El poder empieza desde el colegio. Unos pocos han educado a buena 
parte de los líderes políticos y económicos de la españa democrática. 
Esta es una radiografía de los centros que las élites eligen para 
moldear a sus vástagos
Reportaje publicado en el nuevo número de la revista monográfica de eldiario.es sobre Educación
Reportaje publicado en el nuevo número de la revista monográfica de eldiario.es sobre Educación
    Patricia  Rafael - 24/10/2015 
http://www.eldiario.es/sociedad/elites-perpetuan-traves-educacion_0_444456326.html
El expresidente del Gobierno José María Aznar. / Efe
 
      
El primer paso para colocarse en la élite de los 
poderosos es empezar a jugar desde la casilla de salida”. Así comienza 
el primer capítulo del libro  Españopoly,  o cómo hacerse con el poder en España (o, al menos, entenderlo), de la periodista y responsable de proyectos en Fundación Ciudadana Civio, Eva Belmonte. El título de esta primera parte,  El Harvard español,
 da cuenta de todos los ministros –socialistas y populares–, 
empresarios, jueces, banqueros, diplomáticos y hasta un presidente del 
Gobierno que han pasado por las aulas del colegio de Nuestra Señora del 
Pilar de Madrid.
Ningún otro centro escolar en España
 tiene una concentración tan elevada de lo que Podemos definiría como 
casta. No es el único. Otros lugares como el Liceo Francés, el Colegio 
Británico, Nuestra Señora del Recuerdo, en Madrid, o los catalanes San 
Ignacio de Sarriá o Aula Escola Europea han sido las escuelas de una 
buena parte de las élites políticas, empresariales e intelectuales 
españolas. Son también los lugares donde se han educado o se siguen 
educando sus hijos.
Una investigación realizada en 
2007 por el profesor de Sociología de la Universidad de la Laguna Javier
 Sánchez concluyó que los 708 ministros que habían ejercido en España 
entre 1705 y 1998 habían estudiado la Secundaria en 82 centros públicos 
frente a 163 privados, de los cuales 141 eran religiosos y el resto 
laicos. De entre los religiosos, la gran mayoría (49) estaban 
gestionados por jesuitas, seguidos de marianistas (24).
Nuestra Señora del Pilar, un centro con más de 100 años de historia, 
privado y únicamente masculino hasta mediados de los años ochenta –ahora
 es mixto y concertado, es decir, financiado con fondos públicos, en 
Infantil, Primaria y Secundaria–, pertenece a esta última orden 
religiosa.  Por sus pasillos corrieron los socialistas Jaime Lissavetzky
 –siete años presidente del Consejo Superior de Deportes y exportavoz 
socialista del Ayuntamiento de Madrid–, Alfredo Pérez Rubalcaba 
–exsecretario general del PSOE y ministro en los gobiernos de Felipe 
González y José Luis Rodríguez Zapatero–, Javier Solana –varias veces 
ministro con Felipe González y exsecretario general de la OTAN– o su 
hermano Luis –diputado y expresidente de Telefónica–.
La galería de la fama
También estuvo al mando de la compañía española de telecomunicaciones, 
estrenando su completa privatización, Juan Villalonga, compañero de 
pupitre del que sería cuarto presidente de la democracia, José María 
Aznar. El popular Pio García Escudero, actual presidente del Senado, 
Rafael Arias Salgado –ministro en los gobiernos de Adolfo Suárez, 
Leopoldo Calvo Sotelo y Aznar– el vicepresidente del Banco de Santander,
 Guillermo de la Dehesa, o los presidentes del Grupo Prisa, Juan Luis 
Cebrián, y del Grupo Villar Mir, Juan Miguel Villa Mir, son otros de los
 escolares que han pasado por las aulas del colegio. El sucesor de José 
María Escrivá de Balaguer al frente del Opus Dei, Álvaro del Portillo, 
beatificado hace un año, también fue alumno del centro, como recoge la 
revista de antiguos alumnos,  Siempre Pilaristas, en su número de septiembre de 2014. Era el primer beato –y hasta ahora único– del centro.
