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“Falta valentía y se camufla el determinante tema de la Deuda hablando de reestructuraciones o auditorías”
Resumen Latinoamericano / Insurgente.org /diciembre 2014.- Entrevista realizada a la luchadora y activista internacionalista del Estado Español, Angeles Maestro.-
¿Asistimos a un reflujo de la movilización social pese a que las condiciones económicas son muy duras para los trabajadores?¿A qué se debe?
Efectivamente ha habido una disminución importante de la movilización obrera y popular. Las causas son complejas.
Por un lado, está la brutal ofensiva de clase llevada a cabo por la burguesía y sus gobiernos. Todos ellos, en la UE y en el Estado español, e independientemente de su color político, han ejecutado políticas que han arrasado los derechos laborales. La situación en la que viven la inmensa mayoría de lxs trabajadorxs es de casi esclavitud. No existe protección sindical. Quien se arriesga a cualquier tipo de movilización es despedido.
Quien tiene un trabajo relativamente digno, tiene miedo a perderlo y la inmensa mayoría de trabajadores precarios no tiene posibilidad alguna de lucha.
Por otro, si las clases dominantes lo han podido hacer es porque tenían a la clase obrera maniatada. Por ello las desmovilización es también el resultado de la inmensa derrota de clase perpetrada desde la Transición con la colaboración necesaria de las cúpulas sindicales de CC.OO. y UGT que, no solamente han pactado o aceptado sin lucha suficiente durante décadas las privatizaciones, contrarreformas laborales, de las pensiones o la doble escala salarial, sino que – como es evidente – actúan como instrumentos de la burguesía para debilitar o desnaturalizar la movilización social.
Un buen ejemplo es el invento de la “Cumbre Social” (PSOE, IU, CC.OO., UGT, y organizaciones satélites) definitivamente desacreditado por las Marchas de la Dignidad. Con él intentaron embaucar a las gentes reivindicando la “Europa Social”, los “aspectos sociales” de la Constitución española o la vuelta al “Estado del Bienestar”[1], a pesar de la evidencia de que quien impone la aniquilación de derechos y servicios sociales es la UE, a través del Pago de la Deuda y del engranaje del Euro.
El gran reto que tiene necesariamente que afrontar la clase obrera – y que incluye al sindicalismo alternativo – no es sólo acabar con un sindicalismo pactista y que ha traicionado a su clase. Nuevas formas de organización y de lucha son imprescindibles para luchar contra una patronal que actúa impunemente para imponer condiciones de trabajo cada vez más cercanas a la esclavitud.
En situaciones de precariedad, como las que vive la inmensa mayoría de la clase obrera, no hay otra alternativa que actuar desde fuera de la empresa, buscando formas de solidaridad que permitan ejercer la presión necesaria para ganar las luchas. El lema “hoy por ti, mañana por mi” puede engendrar instrumentos de organización y de actuación eficaces, que permitan volver a la construcción de la identidad de clase en una situación de proletarización masiva.
El barrio, como lugar de encuentro y organización, puede ser el gran laboratorio en el que se engendren estructuras que aseguren la continuidad de la organización, la unificación de las luchas y la necesaria acumulación de fuerzas para enfrentar las duras batallas que se avecinan. La construcción del poder popular es condición indispensable para acabar – no con la “casta” sino con el sistema – y construir la única alternativa real al capitalismo: el socialismo.
Fuiste una de las protagonistas en la lucha contra la privatización de la sanidad en Madrid. ¿en qué punto se encuentra esa lucha?
La lucha contra la privatización de la sanidad continúa aunque está seriamente afectada por la falsa valoración trasladada a la opinión pública por la “Marea Blanca”y otros sectores sanitarios de que la suspensión judicial de una pequeña porción de la privatización era la paralización de todo el proceso. Esa percepción fue sostenida por todos los grandes medios de comunicación en la medida que servía para desmovilizar a la gente.
También el combate por la sanidad pública está debilitado – como otras luchas sociales – por la percepción instalada en muchos sectores populares de que votando a Podemos y quitando al PP y al PSOE de los Gobiernos, se resuelven los problemas.
Red Roja no se presentó como tal, ni apoyó a organización alguna en las últimas elecciones europeas, ¿por qué?.
En las últimas elecciones europeas Red Roja fue invitada a sumarse a una candidatura que reeditara lo que fue en 2009 Iniciativa Internacionalista (II-SP). Nosotrxs hacemos una valoración enormemente positiva de lo que supuso II-SP y de su logro fundamental: hacer visible la necesaria relación entre las izquierdas independentistas y la izquierda revolucionaria en el Estado español.
