El fuego arrasa la Sierra de Gata
¿Con la ayuda de los altos mandos del ejército, los bomberos y la guardia civil?
La verdadera historia del incendio más grande de España que nunca saldrá en los medios de comunicación - 12/8/2015
PLATAFORMA POPULAR DE AFECTADOS POR EL INCENDIO DE SIERRA DE GATA
http://elbinario.net/2015/08/12/lo-que-nadie-ha-contado-del-incendio-de-sierra-de-gata-extremadura/
El día 6 de agosto hacia las 11:30 am se produjo un incendio al lado
de la carretera, en una pinada a 200 metros de las piscinas naturales de
Acebo, en el corazón de la Sierra de Gata (Cáceres-España). Aunque se
está presuponiendo que fue provocado no suele suceder que un incendio
intencionado se produzca al lado de una carretera epicentro turístico de
las piscinas del pueblo. Mas bien parece el descuido de algún
transeúnte con una colilla. Según testigos presenciales vinieron dos
retenes de bomberos y en dos horas se apagó el fuego. Un retén se fue y
el otro, al parecer, se quedó sin agua y no fue a repostar. Hacia las
15 horas el fuego se había reproducido de nuevo, pero no había nadie
allí para controlarlo. Ese tiempo fue crucial para que el fuego se
extendiera de nuevo y ya fuera imposible pararlo. Llegaron los bomberos,
los helicópteros… primero tres, luego cinco… a las 19 horas llegaros tres
hidroaviones… pero ya era todo inútil.
El fuego subió montaña arriba arrasando todo lo que pillaba, cruzó el
río y siguió su camino imparable llegando hasta Salamanca. La guardia
civil dio orden de evacuar el pueblo de Acebo en la noche. Hubo gente
que se opuso y a más de uno le pusieron 1000 € de multa por negarse a
abandonar su pueblo.
En el río había un antiguo alojamiento rural, ahora casa privada con
gran peligro y la guardia civil invitó repetidamente a sus inquilinos a
desalojar. Mujeres y niñas fueron evacuadas. Pero los tres hombres de la
villa se negaron a irse; incluso con las llamas a menos de 200 metros y
bajo fuerte coacción verbal, los valerosos inquilinos del MOLINO
desobedecieron y la guardia Civil tuvo finalmente que irse asustada “sin
el deber cumplido”. Gracias a esas personas civiles y al retén de
bomberos forestales de Hoyos, que llegaron con un camión y allí se
plantaron, pudo ser salvado ese emblemático lugar, pionero en
Extremadura del turismo rural ecológico. Cuando el fuego empezó a quemar
el tejado de una de las casas del MOLINO y los bomberos se subieron a
apagarlo otros les decían: “Tener cuidado, que como os vea el
Coordinador todavía os expedienta”. Porque los bomberos forestales no
pueden apagar fuegos de casas. Esa cuadrilla valerosa, que ya habían
cumplido hacía más de 4 horas su turno siguieron durante horas luchando
contra las llamas, gracias al agua que los del MOLINO tenían en un
depósito y que canalizaron al camión de bomberos. Esos héroes anónimos
no recibirán una medalla ni un plus por su trabajo de horas extras. En
todo caso una bronca por no acatar el protocolo y no haberse ido a casa a
descansar.
En los dos días siguientes el fuego continuó hacia Villasbuenas de
Gata, pero el viento finalmente lo llevó hacia Perales, después Hoyos y
Cilleros arrasando todo lo que encontraba a su paso. Todos los vecinos
fueron evacuados, muchos de ellos de manera forzosa; siendo alojados en
Moraleja, un pueblo cercano de la llanura cacereña, donde todo el mundo
se solidarizó con los damnificados, recibiendo, comida, mantas,
alojamiento… de manera espontánea y local. En los pueblos todavía
permanecían un puñado de vecinos valerosos que se resistieron a
evacuarse, porque querían defender su lugar, como siempre y
tradicionalmente habían hecho. Mientras tanto brigadas de la UME (Unidad
Militar Emergencias), INFOEX y Tragsa, bomberos de ciudades próximas,
retenes rurales, hasta cinco o seis cuerpos diferentes coordinados
misteriosamente por un mando único, que pensamos brilló por su
incompetencia, la cual seguía echando leña al fuego. Escenas dantescas
de inmensas llamaradas a punto de comerse los pueblos en la noche, se
combinaban con un ingente despliegue de medios: 24 avionetas y
helicópteros, cerca de 80 vehículos terrestres y 549 personas, de los
que 211 eran militares venidos de media España parecían que trabajaban
de forma desorganizada en un territorio desconocido para ellos, donde
no había gente de los pueblos para indicarles los caminos, los atajos,
los puntos de aprovisionamiento de agua. A esto se sumaba una caterva de
despropósitos que solo se perciben cuando uno es testigo presencial de
los hechos, pero que nunca figuran en la historia oficial:
Suponemos que la dificultad del humo propiciaba que muchos pilotos no
fueran capaces de echar el agua sobre el fuego lo que indignaba a los
pocos vecinos que los veían.