 
    
Vista del colegio de Nuestra Señora del Pilar, en el madrileño barrio de Salamanca. Efe / ct 
 
      
El colegio ocupa un espectacular edificio, declarado Bien
 de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid, en el céntrico distrito
 de Salamanca, el segundo con mayor renta per cápita de la ciudad. Cada 
año escolariza a unos 2.000 niños. Tiene varios laboratorios, gimnasios,
 un gabinete de Historia Natural y una piscina propia.
Su director, Francisco Vázquez, cree que uno de los valores del centro 
es que las relaciones entre alumnos y profesores “están poco 
encorsetadas, les exigimos, pero también les queremos y funcionamos con 
métodos que vamos adaptando según los nuevos tiempos”, como pueden ser 
las clases de inglés o de nuevas tecnologías. En Bachillerato, el único 
ciclo privado, los alumnos pagan 380 euros mensuales. El comedor para 
todos los ciclos cuesta 125 euros al mes.
Los 
resultados académicos del centro están en consonancia con los de la 
media de la región –la nota media de los alumnos que se presentaron a 
las Pruebas de Acceso de la Universidad (PAU) el curso pasado fue de 
6,56 frente al 6,22 regional– pero cada año tiene lista de espera. En el
 curso que acaba de empezar más de 60 niños se han quedado a la espera 
de una plaza en Infantil y otros 12 en Primaria. “La gran mayoría suelen
 ser familias que han estudiado en el colegio y si no consiguen entrar 
en un año lo intentan al siguiente”, explica el director, quien no se 
aventura a dar una explicación de tal concentración de élites políticas y
 empresariales.
Xavier Bonal, profesor de Sociología 
de la Universidad Autónoma de Barcelona, señala que en España la 
reproducción de clases es grande desde el punto de vista educativo, y la
 política siempre ha sido el  medio de mantener esas élites. “Y nada de 
ello ha cambiado”, afirma. Detalla una investigación que llevaron a cabo
 en Chile y en la que comprobaron que sólo la clase media era la que 
tenía en cuenta los resultados académicos de los centros a la hora de 
elegir colegio para sus hijos. “La clase baja no lo miraba porque no 
tenía otra opción pero la clase alta tampoco lo tenía en cuenta porque 
preferían comprar las relaciones que les podía facilitar acudir a 
determinado colegio”, describe el investigador.
Los 
centros regentados por jesuitas son los que mayor número de ministros 
han educado, según la investigación antes citada. En Madrid, sobresale 
Nuestra Señora del Recuerdo, donde estudiaron el exministro de Justicia,
 Alberto Ruiz-Gallardón, –y sus cuatro hijos–, Rodrigo Rato o Pablo 
Isla, actual presidente de Inditex. El colegio San Ignacio de Sarriá de 
Barcelona ocupa una extensión de 85.000 metros cuadrados y por sus aulas
 han pasado políticos como el exalcalde de Barcelona Xavier Trías o el 
actual defensor del pueblo catalán y exdirigente de ICV, Rafael Ribó.
Tanto el Pilar como estos dos centros de jesuitas son colegios 
concertados, por lo que deben seguir los criterios de admisión por 
puntos que marcan sus respectivos gobiernos regionales. Tanto en 
Cataluña como en la Comunidad de Madrid lo que más puntúa es que haya 
hermanos en el mismo centro y el domicilio y el trabajo familiar 
cercanos. Pero además, en ambas comunidades existe una puntuación extra 
–medidas aprobadas por gobiernos del PP y de CIU, respectivamente– si 
los padres han sido antiguos alumnos del centro –en el caso del Pilar 
también ofrecen su punto de libre designación a este supuesto–, lo que 
en opinión de Bonal “es el colmo de la reproducción social” y que 
provoca discriminación frente a otras familias que no han estudiado en 
esos centros, como es el caso de los inmigrantes.
