http://blogs.publico.es/un-paso-al-frente/2016/03/11/la-gran-mierda-de-felipe-vi-y-letizia/
11 mar 2016
Según los reyes, España es un país difícil y LOC (La Otra Crónica, de El Mundo)
es una “mierda”. Este país es difícil para la Reina Letizia porque
Javier López Madrid, yerno de Villar Mir (que fue ministro con Franco),
salió en varios medios de comunicación involucrado en asuntos tan poco
claros como las tarjetas black, el supuesto acoso sexual a una doctora o la trama Púnica. En esto de la mierda, de lo escatológico, la reina y yo tenemos gustos muy diferentes.
La gran mierda de España no es la publicación de LOC, sino
tener unos reyes que en lugar de reprochar su actitud a Javier López
Madrid, en lugar de escribir un mensaje lamentando tener que romper su
relación de amistad por los escándalos producidos y la conducta
inapropiada, lo que hicieron fue animarle. Al compi yogui le mandaron besos, le dijeron que sabían quien era y quienes eran, le dijeron que se conocen, se quieren y se respetan, le dijeron que no pasaba nada por el artículo de las tarjetas en la mierda de LOC y el rey Felipe VI le invitó a comer.
El compi yogui se había gastado más de 34.000 euros en tarjetas black, está siendo investigado por la donación de 1,8 millones de euros al Partido Popular y sabemos que se apoyó en el rey Juan Carlos para realizar negocios en Arabia Saudí de los que afirmó informar a Felipe VI.
Por tanto, la gran mierda de este país es descubrir en menos de dos
años de reinado que el rey Felipe VI se parece mucho a sus antecesores.
Es cierto que, al menos que sepamos, no parece ser tan bebedor,
juerguista o mujeriego como otros Borbones, pero por lo visto hasta
ahora es muy del gusto de relacionarse con personas turbias (su amigo
López Madrid, su secretario Rafael Spottorno, su hermana Cristina y
Urdangarín,…) y con las violentas monarquías del Golfo. Igual que su
padre.
La gran mierda de España es que el rey no sea un ciudadano como los
demás y pueda ser llamado a declarar en cualquier tribunal o imputado
(investigado se dice ahora) por cualquier delito que cometiese, sino que
su figura sea inviolable. Es tan inviolable que si matase a alguien sería declarado inmune
dado que no existe ninguna herramienta que permita eliminar los
privilegios jurídicos de los que goza. La gran mierda es que este asunto
no sea un debate nacional o el propio rey haya planteado la necesidad
de reformar este anacronismo jurídico y privilegio inaceptable en una
democracia moderna.
La gran mierda que la mayoría de los medios de comunicación lo hayan
comentado sin darle la relevancia que merece o lo hayan intentado
minimizar. Tanto es así que El Mundo tuvo en su poder los mensajes y no los publicó.
Entre los atemorizados debido a la incesante sangría de despidos de
directores y periodistas en los grandes medios, aquellos otros que son
marionetas de los bancos a los que pertenecen sus medios (El País,
por ejemplo) o los que se sitúan en posiciones fanáticas, nos
encontramos que un asunto de esta gravedad no es tratado como debiera.
No solo eso, El Mundo y otros medios se han dedicado a intentar minimizar el asunto argumentando que la relación entre los reyes y López Madrid se rompió poco después (octubre de 2014). Como la mayoría de informaciones por encargo, poco tiempo ha bastado para recibir, como se dice ahora, un zasca en la boca: los reyes y López Madrid se vieron el 17 de enero de 2015 después de coincidir en el cine.
La gran mierda es tener unos reyes a los que les importa más el compi yogui de las tarjetas black que
el inaceptable estado de unas Fuerzas Armadas y una Guardia Civil sin
derechos y libertades, con importantes tintes autoritarios y que siguen
sin subordinarse a la ciudadanía.
La gran mierda es que los heridos y familiares de los muertos en los
accidentes con explosivos en mal estado se queden sin las
indemnizaciones que merecen, que nuestros militares sigan falleciendo
por usar piezas de segunda mano para reparar los helicópteros, que nuestros policías y guardias civiles patrullen sin chalecos antibalas,
que estemos endeudados por armamento que no necesitamos o que nuestros
uniformados trabajen bajo la indefensión, la precariedad laboral y la
ausencia de conciliación familiar. Todo ello mientras el jefe de las
Fuerzas Armadas, el rey, siente que España es un país tan difícil y anima a su amiguito.
La gran mierda es comprobar que tenemos unos reyes que siguen
haciendo negocio y manteniendo excelentes relaciones con Arabia Saudí,
que lo hacen a la vez que este país está bombardeando Yemen (con más de
6.000 civiles muertos) o sigue pisoteando los derechos humanos al
decapitar a sus ciudadanos por delitos como la homosexualidad, el adulterio o el ateísmo (casi 200 en algo más de un año).
La gran mierda es que los recortes en educación, sanidad, derechos y
libertades sean cada vez más salvajes, que la corrupción se haya
apoderado de todo país y lo esté carcomiendo por dentro, que estemos
dejando morir a más de dos millones de refugiados y que a los reyes todo
esto (y mucho más que no tengo espacio para contar) no les parezca una
gran mierda.
La gran mierda, por tanto, es tener unos reyes que se preocupan, y mucho, de su compi yogui,
pero muy poco de todo el daño que este ha causado, de la extrema
gravedad de acontecimientos en las que se encontraba involucrado o de la
situación del país. Si los reyes se preocupasen tanto de sus ciudadanos
como del investigado López Madrid o, mejor aún, si no hubiese
reyes o si, por lo menos, estos fueran jurídicamente como el resto de
ciudadanos, a todos nos iría mejor.
La gran mierda de todo esto, Felipe VI y Letizia, es que os parezca
una mierda lo que no es y lo que es una mierda no os lo parezca. Esa es
la gran mierda.
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra y autor de las novelas “Código rojo” (2015) y “Un paso al frente” (2014).
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