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Nigel Thrift, el exmarxista que ha sido nombrado Caballero, ha llevado a cabo una serie de reformas en la universidad de Warwick que han inspirado al sistema inglés. Es el reino del management
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-10-13/nigel-thrift-dirigente-odiado-universidad-britanica-futuro-educacion_1054613/ 13.10.2015
'Con el fin de entender lo que depara el futuro, 
debemos primero entender y reconocer de dónde venimos. Y venimos de una 
situación en la que no hay dinero. Nunca se subraya este hecho lo 
suficiente: no hay dinero, no hay dinero, no hay dinero'. Son palabras de Nigel Thrift,
 'Vice Chancellor' de la Universidad de Warwick, cargo que implica las 
funciones propias de un director ejecutivo. El contexto al que arroja 
ese punto de partida, desde la perspectiva de Thrift, es claro: la 
competencia por los escasos recursos es una realidad a la que la 
universidad debe adaptarse, peleando por ser más atractiva para los 
estudiantes, pero también por conseguir más financiación y más 
inversión. Además, la privatización en las universidades es inevitable, 
porque no pueden depender de la financiación pública si quieren mantener
 un alto nivel de docencia y de investigación. Y por último, como la 
globalización es una realidad, los centros deben ser más seductores para
 captar estudiantes, la financiación y la inversión.
El
 discurso de Thrift es bien conocido, porque resulta cada vez más 
popular en el ámbito de la educación superior anglosajona, pero también 
en el de la española: el sistema universitario está obsoleto,
 no es capaz de mantenerse y requiere de cambios profundos. Son ideas 
que han arraigado de tal manera que Thrift se ha convertido en uno de 
los directores de universidad que más tiempo ha permanecido en el cargo.
 Lleva desde 2006 y ha de retirarse este año porque las normas le 
obligan, pero incluso se ha planteado institucionalmente la posibilidad 
de una prórroga. El mejor ejemplo del reconocimiento del que goza es que
 Thrift ha sido nombrado Caballero por la Reina de Inglaterra. Su 
mandato, sin embargo, no ha estado exento de tensiones: hubo frecuentes 
huelgas laborales en la Universidad de Warwick en los años 2013 y 2014, y
 la contestación estudiantil creció enormemente, llegando a ocuparse en 
las protestas parte de las instalaciones. Thrift no lo vio como un gran 
problema, sino como una explosión airada de una minoría a la que 
calificó de 'yobs', un término similar a escoria con el que que se 
designa a personas, violentas, estúpidas y groseras.
 Su último paso ha sido la adopción de ideas neoliberales, lo que ha 
añadido dosis de malestar al ya existente entre antiguos colegas de la 
izquierda
Todos
 estos cambios han hecho de Thrift uno de los personajes universitarios 
más odiados en el Reino Unido en el ámbito docente pero también de los más populares entre el mundo de la gestión,
 ya que perciben los cambios que ha promovido como la mejor apuesta para
 transformar la universidad. Thrift es un especialista en geografía 
humana que proviene del ámbito marxista, que después pasó al 
postestructuralismo y que más tarde fue el padre de la teoría no 
representacional. Su último paso ha sido la adopción de ideas 
neoliberales en su gestión, lo que ha añadido dosis de malestar al ya 
existente entre antiguos colegas, que ven en Thrift uno más de esos 
izquierdistas que se convierten al liberalismo radical tan típicos en 
décadas pasadas.
Lógica gestora, lógica educativa
La
 perspectiva de Thrift no es más que la continuación de procesos de 
gestión que han derivado en fuertes tensiones entre gestores y 
profesionales: su argumento de partida, la falta de dinero, es el 
mecanismo que dispara reformas profundas destinadas no tanto a combatir 
las disfunciones de un sistema ni a mejorar sus posibilidades, sino a 
generar nuevas formas de organización de los recursos humanos . En la 
universidad británica eso se ha concretado en una serie de medidas dolorosas,
 que van desde la reducción de salarios, los recortes en las 
actividades, la subcontratación y externalización de personal, los 
contratos de 'cero horas' (una figura legal británica que permite que el
 empresario no esté obligado a emplear un número de horas predeterminado
 al trabajador durante la semana, sino que le va llamando en función de 
sus necesidades) o el establecimiento de nuevas prioridades para los 
docentes, como la obligación de obtener un mínimo de 75.000 libras en 
fondos para la investigación, una exigencia que los sindicatos entendían
 que les convertía en “traders de la City, que son valorados dependiendo
 de la cantidad de dinero que pueden levantar”. 

La mayoría de las críticas
 que se han formulado, más allá de las cuestiones salariales y de las 
tensiones que crean los recortes, tienen que ver con el enfrentamiento 
entre dos lógicas, la del conocimiento y la de la gestión, la de la 
enseñanza y la del management. La universidad es un ámbito de 
aprendizaje, cuyo objetivo debe ser desarrollar habilidades de 
comprensión, investigación y pensamiento crítico entre los alumnos, 
además de aportarles un saber comprobable, y que posee sus propios 
métodos para producir conocimiento, para realizar las pruebas que lo 
demuestran y que lo acreditan, para desarrollar su tarea pedagógica y 
para organizar las relaciones internas. Las lógicas de la gestión son muy diferentes,
 tienen que ver con la cuenta de resultados, con la productividad, la 
rentabilidad y la obtención de fondos y subordinan las ideas y prácticas
 académicas a sus dinámicas: entienden que la función de la producción 
científica debe ser la de buscar el ascenso en los rankings, que la 
docencia debe estar orientada a la generación de conocimiento técnico 
aprovechable por el mercado, que las medidas de ahorro son esenciales 
para mantener la institución sana y que la inversión debe realizarse 
fundamentalmente para conseguir más brillo simbólico, invirtiendo en 
aquellas áreas, académicas o no, que les permitan obtener más recursos, 
más prestigio o más alumnos.
El nuevo 'management' de la educación
Esta
 visión ha sido muy contestada porque es en la que se han amparado para 
incrementar la retribución de la dirección de las universidades. Como 
cuenta el profesor Thomas Docherty, autor de 
'Universities at war' (Sage) y suspendido de empleo y sueldo por Thrift,
 los 'Vice Chancellors' de las universidades británicas, en un contexto 
de crisis, no han parado de subirse sus salarios, en algunos casos hasta
 un 22% en el último año (uno de ellos añadió 105.000 libras anuales a 
su sueldo, un 39%). Dado que entienden que son cargos estratégicos que 
generan alto valor añadido, creen lógico aumentar las retribuciones a la
 gente que está salvando la universidad. Durante el mandato de Thrift, 
en época de despidos y fuertes recortes, el número de personas que 
cobraban en Warwick más de 100.000 libras pasó de 34 a 158.
Nigel
 Thrift acabó convirtiéndose en Sir Nigel por sus servicios a la 
educación superior, que se sustancian en su gestión de Warwick 
Esta
 contradicción provocó que cuando se hizo público que Thrift iba a ser 
nombrado Caballero por la Reina, se pusiera en marcha una petición popular para
 que la decisión fuese reconsiderada, ya que era "un insulto para el 
personal y los estudiantes de la universidad que han sido víctimas de un
 gobierno egoísta y centrado en el lucro”.
Nigel 
Thrift acabó convirtiéndose en Sir Nigel por sus “servicios a la 
educación superior”, que se sustancian en su gestión de Warwick y en sus
 contribuciones en numerosos comités públicos, donde llegó a dirigir la 
Comisión de Investigación de Políticas Públicas sobre el Futuro de la 
Educación Superior. Es la mejor prueba de que el nuevo management está 
ganando la partida a la lógica educacional. 
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