Las órdenes absurdas desde la emisora (con testigos presenciales) que
mandaban a repostar de combustible a un helicóptero a Pino Franqueado a
50 km de distancia, teniendo una base en Hoyos a 5 km ¿Ignorancia?
¿Intereses económicos? Teniendo en cuenta que los helicópteros son de
una empresa privada que cobra por horas…
No entendemos por qué no se sustituyó el pelotón de la UME (ejército) que
venía desde Madrid con un camión nodriza (14.000 litros de agua) porque
se averió a medio camino. El resultado fue que en el gigantesco
incendio de aquella noche en Acebo (día 7) tan solo había un camión de
bomberos con ocho mil litros para repostar a tal vez una docena de
camiones operativos. Definitivamente nuestros pueblos echaron de menos
una mejor capacidad de gestión.
Una normativa absurda que impidió a los bomberos del ejército (UME)
detener el fuego en varias casas de Hoyos porque, según ellos, solo
tienen atribuciones para apagar incendios forestales. O estar un
dispositivo de la UME varias horas desplegados en Acebo el primer día
del incendio sin poder operar, porque ellos dependían del Ministerio de
Defensa, pero era el Ministerio del Interior quien tenía que dar la
orden.
Un cuadro de mandos desproporcionado en relación con los efectivos que
realmente hacen el trabajo. En la UME, por ejemplo había cuatro
sargentos para un pelotón de 22 bomberos. Eso sin contar la cantidad de
coordinadores sin experiencia o sin la visión del territorio (ingenieros
forestales, políticos burócratas y ejecutivos de empresas privadas…)
que en el Mando Único, situado en Perales del Puerto, coordinaban o, nos
preguntamos si no mejor dicho, descoordinaban las operaciones.
Una normativa absurda que compartimenta y dispersa las atribuciones en
diferentes organismos y que al final dificulta enormemente responder con
eficacia y diligencia ante catástrofes gigantescas como ésta. Porque, el
verdadero trabajo de todos los profesionales ante un incendio es
siempre el mismo: salvar todo lo que se pueda empezando por seres vivos y
casas y terminando por el monte.
¿Por qué razón el Retén contra Incendios de Hoyos fue enviado a Acebo
el sábado por la mañana a repasar lo ya apagado cuando aquí en Hoyos,
(terreno que ellos conocen a la perfección), comenzaba el fuego en el
Castañar, y tuvieron que irse contra su propia voluntad abandonando su
propio pueblo.?
Muchos de estos datos nos han sido transmitidos por los propios
operarios de bomberos, militares, gente profesional que hace un trabajo
arriesgado por sueldos ridículos, que a veces no llegan ni a los mil
euros, y que están quemados (nunca mejor dicho) de tener que aguantar la
incompetencia y descoordinación de sus mandos. Que cada uno haga su
examen de conciencia; sabemos que la verdad de las cosas no está sólo en
una manera de mirar lo que ha sucedido. Nosotros intentamos aportar
elementos para ese necesario examen, humildemente desde nuestra visión
de las cosas como afectados y pobladores que aman esta tierra.
Resultaba irónicamente gracioso que la guardia civil cortaba los accesos
a los pueblos hasta 48 horas después de haberse producido el incendio,
como en el caso de Acebo cuando ya no había peligro de transitar las
carreteras. Así que la gente, arriesgando su vida, venían a los pueblos a
ayudar, cruzando por caminos evitando los controles. La Guardia Civil
“obedeciendo órdenes” impedía el acceso a los vecinos que querían volver
a sus hogares para ayudar en lo que se pudiera, y tenían que
arriesgarse verdaderamente, atravesando kilómetros de pistas forestales
con troncos todavía ardiendo o atravesados en los caminos, para burlar
los controles de vigilancia.
En uno de esos viajes a través de este infierno unos vecinos pudieron
ver una escena dantesca, que resume magistralmente la situación global
que hemos vivido en este devastador incendio y en esta España en crisis:
al pie del camino de tierra, con todo arrasado de color negro-marrón,
un corral derruido con el tejado de chapa estrujado como un acordeón,
con docenas de ovejas (algunas heridas) inmóviles, pacientemente
esperando a que alguien las salve, les traiga agua o comida, sin
quejarse, teniendo el río a doscientos metros… A veces nos preguntamos
si nos pasa esto también a los humanos que no nos revelamos ante leyes
que impiden el uso del sentido común de luchar por la tierra a la que
pertenecemos y nos sometemos con mansedumbre a leyes que nos obligan a
ser rescatados, cuando la cultura rural, antes de tanto paternalismo
estatal, ha sido siempre capaz de defender eficazmente su territorio.