Eso fue tan importante que sus resultados – la necesidad de coordinar políticas frente al enemigo común, el régimen de la Transición – siguen vigentes.
Pero los cinco años transcurridos han sido determinantes y las cosas han cambiado. Ahora es imposible que la izquierda coherente de cualquier nacionalidad o estado de la UE – precisamente en unas elecciones europeas – no plantee en su programa el No Pago de la Deuda – tanto en su ámbito de actuación, como para el resto de los pueblos de la UE.
Entendimos que la falta de valentía de camuflar el determinante tema de la Deuda hablando de reestructuraciones o auditorías – exactamente igual que planteó IU o Podemos – , era inaceptable y suponía desaprovechar la gran ocasión de empezar a poner las bases de un nuevo internacionalismo como bandera política común de los pueblos de Europa.
Esa posición, afortunadamente, fue compartida por otras organizaciones como primero, Endavant, y luego por las CUP, Nos UP, Izquierda Castellana, etc.
Es obligado referirnos al fenómeno Podemos y la ilusión que ha generado en ciertos sectores progresistas su sola aparición. ¿Qué valoración hace RR?¿Qué recorrido le ves?
Podemos es, entre otras cosas, la expresión político-electoral del agotamiento de una IU que, a pesar de las cabriolas políticas de los últimos tiempos hablando de “procesos constituyentes” y otros movimientos “desde abajo”, ha demostrado desde hace años su incapacidad para abanderar cualquier proceso de ruptura creíble con el engranaje de poder que ahora es percibido por las masas como un lastre. El peso de la traición del PCE en la Transición, la inquebrantable alianza de la Coalición con el aparato de CC.OO. – ni siquiera rota tras su complicidad fáctica con las contrarreformas del PSOE y del PP – su sistemático alineamiento con la aberración antidemocrática de las políticas “antiterroristas” y su colaboración en políticas privatizadoras y de especulación urbanística – corrupción incluida – de la que es botón de muestra su voto en el Ayuntamiento de Madrid apoyando la recalificación de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, la incapacitan para ser considerada como izquierda coherente.
IU, ante la presión del poder, siempre se ha situado en lo “políticamente correcto” y en la práctica ha demostrado que su estrategia real era intentar gobernar con el PSOE a toda costa. El resultado es que buena parte de su electorado ha considerado que es “más de lo mismo” y por lo tanto incapaz de servir para echar a los responsables de tanto desastre.
El voto masivo a Podemos – y el que probablemente reciban otras formaciones como la que lidera Ada Colau u otras – es la manifestación de la apuesta política de las luchas sociales: conquistar el poder político a través de las urnas para echar a “la casta” al basurero de la historia. Ese es el objetivo común fundamental de quiénes les votaron y les votarán y para ello poco importa el programa.
Ese voto representa la desesperación de mucha gente ante la ausencia de futuro, sobre todo de la juventud, y el hartazgo de sectores populares ante la corrupción político-empresarial generalizada de quienes les niegan lo más indispensable para vivir.
Tras la potente movilización que supuso el 15M en gran parte del Estado, que sin programa político claro exigía a los gobernantes que escucharan al pueblo, las Marchas de la Dignidad encarnaron un ascenso en el nivel de lucha y de organización que apuntaba un programa de ruptura – el No al Pago de la Deuda – y que exigía a los gobiernos de la Troika que se fueran. Los cerca de dos millones de personas de todos los puntos del Estado que abarrotaron las calles de Madrid el 22 de marzo no fueron suficientes para echarles. Aunque se dio un importante paso que señala el camino para la construcción unitaria de poder popular en muchos barrios y pueblos, la percepción en la calle fue, una vez más, de impotencia.
El asunto central es que no es suficiente echarles con el voto.
¿Qué suponen y qué futuro tienen las Marchas de la Dignidad?
Las Marchas están demostrando que:
· Frente al descrédito de CC.OO. y UGT y su débil capacidad de convocatoria – alimentada cada día por la infamia del Pacto Social, ahora mismo negociando con el Gobierno del PP las migajas de los 400 euros para 300.000 paradxs – las Marchas se erigen como potente marco unitario de la movilización social.
· Su capacidad de convocatoria pasa por encima del tsunami electoral y que son capaces de articular el instinto de una parte importante del pueblo trabajador que sabe que sin lucha y sin fuerza organizada no somos capaces de acabar con el poder que nos aniquila.
· Son capaces de ser más coherentes que ninguna opción electoral al unir demandas sociales como el trabajo digno, la vivienda y los servicios públicos con un contenido político de ruptura con la UE como es la exigencia de No Pagar la Deuda.
