Lubitz se quedó solo en la cabina porque el sistema así lo había programado.
Múltiples dirigentes con pocos escrúpulos también preparan el camino para maniobrar a sus anchas sin ceder a los requerimientos de quienes aporrean la puerta para tratar de evitar la catástrofe.
Personas a las que no encargarías ni el cuidado de tu mascota están al mando de materias muy sensibles para nuestra vida.
Rosa María Artal 30/3/2015 Múltiples dirigentes con pocos escrúpulos también preparan el camino para maniobrar a sus anchas sin ceder a los requerimientos de quienes aporrean la puerta para tratar de evitar la catástrofe.
Personas a las que no encargarías ni el cuidado de tu mascota están al mando de materias muy sensibles para nuestra vida.
http://www.eldiario.es/zonacritica/riesgo-saber-manos_6_372072813.html
Gran parte de la sociedad vive con pasión las
circunstancias que rodeaban la vida del copiloto del desgraciado vuelo
de la Germanwings que acabó estrellado en Los Alpes con 150 personas a
bordo. Siguen sus partes médicos, sus medicaciones, cada palabra y gesto
previos del presunto autor de la tragedia. ¿En qué manos estaban los
pasajeros y tripulación de aquel aparato? ¿Por qué no funcionaron los
controles y alarmas?, se dice.
Todos los días
delegamos en otros responsabilidades de todo tipo, fundamentales y más
livianas. Como tiene que ser. No podemos pilotar personalmente el avión
que nos conduce a nuestro destino, operarnos a nosotros mismos o
construir las aceras por las que pisamos. Cada miembro de una sociedad
cumple su papel en el engranaje del que forma parte para el mejor
funcionamiento del conjunto (o así debiera ser). Lo deseable es que los
distintos cometidos sean llevados a cabo por personas idóneas y que en
temas esenciales existan unas ciertas garantías de que se controlarán
–en la medida de lo posible- sus desviaciones.
La sociedad actual obvia que también entrega sus
destinos y los de todo un país a personas que pueden destruirles y que
habían dado señales de alarma. Incluir a quienes pilotan los gobiernos
en el mismo segmento que a Andreas Lubitz sentado, solo, en la cabina
del Airbus A320, les hará gritar irritados: ¿Cómo te atreves a decir eso?
La comparación no es tan descaminada. O, al menos, podemos utilizarla
de metáfora para visualizar la importancia de saber a qué manos
entregamos asuntos que nos afectan de forma significativa.
La soberanía nacional reside en el pueblo, según la Constitución española - que lo estampa en cabecera-
y todas las democráticas. Pero, como en principio, no cabemos todos
presencialmente en los hemiciclos de las Cortes, elegimos a nuestros
representantes. Y así son ellos los que gobiernan y legislan por
nosotros. Les damos la llave de la Caja fuerte, de nuestros derechos y
libertades, de la programación de nuestro desarrollo como Estado. De la
sanidad, la educación, y múltiples servicios. Damos por hecho que se
encargarán de mantener la separación de poderes y, por tanto, el libre
ejercicio de la Justicia. Ellos llevan las riendas.
Y hemos visto y comprobado que muchos más de los admisibles meten la
mano en la Caja, ponen cortapisas a la justicia, y recortan valores
fundamentales que constituían nuestro sistema de vida. Robar dinero
público, de los ciudadanos a los que se representa o mentirles sin
descanso, no es propio de seres fiables. Personas a las que no
encargarías ni el cuidado de tu mascota, están al mando de materias muy
sensibles para nuestra vida. Porque tampoco estamos exentos de
obsesiones e incluso rasgos psicopáticos palpables en algunos gestores.
Pistas dan.
Es raro que los políticos no hayan
mostrado tendencias de cómo van a comportarse en el poder máximo.
Vayamos al caso del actual gobierno español. Una amiga mía argumentó
para votar al PP de Mariano Rajoy en 2011 que “había que darle una
oportunidad”. Al Sr. de los Hilillos del Prestige. Y se la dio, y él
cumplió según lo previsto y con creces.
