La explotación económica de los vencidos llevó a la dictadura 
franquista al extremo de emplear a más de 400.000 presos políticos como 
trabajadores forzados.
Compañías públicas y privadas –algunas cotizan en el IBEX 35– resultaron beneficiarias de mano de obra gratuita en la mayoría de sectores productivos.
El trabajo esclavo forma parte de la querella argentina contra los crímenes del franquismo y la Ley de Memoria Democrática prevé hacer "copartícipes" de la "reparación" de los reclusos a las "organizaciones" implicadas.
Compañías públicas y privadas –algunas cotizan en el IBEX 35– resultaron beneficiarias de mano de obra gratuita en la mayoría de sectores productivos.
El trabajo esclavo forma parte de la querella argentina contra los crímenes del franquismo y la Ley de Memoria Democrática prevé hacer "copartícipes" de la "reparación" de los reclusos a las "organizaciones" implicadas.
    Juan Miguel Baquero - 26/04/2014 
El franquismo llegó al extremo de usar presos políticos 
como esclavos. Fiel a la explotación económica de los vencidos como 
"botín de guerra". Había que "reconstruir" el país y... ¿qué empresas 
emplearon mano de obra gratuita durante la dictadura? La iglesia, el 
ejército sublevado e instituciones públicas. Pero no sólo. Entidades 
privadas de casi cualquier sector se beneficiaron del empleo de más de 
400.000 reclusos en régimen limítrofe a la esclavitud. Algunas cotizan 
hoy en el IBEX 35, herederas de aquellas actividades primigenias o 
extirpadas de su germen económico.
Para sortear la 
muerte por hambre o enfermedad, plato diario en las cárceles 
franquistas, incluso había detenidos que solicitaban su traslado a 
batallones de trabajadores forzados. Banús Hermanos, San Román, Huarte, Agromán o Dragados y Construcciones.
 Estas compañías, y otras muchas, aprovecharon la oportunidad que 
ofrecía el entramado diseñado a lomos de presidiarios "para alzar sus 
imperios económicos durante la dictadura franquista". Unos redimían 
condena, otros obtenían réditos de otro modo impensables. Así reza en el
 marco de la querella argentina que María Servini de Cubría instruye 
desde el Federal 1 de Buenos Aires, a denuncia del grupo de trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía
 (RMHSA) de CGT. Y en la ley andaluza de memoria, que plantea hacer a 
estas y otras muchas empresas "copartícipes" de la "reparación" de esas 
víctimas.
"Botín de guerra" para los golpistas
"Ferroviarias como Norte, MZA, Renfe, constructoras como Entrecanales, San Román, Huarte o Banús, mineras como Duro, Babero, transformadoras de metales como Babcock & Wilcox, Astilleros de Cádiz, La Maquinista Terrestre". Una relación que el director científico del proyecto  Todos (…) los nombres,
 José Luis Gutiérrez Molina, completa con "órdenes religiosas, 
ayuntamientos, confederaciones hidrográficas y diversas administraciones
 de Justicia o gubernativas". "¿Números? Más de 400.000 presos 
susceptibles de ser utilizados, en Andalucía más de 100.000", enumera. 
Los derrotados, "botín de guerra" para las fuerzas golpistas.
Eran "trabajadores, jornaleros y campesinos", en gran parte, y debían 
cargar con el "esfuerzo de la reconstrucción" del país. Una tarea 
abierta hasta 1956 que el coautor del libro El Canal de los Presos. Trabajos forzados: de la represión política a la explotación económica
 cuantifica en "al menos 800 millones de euros". "Desde el pequeño 
taller a la gran industria vasca, catalana o andaluza –cuenta Gutiérrez 
Molina–, no hubo sector industrial, comercial, agrario o de servicios 
que no contara, en mayor o menor número, con trabajadores esclavos". 
El  anteproyecto de Ley de Memoria Democrática de Andalucía
 señala (artículo 19): "Reparación por trabajos forzados. La 
Administración de la Junta de Andalucía impulsará actuaciones para hacer
 copartícipes de las medidas de reconocimiento y resarcimiento a las 
organizaciones que pudieron utilizar los trabajos forzados en su 
beneficio". El Gobierno autonómico, con el nuevo marco legal que 
reconoce la mano de obra esclava en trámite, no desvela aún cómo 
motivará la participación de las empresas implicadas.
