El baile de los vampiros felipegonzález, aznar, aguirres, ibex35, prisas y vocentos amenaza con una nube oscura de iras y venganzas y quizá inclina la balanza hacia el agotamiento de quienes se les oponen. Mañana tal vez nos digan: ya hay un Mario Monti, el sistema está asegurado, en dos años el Parlamento se verá libre de rastas sucios que ponen en peligro la democracia. O tal vez nos digan: no hemos sido capaces de resolver el nudo gordiano, que otras elecciones lo desaten, que las fuerzas del miedo se desaten. Pablo tiene razón: esto no ha terminado, no ha hecho más que comenzar. Peregrino de Sefarad: levántate, no ha terminado aún tu jornada.
http://www.eldiario.es/aragon/elprismatico/Aviso-navegantes_6_478112228.html
Pablo Lópiz Cantó - 27/01/2016 -
A algo más de un mes vista de las elecciones
generales, y tras el revuelo mediático inicialmente generado con la
entrada de los diputados de Podemos y de las confluencias al Parlamento,
los defensores del régimen surgido de la Transición tratan de recuperar
posiciones, aunque sólo sea mediante ese gesto simbólico que ha
consistido en relegar a los diputados de la formación morada y compañía
al fondo más oscuro de la cámara, aunque solo sea enviando al gallinero a
esos que consideran como advenedizos recién llegados.
Cerrado en falso, y sólo temporalmente, el acelerado ciclo electoral
que se iniciase poco antes de las elecciones europeas y alcanzase su
punto de ebullición en las grandes ciudades del Estado español con las
elecciones municipales, los partidos, todos, como no puede ser de otra
manera, tratarán de hacer jugar su número de cargos electos en beneficio
propio y, secundariamente, en beneficio del proyecto político que cada
cual defiende.
Asistimos a poco más que a un baile. La metáfora que ha
dado el portavoz del PNV es acertada. Se están ofreciendo otras
igualmente afortunadas. La futbolera, en la disputa acerca de quién
tiene el balón en su tejado, o la del ajedrez, para aludir a la “jugada”
de los líderes de Podemos y a las sucesivas respuestas de Rajoy o
Sánchez. En cualquier caso, todas coinciden, y ahí reside su fortuna, en
mostrar la reducción de la política a mero espectáculo. El parlamento,
en tanto que espacio de representación, es sólo un teatro. Desde el 20D y
hasta las próximas elecciones, que se auguran prontas, veremos cómo se
escenifica un conflicto que tiene lugar en otra parte, que se juega
siempre en otra parte.
Sin infravalorar la
importancia que ha tenido la llegada de Podemos al Parlamento, ni, menos
aún, la de las confluencias, dado que tanto el uno como las otras, cada
cual de una manera y con una intensidad diferentes, han permitido
escalar el conflicto social hasta el interior de las instituciones de
gobierno del Estado, hasta el punto de imposibilitar de facto
la constitución de un nuevo Ejecutivo; sin embargo, en una situación de
bloqueo de las luchas a pie de calle, es más que probable que los
nuevos diputados tiendan progresivamente, y al margen de su buena o mala
voluntad, a quedar encerrados en la jaula de la representación, a
convertirse en meros actores institucionales.
Esto
supondría, en primer lugar, la desactivación del potencial transformador
que les ha permitido entrar en el Parlamento. Dicha desactivación, si
acaso tiene lugar, pasará, no tanto por la disolución del juego de
enfrentamientos verbales y del conflicto entre representantes electos,
sino, más bien, por rehabilitación del marco de la representación
parlamentaria misma, cuyo deterioro extremo se pusiese de relieve en el
“¡No nos representan!” durante el 15M.
Sólo las
declinaciones en positivo de la crisis de representación permitirán a
los cargos electos de Podemos y de las confluencias mantener a medio
plazo la iniciativa política y, por lo tanto, no verse asfixiados por la
falta de aire fresco que caracteriza a las instituciones del Estado,
enredadas como están en la trampa de la gestión responsable y ese
gobierno sensato que, casualmente, siempre favorece a los mismos.
Estas declinaciones en positivo de la crisis de representación pueden
tomar muy variadas formas, algunas de las cuales aún no podemos siquiera
intuir. Ahora bien, algunas son ya fácilmente definibles.