· Han conseguido levantar estructuras territoriales en todas las nacionalidades y regiones del Estado, de las que forma parte la gran mayoría del sindicalismo alternativo, incluyendo, por ejemplo a CNT.
En su última reunión estatal del 13 de diciembre, las Marchas han dado un paso muy importante, respaldadas por el éxito de las últimas movilizaciones. Han decidido convocar nuevamente movilizaciones desde todos los territorios del Estado en Madrid el 21 de marzo, con formatos nuevos – aún por decidir.
También se ha decidido, en todo el proceso de movilizaciones, prepara la convocatoria de una Huelga General (laboral, social y de consumo) el 22 de octubre.
Una Comisión entablará contactos a nivel europeo para impulsar movilizaciones conjuntas contra el pago de la deuda y contra los paraísos fiscales.
Así mismo, entre otros acuerdos, las Marchas respaldarán las movilizaciones que se convoquen contra las Maniobras de la OTAN en octubre de 2015 y por la salida de la Alianza Atlántica y el desmantelamiento de las Bases.
Estos importantes acuerdos abren el camino que ya se está recorriendo en los diferentes territorios para que la creación de los Comités de las Marchas vayan configurándose, con ese programa político y mediante un esfuerzo permanente por la unificación de las luchas, como estructuras de poder popular.
¿Qué decir entonces a los que insisten en hacer una gran coalición que derrote al PP?
El lema de “todos contra el PP” – que ha sido el que han sostenido el PSOE e IU, con sus satélites ( leánse las Mareas y la Cumbre Social) – está siendo barrido en el terreno electoral por Podemos, que les incluye en la “casta”.
El fenómeno Podemos les está pasando por encima expresando el descrédito que han venido acumulando con sus políticas en gobiernos municipales y autonómicos y con su corrupción correspondiente.
El tema central que es preciso explicar incansablemente a la gente es que los cambios en el poder político electoral no afectan esencialmente a la médula del poder real. A medida que las encuestas reflejan el ascenso electoral de Podemos, sus cambios programáticos, cada vez más acomodaticios con el Poder, dan idea de lo que puede suceder si es que llegan a gobernar.
Ganar unas elecciones no es sinónimo de tener el Poder, ni mucho menos. Tampoco una victoria electoral supone modificaciones de fondo en la correlación de fuerzas que, para que se consolide, requiere de avances decisivos en el nivel de organización del pueblo. Y éstos, con la extensión suficiente, aún no se han producido.
Ante el riesgo de estos cambios pudieran dar lugar a políticas contrarias a los intereses de las clases dominantes – más insoportables aún en tiempos de crisis en las que el margen de maniobra de los gobiernos es casi inexistente – las oligarquías del Estado y de la UE tienen dos opciones preventivas. O bien desnaturalizar y domesticar a los nuevos dirigentes, vía sobornos o amenazas de todo tipo, o bien impedir que lleguen al poder mediante gobiernos de coalición, de tecnócratas o directamente por medio de un golpe de Estado.
Acerca de las denuncias de corrupción quiero hacer varias advertencias que me parecen fundamentales:
1. Todas las denuncias, sin excepción, parten de las estructuras de poder y responden a luchas internas entre las diferentes fracciones de la burguesía y del poder político, que se esgrimen como arma arrojadiza y que son expresión, tanto del grado de descomposición del Estado, como de la debilidad interna de las clases dominantes.
2. Las acusaciones de corrupción del estamento político realizadas por Podemos esconden la gran corrupción de las grandes empresas y los bancos, consustancial al capitalismo que no podría subsistir sin el sometimiento generalizado de los aparatos del Estado a sus intereses.
3. Esa ocultación no es casual y conlleva consecuencias gravísimas. Permite instalar en la conciencia de la gente la idea de que cambiando las caras de los políticos se resuelve el problema, escamoteando la necesidad ineludible de destruir las bases del poder real.
4. Uno de los riesgos más grandes de las nuevas experiencias político-electorales es creer que la historia empieza con ellas y que su inocencia – asegurada en cuanto que no han tocado poder – es un talismán imperecedero. El poder va a utilizar todas sus armas – y lo de “armas” incluye todo – para impedir que se amenacen sus riquezas y privilegios. La memoria de nuestra historia como clase obrera y como pueblos es indispensable. En la Transición y posteriormente, muchos líderes políticos y sindicales, con años de cárcel a sus espaldas, o se corrompieron, o no fueron capaces de impedir que los intereses de las clases dominantes se impusieran. El resultado más dramático no fue sólo la victoria de los enemigos de clase, sino la destrucción de las organizaciones a las que representaban.
