http://www.ecorepublicano.es/2016/07/aznar-es-un-criminal-de-guerra-y-debe.html
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra.
El cerco se estrecha a medida que aumenta la presión sobre Tony Blair por la publicación del Informe Chilcot.
Una investigación que desnuda a nuestro país situándonos de nuevo en el
anacronismo. Si es cierto que Aznar está cada vez más señalado, ello no
se debe a la existencia de medios de comunicación libres, un nivel
aceptable de estado de derecho o una saludable atmósfera democrática. El
motivo es que otros han hecho lo que deberíamos haber hecho nosotros.
Invitaba estos días pasados Gary Lineker, antiguo futbolista de lengua
más afilada que su voracidad goleadora, a que los defraudadores
acudieran a España porque encontrarían un paraíso. El edén hay que
extenderlo a los crímenes franquistas y bélicos, a los GAL, al saqueo
del país y a tantos otros delitos que quedan impunes. Somos lo que
votamos y votamos delincuencia e impunidad. En España hay más cloacas
que en todas las películas de Torrente.
El que fuera primer ministro cada día tiene menos escapatorias
y su respiración es más ahogada. Los medios de comunicación no pueden
oxigenar las acusaciones, desvirtuarlas como hacen aquí, y la defensa ya
no es efectiva ni inteligente, es desesperada. Blair, uno de los tres
criminales que se fotografiaron orgullosos en las Azores, se queda sin
salidas. Y eso afecta a José Mari por aquello de lo poco favorecedor que
resulta que uno de los tres amigos termine con un pijama de rayas,
literal o figurado. Aznar aspiraba con aquella fotografía a pasar a la
posteridad y a vampirizar parte del poderío e imperialismo de británicos
y norteamericanos. Sin embargo, ha terminado por ser devorado por la
criminalidad. Aznar, efectivamente, se encuentra al mismo nivel que
Blair y Bush. Los tres son criminales de guerra y, ahora, esa fotografía
no es para exponerla orgulloso en el salón de casa. No es un yo estuve
allí, es un no los conozco de nada, yo no quería… Si pudieran,
eliminarían el selfie de aquella loca escapada, es tarde.
La estrategia para defenderse en España, grotesca e inadmisible en otras
tierras más democráticas y común en Torrentolandia, es circunscribir la
guerra a la invasión y, por tanto, si España no participó en la
invasión, no lo hizo en la guerra. El problema es que si acotamos la
definición de guerra de esta forma tan torticera a la fase de invasión,
como pretenden Los Genoveses, ello nos obligaría a reescribir la
historia. Da lo mismo, podemos con eso y con mucho más. Tendremos que
sustituir en los libros todas las guerras de independencia, guerrillas,
reconquistas y otros escenarios bélicos similares por misiones
humanitarias. Así será. Vietnam, por ejemplo, fue una misión
humanitaria, y Afganistán otra. No me explico cómo los afganos no son un
país desarrollado con tanta humanidad repartida en su territorio
durante tantas décadas.
Federico Trillo es un mentiroso patológico que tiene un almacén para
guardar los cadáveres que arrastran sus decisiones. Sus mentiras
resultan indigestas e insalubres para la sociedad (“En Irak no se pegó
ni un tiro”). Habría que recordarle la Batalla del 4 de abril en Najaf o
la matanza del 26 de abril (ambas en el año 2004) en las que
participaron las tropas españolas. Supongo que en su ignominiosa
concepción de la realidad debieron ser campañas humanitarias.
Un detalle reduce a cenizas la teoría que pretende defender que España
no estuvo en la guerra de Irak: la batalla más sangrienta de toda la
contienda, Segunda Batalla de Faluya, se produjo entre noviembre y
diciembre de 2004, después de la retirada de las tropas españolas. No
solo España estuvo en la guerra, sino que la abandonó antes de terminar.
En algunos de estos acontecimientos hubo bases que tuvieron que
solicitar refuerzos y economizar la munición porque se agotaba. Pero no
fue una guerra, claro, fueron labores humanitarias. Más de un millón de
muertos, un Estado Islámico y 65 millones de desplazados en todo el
mundo certifican nuestra humanidad y las magdalenas repartidas. Obvio.
España estuvo en la guerra de Irak (participó con dos mil militares en lo humanitario que puede resultar de repartir fuego a diestro y siniestro)
y algo peor, no solo para Aznar, los tres líderes sabían que estaban
tomando una decisión ilegal y utilizaron todos los medios a su alcance
para cometer esa ilegalidad y presentarla como lo que no era. A lo
Fernández Díaz y a lo Trillo.
Jorge
Dezcallar, director del CNI, informó (y después aseveró públicamente
haberlo hecho) sobre dos cuestiones esenciales de este crimen. La
primera es que Sadam Hussein no apoyaba a Al Qaeda, entre otras
cuestiones porque el mundo islamico no era ni es la homogeneidad que nos
quieren presentar. Todo lo contrario. Es un universo terriblemente
complejo, como las guerras civiles que se desarrollan en sus
territorios, en las que no existen dos bandos enfrentados, sino
múltiples y con intereses cruzados. La segunda es conocida por todos, en
Irak no había armas de destruccion masiva.
Es innegable que José María Aznar tuvo conocimiento fiable y exacto de
lo que ocurría en Irak, nada menos que su jefe de los servicios
secretos, y que la decisión que tomó fue conscientemente errónea.
Delictiva y criminal serian términos más adecuados. Y lo hizo por
agradar al yanki, un presidente inepto, colonialista y déspota. También
por arrimar el cazo y recoger las migajas. De ahí el Informe Chilcot o las revelaciones de Ernesto Ekaizer y lo ridículo y faldero que resulta con el tiempo ese comportamiento.
De ello se deriva su responsabilidad directa en todo lo ocurrido, en los
más de un millón de muertos, en el expolio de petróleo y otros recursos
del país y en la pobreza y miseria generada que tuvieron como
consecuencia el surgimiento del Estado Islámico (junto a la financiación y promoción de USA-ALIADOS-OTAN-OCCIDENTE).
Aznar es responsable directo de millones de muertos, del 11-M, del
asesinato de ocho espías españoles en Irak en dos atentados, de los
militares españoles fallecidos en la contienda y todos los que se han
suicidado o han acabado abandonados o con problemas psicológicos. Es
también responsable directo de todas las torturas cometidas (los
españoles también torturamos), de los periodistas fallecidos (Couso y
Anguita) y es, finalmente, responsable directo de parte de los 65
millones de desplazados que vagabundean desesperados por la guerra
invisible que vivimos.
Sé que en este país se fomenta el silencio y se premia la insinuación.
Sé que se aplaude hasta la exasperación aquellas palabras que sin decir
dicen, se eleva a la categoría de arte dibujar un personaje sin mostrar
su rostro. Los millones de muertos no merecen eso, no merecen bisutería.
Aznar (y otros muchos) es un criminal de guerra y este país no será
decente hasta que sea juzgado como tal o, al menos, señalado y repudiado
de forma unánime por todos los medios de comunicación y la sociedad.
Su crimen ocasionó la muerte de millones de personas y la destrucción de
millones de futuros, nuestro crimen es esconderle en la impunidad y la
insinuación.
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra.
Fuente: Un paso al frente / Público
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