La candidata
a la alcaldía por Madrid de este partido es modelo paradigmático.
Aupada a altas responsabilidades políticas por el Tamayazo, atravesada su trayectoria por tramas sonoras como Gürtel, Púnica, Fundescam –por citar solo lo más relevante -,
colaboradores de su elección imputados, tampoco engaña a nadie que no
tenga la voluntad decidida de dejarse engañar. Apenas un par de
periodistas que se hayan enfrentando a ella en actitud crítica ha
sobrevivido en su puesto. Y que se permitiera amenazar a un medio y
ordenar a quién tenían que incluir en sus programas y a quién no, no
pasa en ninguna sociedad seria. Su partido no la hubiera presentado y
los medios no la llamarían. Si esta mujer llega de nuevo a puestos de
mando ¿puede ser una sorpresa lo que haga?
El
periodismo se ha convertido en una actividad de riesgo en España (si no
se tiene independencia de los poderes para practicarlo). Pero también el
ejercicio de la ciudadanía, la simple protesta, con las leyes
habilitadas y en vigor ahora mismo. De nuevo vuelve a ser difícil
informar y opinar: la razia practicada desde hace tiempo e intensificada
en los últimos días, deja poco lugar a la suposición. Son hechos.
Consumados.
Así que sentados en nuestras butacas,
escuchamos cómo se recupera la economía, aunque nuestra renta per capita
haya descendido desde el inicio de la crisis y el PIB se alimente de
las ricas ganancias de la prostitución. Me perdonarán la brutalidad de
las palabras, pero joder cobrando y pagando forma
parte oficialmente de la riqueza nacional española desde Octubre, y así
luce el Producto Interior Bruto tan robusto. Baremo no obligatorio –como
argumentan-, puesto que el PSOE anuncia que, de llegar al gobierno, lo excluiría al
igual que Francia, por ejemplo. Y seguiremos oyendo cómo se crean
empleos… basura que no dan para vivir. Y cómo crece la pobreza infantil
dejando graves secuelas. Y todas esas cosas tan feas que a los amantes
del Progreso-PP no les gusta que digamos.
Y el
letrero de “abróchense los cinturones” y no se muevan, ni opinen, cada
vez está más tiempo encendido. Los recursos de anticonstitucionalidad
son tan lentos y tan sembrados ya de condicionantes, que ocasionan
muchas dudas sobre su eficacia.
Lubitz se quedó
solo en la cabina porque el sistema así lo había programado –en la
irracionalidad de sus miedos, casualmente-. Múltiples dirigentes con
pocos escrúpulos también preparan el camino para maniobrar a sus anchas
sin ceder a los requerimientos de quienes aporrean la puerta para tratar
de evitar la catástrofe. La diferencia, en el caso del vuelo de la
Germanwings, entre estar en manos de quien se encontraba dentro o del
que se esforzaba fuera por entrar marca la distancia entre la vida y la
muerte.
Cuando las turbulencias son tan intensas y
nos ensordecen los bombardeos de gritos, olvidamos que hay personas
honestas dispuestas a detener la caída y sentarse a pilotar de otra
manera, pensando en el bien común. Afortunadamente no somos un pasaje
secuestrado, tenemos voz –aún con riesgos- y la capacidad de votar.
Una semana aciaga donde las haya. Aprobando leyes y códigos mordaza
que nos retrotraen a los tiempos más aciagos de nuestra historia;
acrecentando la política de tapar bocas, no de limpiar nada. Y sin
embargo se abrían luces entre la niebla, gente decente que entra en
política hablando de ética, justicia y dignidad como valores
irrenunciables. Programas informativos como éste de la Cadena SER nos reconcilian con la política.
¿Sabemos todos en qué manos estamos? ¿Son seguras para nuestro presente
y futuro y cuanto nos importa? Conviene ser conscientes de a quién y
porqué se entregan los mandos.
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