 
    Empresas implicadas que no reconocen el "abuso"
¿Quién debe responder por esos delitos? "En el caso de Alemania las 
empresas pagaron, pusieron la mitad del fondo de indemnizaciones y la 
otra la puso el Estado", compara el coordinador de RMHSA, Cecilio 
Gordillo, que declaró por videoconferencia en febrero ante la justicia 
argentina y sugiere "candidatos a ser convocados por la juez Servini". 
Caso de "Florentino Pérez, de Dragados y Construcciones (ACS), José Manuel Entrecanales, de Entrecanales y Távora (Acciona), Gonzalo Ferre, de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), Julio Gómez-Pomar, de Renfe y Juan Miguel Villar Mir, de Huarte (OHL)". Actuales responsables de empresas, "o sus antecesoras", señala, que nunca reconocieron el "abuso". Como publicó  Financial Times Magazine en el año 2003.
 eldiario.es/andalucia
 se ha puesto en contacto con estas empresas, que han declinado hacer 
declaraciones al respecto. "No haremos ningún comentario sobre ese 
tema", una respuesta repetida que se extendió en la mayoría de los casos
 al momento en que, en teoría, la ley andaluza de memoria les conmine a 
participar en el reconocimiento a los trabajadores forzados. En ningún 
caso se negó la participación de las "antecesoras" de estas compañías e,
 incluso, hubo solicitud de información a este periódico "para conocer 
un poco más en qué consiste todo eso".
En sectores como la minería y la construcción, los presos fueron 
"imprescindibles". "El número de pantanos inaugurados por Franco, sin la
 mano de obra esclava, hubieran sido muchos menos, lo mismo que las 
líneas férreas, carreteras o aeropuertos", relata Gordillo. Obras, 
también, como el Valle de los Caídos. Para administrar los campos de 
concentración convertidos en "empresas de trabajo temporal", el régimen 
creó –el 11 de octubre de 1938– el Patronato Central de Redención de 
Penas por el Trabajo (PCRPT).
En su organigrama 
cabían, describe Gutiérrez Molina, "funcionarios de prisiones, de prensa
 y propaganda, un eclesiástico, un contable, varios ingenieros, 
auditores generales de los tres ejércitos y de los organismos públicos 
que más trabajadores empleaban". Como el Servicio Nacional de Regiones 
Devastadas, empresas ferroviarias intervenidas, el Servicio de Colonias 
Penitenciarias Militarizadas y la Compañía de Caminos de Hierros del 
Norte. Por cada día de trabajo, un preso redimía dos de pena. El Estado,
 que cobraba una cantidad a la empresa beneficiaria, pagaba un jornal 
–"aunque no siempre cumplía"– del que descontaba la comida y la ropa del
 recluso.
Empresas que solicitaron trabajadores forzados
En Franquismo y trabajo esclavo, una deuda pendiente, el investigador José Luis Gutiérrez Molina expone una relación de 90 empresas que solicitaron y les fueron concedidos penados como mano de obra forzada. Una treintena corresponden a organismos oficiales, once a la iglesia católica, ocho al Ministerio del Ejército y el resto a compañías privadas y una institución benéfica (Fundación Elorz).Instituciones públicas que usaron presos: Secretaría General del Consejo de Estado, Astilleros de Cádiz, Consejo Superior de Protección de Menores, Sindicato Nacional del Espectáculo, Regiones Devastadas de varias provincias, gobiernos civiles, direcciones generales, ayuntamientos… además, entre otras, de la Fundación Generalísimo Franco y la Jefatura de FET de las JONS en Lérida.
La iglesia reclamó trabajadores esclavos para obras en parroquias, conventos y otros edificios de Madrid, Barcelona, Cuenca, Murcia o Valladolid. Como empresas privadas, aparecen relacionadas con la metalurgia (Múgica, Arellano y Cía., Babcock & Wilcox, La Maquinista Terrestre y Marítima, Talleres Mercier o Industrias Egaña), la minería (Carbones Asturianos, Minera Estaño Silleda, Duro Felguera, Minería Industrial Pirenaica o Minas de Sillada), la construcción (Sociedad Constructora Ferroviaria o Ibérica de Construcciones y Obras Públicas), agricultura, mecánica, zapatería, espartería y fábricas de muebles, cristal, guantes o alpargatas.
El propio autor, junto a Dolores Martínez, en El trabajo esclavo de los presos políticos del franquismo en Andalucía, repasan los campos de concentración y trabajo instalados en la región, con el número de reclusos que acogieron y las fechas en que estuvieron activos. Además, establecen un listado con la relación de obras en que intervinieron prisioneros, presos y penados en Andalucía entre 1936 y 1956. Una lista casi interminable "que no se ha estudiado a fondo".
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