Javier Guzmán | Las
grandes empresas cárnicas estadounidenses necesitan urgentemente
derribar las restricciones al uso de antibióticos en Europa y así poder
comercializar y producir a mayor escala http://www.nuevatribuna.es/articulo/consumo/ttip-carne-nos-matara/20150731132543118624.html 31 de Julio de 2015
Las últimas décadas el consumo de carne a nivel mundial no ha parado de crecer; desde 44 millones de toneladas en 1950 a 284 millones de toneladas en 2009 y todo indica que seguirá incrementándose en los próximos años.
Este aumento de consumo de carne lleva obviamente aparejada un
aumento de la producción animal, lo cual genera enormes problemas de
sostenibilidad, consumo de agua y de competencia directa con el derecho a
la alimentación de millones de personas. Así se estima que un 35% de la
cosecha de grano del mundo (760 millones de toneladas) es utilizada con
fines de producción animal.
El sector cárnico, en las últimas décadas y de forma
paralela, ha sufrido una enorme transformación marcada por una mayor
industrialización y verticalización del sistema de producción. Así vemos
cómo en pocos años este proceso ha hecho desparecer silenciosamente
miles de granjas familiares y la aparición en su lugar de factorías
o fábricas de producción animal, cada vez más grandes y por eso es cada
vez más frecuente encontrarse en la prensa el fenómeno de las mega
granjas, con cientos y miles de animales. En este momento solo las cuatro primeras empresas cárnicas controlan el 85% del mercado mundial.
EL USO DE ANTIBIÓTICOS
Pero para que este despropósito de factorías de miles animales hacinados haya sido posible es imprescindible contar con la inestimable ayuda de los antibióticos, el consumo del cual no ha hecho nada más que crecer.
Las sustancias antimicrobianas
se emplean en veterinaria con fines terapéuticos y profilácticos para
tratar infecciones. Pero los antibióticos también pueden ser empleados
en producción animal por otras dos razones, además de la curativa. Las
dos razones son la preventiva y como promotores de crecimiento. Las
condiciones de la ganadería industrial ha provocado un grado variable,
pero existente, de inmunosupresión en los animales haciéndolos más
propensos a enfermar.
Tal es su importancia que el aumento masivo y global de la producción de carne en factorías se prevé que en el año 2030 su uso se habrá incrementando en un 67%,
lo que representa una "amenaza para la salud pública", según afirma un
estudio recientemente publicado en el Proceedings of the National
Academy of Scientists (PNAS) de Estados Unidos.
El uso de antibióticos se duplicará en Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS)
debido a la transformación de su sector hacia sistemas intensivos de
producción .El estudio afirma que el uso de antibióticos ya está dando
lugar a una crisis de resistencia a los antibióticos en los EE.UU. y en
la Unión Europea.
Según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) (año 2012), la resistencia de la bacteria Salmonella
spp. aislada de los casos que han afectado a humanos, se sitúa cerca
del 50% para los antibióticos más utilizados. Es decir, que la mitad de
la veces que alguien enferma de Salmonella y es tratado con
antibióticos, estos no funcionan. La media europea se sitúa entre un 25 y
un 30% en función del antibiótico. En el caso de Campylobacter, las
cepas aisladas en los casos que han afectado a humanos, vemos que más
del 80% de las cepas aisladas que afectaban a humanos en España eran
resistentes a los seis antibióticos más usados. Y finalmente, analizando
las cepas de Escherichia coli aislada en los casos de
contaminación de alimentos vemos que para la carne de pollo la
resistencia rondaba el 30% y para la carne de cerdo el 25%. No solamente
la EFSA confirma esta situación, así según datos del atlas mundial de
la OMS, en España la tasa de Escherichia coli (responsable, por ejemplo, del 80% de infecciones urinarias) es resistente al 34,5%.
En la Unión Europea la Directiva 1831/2003 prohibió los llamados
Antibióticos Promotores del crecimiento en Europa a partir del 2006. Es
decir, no se pueden administrar estas substancias (normalmente a través
del agua de bebida, pienso o a través de implantes subcutáneos en los
animales) en la producción animal europea. Aún así según el
Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades
calcula que la resistencia a los antibióticos provoca cada año 25.000 muertes
Aunque, como vemos, la situación europea dista de ser ideal, sí es
cierto que se han dado pasos importantes en el control del excesivo uso
de antibióticos para ganadería. Lo que nos encontramos en EE.UU
respecto de los antibióticos promotores del crecimiento, por el
contrario, ha sido, y es, muy diferente. Los antibióticos son usados de
forma rutinaria en la producción animal estadounidense, como se habían
estado en la UE antes de 2006. De acuerdo con la FDA, aproximadamente el 80% de todos los antibióticos usados en los Estados Unidos se destinan a ganadería y solamente el 20% a la salud humana.
De estos datos se podría desprender que estamos frente a los efectos
colaterales de un proceso de evolución normal del sector, pero nada más
lejos de la realidad. En verdad son el resultado directo de la
aplicación de políticas públicas con el objetivo de favorecer los
intereses de grandes corporaciones cárnicas. Así en Estados Unidos el
número de factorías de vacuno lechero se ha doblado (incremento del 93%)
en la última década y actualmente agrupan a más de 5 millones de vacas. Una media de 650 vacas, cada día, han pasado a ser criadas en este tipo de explotaciones ganaderas.
El número de animales destinado a vacuno de carne en granjas factoría
(los famosos feedlots) agrupan a más de 14 millones de animales,
añadiendo 1.100 animales cada día en la última década a estos sistemas
de producción. La media de una granja de feedlot en EEUU es de 3.800
animales.
Por lo que respecta a la producción de carne de cerdo,
en una década se han incrementado un 36% el número de granjas factoría y
actualmente más de 65 millones de cerdos se producen en este tipo de
granjas. 4.600 animales, cada día, han pasado a engrosar las filas de
este tipo de producción. El tamaño medio de las granjas se ha
incrementado un 42% y actualmente es de 5.200 animales.
EL TTIP, UNA AMENAZA PARA LA SALUD PÚBLICA
Estas grandes empresas necesitan ahora una vuelta de tuerca más. Se
trata del ensanchamiento del mercado, y a esto es a lo que responde el
TTIP, que tiene como uno de sus ejes fundamentales, no tanto el “abrir”
fronteras a los alimentos estadounidenses, sino “abrir” los órganos
reguladores agroalimentarios europeos. Se trata por tanto de
eliminar las barreras reguladoras que limitan los beneficios potenciales
de las corporaciones transnacionales a los dos lados del Atlántico.
Para mantener sus enormes beneficios necesitan urgentemente derribar
las restricciones al uso de antibióticos en Europa y así poder
comercializar y producir a mayor escala, eso sí, externalizando el coste
de los perjuicios causados en la salud de la población. Y es ni más ni menos que asuntos como este lo que se está ahora mismo negociando entre Estados Unidos y la Unión Europea.
Es imprescindible y urgente por tanto que los ciudadanos sepamos lo que
nos estamos jugando en este acuerdo y reaccionemos. Si no somos capaces
de hacer descarrilar este tratado en los próximos meses sufriremos
consecuencias que ni siquiera podemos llegar a imaginar.
Javier Guzmán
Director de VSF Justicia Alimentaria Global
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