La regeneración era esto: colocar al ministro de los papeles de
Panamá en un sillón de oro; premiarlo con un sueldo de 226.000 euros al
año por mentir Ignacio Escolar 3/09/2016
170 votos a favor, una mayoría absoluta de 180 votos en su contra.
Mariano Rajoy vuelve a fracasar en el Congreso, incapaz de lograr su
investidura en el Parlamento. A pesar de que la mayoría de la cámara hoy
es de derechas, ha cosechado otro 'no' rotundo del que Rajoy es el
primer responsable, por mucho que se quiera culpar a la oposición. Hoy
ha hecho historia: es el primer presidente de la democracia que fracasa
en su investidura. Y también es el primero que ante un varapalo así, ni
siquiera se plantea dimitir. Mantendrá el chantaje hasta el final: o me
votáis, o los españoles tendrán que volver a votar.
El presidente de los sobres, del ‘Luis, sé fuerte’, de la caja B, de los
martillazos al ordenador de Bárcenas… es, por sus propios méritos, un
candidato inaceptable para la mayoría de los españoles y para sus
representantes, como ha certificado el Parlamento. Hace unas horas ha
dado otro motivo más. Casi al mismo tiempo en que los diputados votaban
su investidura, viernes por la noche, su Gobierno anunció su última
indecencia: el enchufe al ex ministro mentiroso José Manuel Soria, colocado por el PP como representante de España en el Banco Mundial. El mismo Gobierno en funciones que mete miedo a los pensionistas y funcionarios
diciendo que lo mismo el “bloqueo político” les deja sin subida
salarial, sí tiene autonomía suficiente como para colocar a los amigos.
Albert Rivera hoy debería darse cuenta de cuál es la
utilidad de firmar pactos anticorrupción con el PP de Mariano Rajoy.
Aunque con el texto de mínimos que firmaron, ni siquiera un mentiroso
como Soria habría tenido que dimitir.
José Manuel
Soria no sólo es el político que mantuvo empresas en paraísos fiscales
durante lustros, incluso cuando ya era alcalde de Las Palmas. También
es el ministro que se pasó una semana mintiendo con distintas versiones cada día sobre sus negocios off shore. O el mismo ministro de Turismo que también mintió sobre sus vacaciones en Punta Cana,
sobre esa suite de lujo en un hotel de cinco estrellas por la que dice
que pagó solo 70 euros por noche, cuando costaba 1.300 euros para todo
aquel currito que fuese al Caribe sin ser ministro del ramo. O el
presidente del Cabildo de Gran Canaria que se iba con su familia de
viaje en el jet privado de un empresario turístico con negocios en las
islas.
La regeneración era esto: colocar al ministro
de los papeles de Panamá en un sillón de oro en el Banco Mundial;
premiar a un político mentiroso y manchado por la corrupción con un
sueldo de 226.000 euros al año libres de impuestos. Un destino dorado,
como el de Trillo en Londres, como el de Wert en París.
El mentiroso Soria llegará al Banco Mundial con más mentiras: las que acompañaron a esta información, que ya dio La Sexta hace unos meses y que, en su momento, el Gobierno desmintió. Cómo será la cosa para que una parte del Consejo de Ministros se haya desmarcado de esta decisión, que no puede haber tomado Luis de Guindos sin el permiso de Rajoy.
Da igual lo que hayas hecho: el PP de Rajoy nunca deja a un hombre
atrás. Si eres de los nuestros, siempre habrá algo para ti, siempre que
estés calladito y te mantengas leal. Lo hubo para Luis Bárcenas, que
mantuvo hasta el despacho después de dimitir en diferido. Lo hubo para
Rodrigo Rato, colocado en Bankia a pesar de su fiasco previo en el FMI.
Lo hubo para Wert, beneficado en París de una curiosa política de
reagrupación familiar. La hay ahora para Soria y lo habrá mañana para el
ministro Jorge Fernández, probable embajador en el Vaticano, si es que
algún día no le queda más remedio que dimitir.
Son una banda. Y actúan como tal.
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