Vicenç Navarro: Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad 
Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada. Universidad de 
Barcelona. 11/6/2015 
http://blogs.publico.es/dominiopublico/13638/la-canallada-que-le-estan-haciendo-a-syriza-en-grecia/
La versión más común que aparece en los mayores medios de información
 en España –cuyo sesgo conservador y/o neoliberal excluye cualquier 
versión diferente y crítica que la que promueve la sabiduría 
convencional- es que lo que está ocurriendo en las negociaciones de 
Grecia con los acreedores para renegociar el pago de su deuda pública es
 el estancamiento de tales negociaciones, que se atribuye a la 
incompetencia y bisoñez del gobierno Syriza en Grecia, que aparece con 
toda claridad en el comportamiento de su Ministro de Finanzas, el Sr. 
Yanis Varoufakis, al cual se le presenta como un payaso narcisista, 
bastante pomposo y arrogante, que desconoce el arte de la diplomacia, y 
que ha estado irritando a los otros Ministros de Economía y/o Finanzas 
del Eurogrupo, dándoles lecciones de economía. Vean la discusión del 
caso griego en el programa “Classe d’economia” (Clase de economía) de la
 televisión pública catalana TV3, monopolizado por el ultraneoliberal 
Sr. Sala i Martín, y verán lo que les digo. El “economista de la casa” 
(como le llaman en la televisión pública, pagada por todos los 
catalanes) reproduce, como hace siempre, la visión neoliberal de los 
hechos, promoviendo ideología neoliberal que pomposamente presenta como 
ciencia económica.
Como he indicado en otros artículos, el establishment neoliberal (que
 domina el Eurogrupo y las instituciones negociadoras de la deuda, tales
 como el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el FMI, claramente
 influenciadas por el capital financiero y por el partido conservador de
 la Sra. Merkel en Alemania) (ver “Los establishments políticos y 
financieros europeos quieren terminar con Syriza”, Público, 
28.04.15), está intentando, por todos los medios, expulsar al partido 
Syriza del gobierno, a fin de recuperar el gobierno conservador 
anterior, conocido por su vasallaje a estas instituciones. Veamos los 
datos.
Lo que Syriza pide es lo que el gobierno alemán pidió antes
Miremos primero qué ocurrió cuando el Estado alemán estaba en una 
situación semejante a la que se encuentra el Estado griego hoy. Al 
terminar la II Guerra Mundial, el Estado alemán tenía una deuda pública 
enorme. Como perdedor de aquel conflicto, había sumado a la deuda 
pública (con la que financió su armamento) los fondos de recuperación 
por los daños causados a los vencedores. En realidad, un objetivo 
político de estos –los Aliados- era impedir que Alemania se recuperara y
 volviera a ser una amenaza militar e industrial. La Unión Soviética, el
 Reino Unido y EEUU, en el Tratado de Postdam (agosto de 1945), habían 
pactado destruir e incapacitar a la industria alemana, para que no 
pudiera dar pie a otro rearme alemán. Como resultado de ello, la 
producción de acero, de automóviles y de muchos otros componentes del 
sector industrial de la economía alemana descendió en picado. Los 
Aliados vieron así realizado su sueño: Alemania se convertiría en “un 
país predominantemente agrícola y pastoral” (como constaba en el 
tratado). 
El perdón de la deuda alemana
En 1946, sin embargo, la política de los Aliados cambió 
sustancialmente. Bajo la dirección del Ministro de Asuntos Exteriores 
del gobierno federal de EEUU, el Sr. James F. Byrnes, los vencedores de 
la II Guerra Mundial permitieron que Alemania se desarrollara sin 
cortapisas, ayudándola a que explotara su gran potencial, poniendo como 
condición que además de abandonar cualquier orientación bélica, se 
integrara de lleno en la Comunidad Europea. Como parte de esta cultura 
de ayuda y soporte, se le perdonó nada menos que la mitad de toda su 
deuda pública, facilitándole, además, el pago de la deuda restante, 
condicionando tal pago al crecimiento de la economía alemana. Se 
reconocía así que, a no ser que la economía alemana creciera, nunca 
podría pagar su deuda.
Como resultado de estas medidas, Alemania no solo se recuperó, sino 
que hoy es el Estado que está liderando la Eurozona. Y lo que, además de
 paradójico, es cruel, es que el gobierno alemán (que, por cierto, nunca
 pagó a Grecia las reparaciones debidas por su ocupación de aquel país, 
ocupación que, como he indicado en otro artículo, fue particularmente 
dañina y brutal (ver mi artículo “Los costes del nazismo alemán para 
Grecia y para España”, Público, 24.05.15), esté liderando las 
demandas de que el gobierno griego pague la totalidad de la deuda 
pública a costa de continuar los enormes sacrificios y recortes de gasto
 público que han llevado al pueblo griego a un enorme desastre humano. Y
 su mayor aliado en esta exigencia ha sido el gobierno del Partido 
Popular (y su Ministro de Economía y Competitividad, el Sr. Luis de 
Guindos), cuyo presidente, el Sr. Mariano Rajoy, lo es también de un 
partido fundado por personajes pertenecientes a la nomenclatura del 
Estado dictatorial, el cual fue producto de un golpe militar que fue 
exitoso debido al apoyo del gobierno nazi alemán y del fascista 
italiano. Las políticas impuestas por tal gobierno han dañado 
enormemente el bienestar de la población española.
