrás de Italia, que está en 0,51.

Sin embargo, la tasa de población reclusa de España es de las más altas de Europa, con 117 presos por cada 100.000 habitantes, según la base de datos del World Prison Brief, entidad adscrita a la Universidad de Londres. Ese índice se encuentra bastante por encima de los 90 de Bélgica, 54 de Noruega, 60 de Países Bajos, 89 de Italia, 73 de Suecia, 72 de Alemania, 51 de Finlandia, 102 de Grecia y 111 de Portugal. Únicamente Francia, con 119, Reino Unido y Gales, con 133, y países del Este como Polonia, Lituania o Moldavia superan el porcentaje español de personas encarceladas.

A eso se añade que el promedio de tiempo que pasan los presos en las cárceles españolas es también de los más altos del continente, de acuerdo con el informe anual que publica el Consejo de Europa. En el que publicó en 2021, nuestro país figuraba en la quinta posición, con una media de estancia de 20,2 meses en prisión, una media solamente superada por tres países del Este, Rumanía, Moldavia y República Checa, y por Portugal.

La estadística reunida por Epdata con datos del Ministerio del Interior refleja, igualmente, que el número de asesinatos se ha reducido en España en una década, entre 2012 y 2022: de algo más de 350 casos en el cuarto trimestre del primer año a estar por debajo de esa cifra en el último. Y lo mismo ha ocurrido con los robos con violencia, que descendieron de los cerca de 100.000 a algo más de 60.000 en el mismo periodo analizado.

Las capas económicas bajas llenan las prisiones

El libro de Jorge Ollero sobre el penalismo mágico, publicado en 2021, también recoge datos que constatan el gran aumento de la población penitenciaria en España, multiplicada por ocho desde 1975, año del fallecimiento del dictador Francisco Franco: se pasó de 10.000 personas presas a 75.000 en 2010. Según este jurista penitenciario, la reforma del Código Penal en 1995, el último año de Felipe González como presidente del gobierno, supuso un punto de inflexión con un notable incremento de las penas. Fue, dice a Público, la antesala del populismo punitivo que luego se recrudecería con José María Aznar al frente del ejecutivo.

"Esto es lo que ha hecho -explica Jorge Ollero- que en las prisiones españolas haya mucha gente cumpliendo condenas muy largas por delitos no muy graves. Tenemos el mayor grupo de reclusos por delitos contra el patrimonio -robos y estafas-, en su mayoría de clase socioeconómica baja que delinque por carencias materiales. Y el siguiente grupo mayoritario es el de los que cometen delitos contra la salud pública -tráfico de drogas-, que también sufren unas condiciones de vida difíciles. Vemos entonces que se castiga ante todo la pobreza, los delitos de base económica".

Pero meter mucha gente en prisión no soluciona el problema, según Ollero, que ha trabajado varios años en prisiones. Y no lo solventa, entre otras razones, porque faltan recursos para atender a tanta población interna, argumenta. Falta personal de tratamiento (psicólogos, educadores, trabajadores sociales) y sanitario en las prisiones, algunas de las cuales carecen ya de médicos y tienen que recurrir a servicios externos. "Más recursos y menos reclusos, era el lema de una campaña de Enlace -Federación andaluza de atención a las adicciones-, que es muy acertado", señala.

El penalismo mágico, a juicio del creador de este concepto, la veneración por el castigo como si fuera una varita mágica que todo lo arregla, va en la dirección contraria a la solución del problema que se pretende subsanar. "Una política pública basada únicamente en el Código Penal -advierte- no funciona. El camino es más cuidados, más justicia social, y menos castigos. España es uno de los estados con más desigualdad y con menos políticas sociales. Tenemos una ratio de un psiquiatra por cada mil habitantes, mientras que en otros países de Europa tienen 18. Tenemos una tasa de pobreza del 26% de la población, nuestro gasto en educación es el sexto más bajo de la UE. Todo va sumando. Pero si nos igualásemos en inversión en sanidad, educación, dependencia, gastaríamos menos en castigos." (...)