No todos son religiosos
Los colegios laicos, privados, con sistemas de enseñanza de otros 
países son centros en los que también se educan una parte de las élites 
políticas y empresariales. El Colegio Británico, donde se formó durante 
varios años la actual presidenta del PP madrileño y portavoz en el 
Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre, es uno de ellos. En el centro
 estudian también los hijos del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y
 es por donde también pasaron los retoños del exministro socialista de 
Fomento, José Blanco, como él mismo reconoció en una entrevista en 2011.
 Las tarifas varían entre los 900 y 1.100 euros al mes, además de pagar 
1.600 adicionales el primer año de ingreso, según explica la responsable
 de Comunicación del centro, Silvia Prado.
En el 
colegio, que  tiene como fin dar a conocer la cultura británica, se 
trabaja por proyectos, con refuerzos positivos, de manera personaliza, 
lo que hace que nadie sea expulsado por bajo rendimiento y se fomenta 
desde niños la participación activa. “Están muy acostumbrados a 
preguntar en clase y cuando llegan a la universidad destacan por su 
participación”, subraya Prado. El 80% de las clases se imparten en 
inglés.
El ex ministro de Economía Miguel Boyer, durante el curso 49/50 en el Liceo Francés. Efe / MG
 
      
El francés siempre fue la lengua de la diplomacia hasta 
que se impuso el inglés y en los años setenta y ochenta el Liceo Francés
 –ideado por Napoleón Bonaparte para educar a las élites–  formó a buena
 parte de los vástagos de los dirigentes políticos e intelectuales 
progresistas de la época. Por allí pasaron los hijos de los ministros 
socialistas José Barrionuevo, Miguel Boyer, o del dirigente del PCE 
Ramón Tamames, quien también se educó en el Liceo, al igual que la ex 
vicesecretaria general del PSOE y actual eurodiputada, Elena Valenciano.
 Fue también el centro – en Barcelona– elegido por Cristina de Borbón y 
su marido Iñaki Urdangarín mientras vivieron en España –ahora están en 
Suiza– para matricular a sus cuatro hijos. Las tarifas varían entre los 
553 y 633 euros al mes y los que han estudiado en él valoran una 
formación –que sigue el sistema francés– que fomenta  el razonamiento 
frente a la memoria.
En Aula Escola Eropea, un centro
 privado y laico de Barcelona situado en el exclusivo barrio de 
Pedralbes y fundado en 1968 por el pedagogo Pere Ribera, se educó el 
presidente de la Generalitat, Artur Mas, o el ex dirigente de ICV Joan 
Saura. Bonal señala que el colegio se creó con un fuerte proyecto 
pedagógico detrás, pero muy elitista. “Tenía dos elementos muy 
diferenciados. Por un lado enseñaban a ser dirigente, con unos niveles 
muy altos de exigencia y, por otro, había una fuerte identificación con 
un país llamado Cataluña”, afirma. Por su Consejo de Administración han 
pasado el anterior presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara, y el 
actual, José Creuheras, o presidente del banco Sabadell, José Oliu. Las 
familias pagan al mes unos 600 euros por cada alumno y a los que no 
llegan al nivel exigido se les invita a marcharse. En la PAU del curso 
pasado la media del centro se situó en el 8.33 cuando la regional fue 
del 6.69.
María Fernández Mellizo-Soto, profesora de 
Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, explica que las 
élites suelen elegir una formación educativa privada. “En el colegio no 
sólo están para aprender sino también para relacionarse, las 
aspiraciones son muy importantes y en estos entornos siempre se da por 
sentado que todos irán a la universidad”, subraya. Y relata cómo 
diversas investigaciones demuestran que a igual calificación de un niño 
de clase baja y alta las reacciones de los padres son bien diferentes: 
“Si el de alta saca un cinco, le animan a seguir estudiando y a formarse
 para la universidad; en la familia de clase baja la misma nota hará que
 le dirijan hacia otros estudios porque consideran que no está lo 
suficientemente capacitado para acceder a la universidad”.
Y si puede de las mismas logías mejor todavías!
ResponderEliminar