¿Qué es lo que pide Syriza?
Lo que pide Syriza es que se permita crecer de nuevo a Grecia y que 
se le facilite el poder pagar la deuda (que alcanza el 180% del PIB), 
pues es obvio que, con las políticas actuales, es imposible hacerlo. La 
deuda pública griega (como está pasando también con la deuda pública 
española) continúa creciendo a pesar de que los recortes del gasto 
público en Grecia han alcanzado niveles nunca antes vistos en un país en
 tiempos de paz. Lejos de ser rígido, el gobierno Syriza ha aceptado 
gran número de elementos del tratado firmado entre la Troika (el BCE, la
 Comisión Europea y el FMI) y el gobierno griego anterior, tales como 
las privatizaciones, el establecimiento de superávits en sus cuentas 
públicas, la disminución de las posibilidades de jubilación en edad 
anterior a la legal, y una larga lista de cesiones, algunas en claro 
conflicto con su programa electoral. Pero esto no es suficiente para los
 establishments neoliberales, que exigen también una reducción notable 
de las pensiones y debilitar los convenios colectivos al máximo, 
deteriorando todavía más el mercado de trabajo, forzando a un descenso 
incluso mayor del que ya ocurrido con los salarios. Como bien ha 
indicado el Premio Nobel de Economía, el Sr. Joseph Stiglitz, tales 
exigencias son abusivas e injustificables (“Europe is Last Act”, Social Europe Journal,
 08.06.15). La argumentación de que las pensiones son excesivas ignora 
que la mayoría de las pensiones no lo son. Antes al contrario, son muy 
bajas. Y la exigencia de la Troika de que el Estado no financie parte de
 las pensiones es una demanda que entra en contradicción con una 
práctica generalizada de todos los países de la Eurozona, incluyendo 
Alemania, en las que el Estado contribuye a la Seguridad Social 
(”Drawing the Right Lessons from the Greek Pension Crisis”, Andrew Watt,
 08.06.15). Todas estas exigencias tienen un objetivo común, pues 
constituyen un ataque frontal a la clase trabajadora griega, realizado 
por el mundo del capital europeo y griego.
Y ahí está el quid de la cuestión. Es la lucha de clases sin cuartel,
 realizada victoriosamente por el capital hegemonizado por el capital 
financiero, en contra  de la clase trabajadora, que es el eje de las 
clases populares. Lo que le importa a la Troika y al gobierno Merkel no 
es un objetivo económico, sino político. En realidad, el gobierno Syriza
 ha tomado decisiones clave –como establecer una agencia tributaria 
independiente, intentar seriamente corregir el fraude fiscal masivo, 
cambiar la política fiscal altamente regresiva-, sin que esto cuente 
para nada. Lo que quieren es cargarse los instrumentos que las clases 
populares tienen en su defensa –Syriza y los sindicatos- para continuar 
dominando a Grecia. Esta es la realidad ocultada en los medios de 
información y persuasión neoliberales en España. Incluso dentro del FMI,
 su sección de investigación ha reconocido que las medidas de austeridad
 han sido contraproducentes, habiendo sido denunciadas por miembros del 
Consejo Ejecutivo de tal institución, que ha acusado al FMI de anteponer
 los intereses de los acreedores a los del país, es decir, Grecia. El 
representante de Brasil en tal Consejo lo dijo bien claro: “El rescate 
no ha sido el rescate a Grecia, sino a los acreedores que fueron las 
instituciones financieras europeas”, incluidas las alemanas. Y nada 
menos que el que fue uno de los directores del FMI, el Sr. Ashoka Mody, 
indicó recientemente que “deberíamos haber aprendido de lo que ha 
ocurrido en los últimos cinco años, que ha sido un gran error continuar 
insistiendo en las políticas de austeridad en un país que está en un 
ciclo deflacionario. Personas que han sufrido un accidente tienen que 
recuperase antes de exigírseles que corran una maratón”. Pero el poder 
del capital financiero es tal que continúan insistiendo e insistiendo, y
 lo hacen, como he repetido en varias ocasiones, a sabiendas y 
conociendo que estas medidas perjudicarán a Grecia, pues su objetivo no 
es económico sino político: controlar aquel país, recuperando su 
vasallaje. Así de claro.
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