Un vecino curtido de Hoyos resumía así la situación: “Al final tanto
despliegue de medios y no sabemos qué es lo que han hecho. Todo se ha
quemado. Los pocos vecinos que no nos fuimos del pueblo no hemos visto
en los alrededores apenas efectivos echando agua. Han dejado que todo se
consumiera por sí solo. Y cuando el fuego ha llegado a las casas, los
de la UME estaban allí parados como sin hacer nada porque no tienen
permiso para apagar casas. Si no fuera por los pocos vecinos que nos
autoorganizamos el fuego habría consumido a medio pueblo.”
Otro vecino de Hoyos contaba así su experiencia: “En el incendio no
había cuadrillas autoorganizadas de voluntarios del pueblo, como siempre
ha habido, para ayudar, vigilar los caminos, guiar a los bomberos… Y
esto fue muy grave. Por el contrario los accesos se cerraron y mucha
gente voluntaria que vino no pudo acceder, y se les decía que estaban
mejor en sus casas. Yo he estado solo durante muchas horas apagando
pequeños frentes, que en el caso del Castañar se apagaban muy fácilmente
sin riesgo alguno. Pero terminé extenuado. Pedí ayuda a la gente por
wasap pero los accesos estaban cortados y no había gente porque estaban
todos evacuados. Pedí ayuda a la UME, pero si no iban con camión no se
metían, aunque no hubiera riesgo. El 112 era de risa. Al final bajé al
pueblo, sufrí un desmayo y se me quemó toda la finca. La casa se salvó
de milagro.”
Si el primer incendio fue provocado, cosa que dudamos, fue apagado
enseguida sin apenas causar daños. El verdadero responsable de esta
tragedia incendiaria fue quién dio la orden al retén de bomberos de irse
a comer dejando el fuego sin vigilancia con un camión sin agua. ¿Le
pasará algo? ¿Le abrirán un expediente? ¿Terminará pagando por su
negligencia? Para algunos ahora toca ponerse las medallas y seguir
justificando los presupuestos. Para el pueblo, aprender a exigir y
transformar todo lo necesario para que esto no vuelva a suceder, una vez
que se haga una investigación profunda y reconozcamos las causas y
soluciones.
Y esto es lo que nosotros queremos aportar al necesario debate, en el
que necesitamos la participación de todos, para hacer el puzle de la
verdad de lo que ha ocurrido, cada uno aportando su reflexión de las
causas, que son muchas más de las que hemos podido sintetizar aquí, y
que seguiremos reflexionando sobre ellas, y de aquí en adelante, de las
soluciones, las ideas que cada uno tenemos y podemos aportar para que la
Sierra de Gata recupere un paisaje, y una comunidad que pueda gestionar
un territorio donde quizá los jóvenes pastores cobren por su función de
prevención de limpieza de montes, los bosques sean autóctonos y puedan
explotarse por su bellota, su corcho, sus frutos… Hay Planes de gestión
en muchos países que son ejemplares, podemos tomar ejemplos, entre
nosotros hay gente que sabe mucho y quiere mucho a esta tierra. Démonos
la voz, no dejemos esta catástrofe en un pequeño esfuerzo institucional
para intentar descubrir al pirómano incendiario que prendió el primer
fuego en Acebo. Hay mucho por hacer. Y este es el principio. No queremos
seguir siendo ovejas pasivas rodeadas de fuego y cenizas, esperando el
rescate.
Luis Lázaro Costa:
Os mando las CRÓNICAS del incendio en Sierra de Gata. Como muchos
sabréis nosotros somos los del MOLINO y la Fundación ECOTOPÍA. Que
llevamos 30 años en ese maravilloso lugar.
Ha sido lamentable lo que ha pasado. Rogamos lo difundáis todo lo
posible y que llegue hasta donde pueda dar conciencia a los responsables
políticos y mandos operativos que han participado.
Ahora toca seguir el movimiento
¿Tal vez hacer una campaña de firmas?
¿Hacer un MANIFIESTO con reivindicaciones concretas?
Hay que leerse las leyes y decretos que regulan estas emergencias.
Buscar a algún abogado, grupos ecologistas… En fin… o dejo aquí el
testigo. Pero la historia acaba de empezar.
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