5. Por lo tanto, ¿quién asegura que la capacidad de corrupción del poder hacia dirigentes concretos de Podemos u otros, no se ejerza y triunfe, cómo ha sucedido hasta ahora?. ¿La pregunta imprescindible es: ¿Cómo vamos a impedir que esa triste historia se reproduzca? Los y las que traicionaron a su clase y a sus pueblos también eran jóvenes y también representaban “el cambio” y “la transformación social”.
En el último documento político de RR se insiste en que la única opción es la salida de la UE y del euro, y el No Pago de la Deuda. Los defensores del régimen, y algunos que se venden a sí mismos como “antisistema”, dicen, en cambio, que eso sería un desastre para la economía y que no es realista….
La respuesta a todos ellos el que lo que no es realista, lo que es una estafa política es decir que se van a parar los recortes, las privatizaciones o que se van a revertir las reformas laborales sin negarse al pago de la Deuda.
Lo que ya sabe la gente es que la deuda pública, que ya es mayor que el PIB y que alcanza el billón de euros, se ha construido mediante la transferencia masiva de dinero público a la banca y a las grandes empresas. Lo que se oculta es que, no sólo la reforma del artículo 135 de la Constitución, sino el Tratado de Estabilidad de la Eurozona y las leyes que lo desarrollan como la Ley Orgánica 2/2012 imponen férreamente a cualquier Gobierno, del Estado, de las CC.AA. Y de los Ayuntamientos políticas de reducción del déficit y de la deuda incompatibles con el mantenimiento de servicios y de empleo público.
Remito al Informe que realizó Red Roja al respecto[1].
Las piruetas programáticas de IU, Podemos, Ganemos y de cualquier opción electoral hablando de “auditorías”, “reestructuraciones de la Deuda” o cualquier otra denominación son fraudes que esconden el miedo a decir claramente la evidencia: no hay otra opción, para enfrentarse a los recortes, privatizaciones y destrucción de derechos laborales y sociales que negarse a pagar la Deuda y , por tanto, a salir de la UE y del Euro.
Y que, para ello, no es suficiente ganar electoralmente un Gobierno, al nivel que sea. Lo decisivo es construir el poder popular capaz de respaldar a ese Gobierno – si enfrenta las decisiones correspondientes, y que ello requiere erigir esos planteamientos como reivindicación política a nivel, no sólo del Estado español, sino cómo plantean la Marchas de la Dignidad, construir un movimiento internacionalista a escala europea.
Estamos, como casi siempre, ante la tesitura conocida de “reforma o revolución”, pero parece imposible desarrollar la segunda sin un número grande de revolucionarios…
El asunto hoy, no es si somos más o menos revolucionarios. Es si el análisis concreto de la situación de las clases dominantes en el poder es sostenible o no frente a las necesidades vitales y acuciantes de la gente. Y, en ese marco, que objetivamente, es de una gran debilidad e inestabilidad del poder establecido – que es en su conjunto el Régimen de la Transición – el asunto central es cómo las organizaciones revolucionarias son capaces, en el seno del movimiento popular de plantear políticas que trasciendan los límites de las opciones electorales.
Para ello, como plantea Red Roja, se trata de acompañar el proceso de toma de conciencia de la gente, que inevitablemente va a comprobar que – si bien es necesario acabar electoralmente con quienes representan el poder político y sindical surgido de la Transición – para cumplir sus objetivos, incluso los más elementales de luchar contra los “recortes”, es preciso enfrentar a toda la estructura de poder.
El tema central pues, no es la cantidad de revolucionarios. Como se ha demostrado en otros procesos históricos, el tema central es en qué medida la línea revolucionaria – en momentos de crisis aguda del sistema como los actuales – es capaz de analizar rigurosamente las contradicciones del la estructura de poder e ir interpretando y representando el sentimiento de la gente.
Cuando Red Roja habla de “línea revolucionaria” no se está autoatribuyendo el papel de “vanguardia esclarecida de la revolución”.
Está planteando, por un lado la necesidad ineludible del trabajo en el movimiento obrero y popular – en cada barrio y en cada pueblo – con el objetivo de construir la acumulación de fuerzas y la organización capaz de enfrentar la inevitable confrontación de clase que se avecina. Para ello, como he dicho, el trabajo en el seno de las Marchas de la Dignidad es clave para la construcción de estructuras unitarias que puedan ser germen de organizaciones de poder popular.
Por otro llama, y en eso estamos trabajando seriamente, a la confluencia entre las organizaciones revolucionarias – incluidas las izquierdas independentistas de las nacionalidades – para articular formas eficaces de lucha contra el enemigo común: el Régimen de la Transición, la UE y la OTAN. Todo ello, asumiendo el Derecho delos Pueblos el Estado español a su Autodeterminación, incluida su independencia.
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