- Reconsideración de los modelos organizativos de manera que se reactive la participación democrática bajo la hipótesis de composición de eso que se ha dado en llamar el partido-movimiento. En este sentido, parece que las llamadas confluencias son expresión de formas de organización más avanzadas que Podemos, en la medida en que permiten articulaciones más amplias tanto de los estratos sociales previamente politizados como con los sectores poblacionales que, por un motivo u otro, han quedado marginados durante el último ciclo electoral. Esto no significa que las confluencias sean ya el final del camino, el ejemplo a seguir e imitar, sino, más bien, que marcan una línea ascendente sobre la que hay que seguir avanzando, experimentando y perfeccionando, haciendo que sea cada vez más democrática y, por ende, más potente. En cualquier caso, el punto de partida no parece ser otro que la rearticulación en base a la triada que une apuestas municipalistas, Podemos y movimientos sociales.
- Extensión del debate en torno a la cuestión territorial más allá de los territorios en los que éste inicialmente se ha desarrollado. Frente al cierre de los debates políticos en términos de nacionalismos contrapuestos, que corren el riesgo de enquistarse en el par unionistas/independentistas, es decir, en el par ya múltiple españolistas/catalanistas-gallegos-vascos-etc., la extensión del debate a los territorios en los que la cuestión del derecho a decidir no ha venido siendo planteada permite desplazar el problema desde lo meramente territorial hacia el cuestionamiento del modelo político y abrir a una posibilidad de reordenamiento en términos de un confederalismo democrático. De algún modo, esto supondría pasar del “derecho a decidir” a la “obligación de decidir”, por cuanto todos los territorios que a día de hoy conforman en Estado español tendrían que enfrentarse al debate de cómo se articulan tanto internamente como con el resto de territorios. En este punto, las apuestas municipalistas jugarán un papel central, al permitir llevar la discusión más allá de donde en la Transición se llevó, es decir, más allá del debate de las autonomías. Entiendo que la Red de Ciudades Rebeldes prefigura, en cierta medida, la posibilidad de un municipalismo confederal en relación al cual la plurinacionalidad se compondría.
- Reactivación del conflicto a escala europea. Toda vez que los dos puntos previos atienden a la crisis de representación desde abajo, es necesario confirmar que dicha crisis también proviene del vaciado de competencias de los Estados derivada de su inscripción en el seno de la Unión Europea, y del propio deterioro de la función del Estado-nación en un contexto económico globalizado. Contra las modificaciones del marco europeo que ya han iniciado las élites europeas (suspendiendo el tratado de Schengen, etc.), la lucha contra la austeridad y por los derechos de las poblaciones pasa por componer un frente amplio a escala europea. Impulsar, pero también perfilar mejor las iniciativas que se están proponiendo para combatir la austeridad impuesta desde Europa, desarrollándolas desde un polo local y democratizador, puede hacer de los parlamentos nacionales algo más que un teatrillo infame, convirtiéndolos en palancas de cambio efectivas.
Estas declinaciones en positivo de la crisis de representación, junto a
otras posibles, fijan una línea de elaboración política que podría
fijar una contra-tendencia frente a las inercias institucionales que
necesariamente afectarán a los diputados electos de Podemos y de las
confluencias.
A poco más de un mes vista de las
últimas elecciones generales y a, aproximadamente, cuatro meses de las
próximas, en este breve impasse del ciclo
electoral en el que corremos el riesgo de que la política, una vez más,
quede encerrada en una urna de cristal sólo accesible a los
representantes-actores institucionales, conviene recordar a quienes han
llegado hasta allí gracias a la movilización ciudadana que el suyo no ha
sido un viaje a las alturas, que no han accedido a los cielos, ni por
consenso ni por asalto, sino que han descendido a los infiernos, que no
han hecho sino la parte fácil del trayecto y que el verdadero trabajo
está aún por hacer.
Conviene acaso recordar los
famosos versos en los que Virgilio relatase el camino de Eneas a los
infiernos: “fácil es el descenso al Averno: noche y día permanece
abierto el acceso del dios de las Sombras; / pero echar atrás el paso
para de nuevo salir a los aires superiores / éste es el trabajo, éste es
el esfuerzo”.
Parafraseando a Sade, camaradas, un esfuerzo más si queréis ser agentes del cambio.
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