09/02/2017  - Texto: Juan Carlos Escudier
http://blogs.publico.es/escudier/2017/02/09/asi-funciona-la-justicia-para-ricos/ 
La Justicia española funciona más o menos así: un joven sustrae una gallina
 valorada en cinco euros y es condenado a un año de cárcel; otro, de 
Granada y sin antecedentes penales, ingresa en prisión por una estafa 
con una tarjeta de crédito falsa con la que hizo compras por importe de 
80 euros; un tercero, de Sevilla, roba una bici de alquiler y acaba 
entre rejas. Casos similares se repiten cada cierto tiempo. Manguis con 
varios delitos menores a sus espaldas que han cambiado de vida. Trabajan
 y tienen familia pero ignoran que el pasado es muy cabrón y gira 
visitas. Por la última de sus pequeñas fechorías se les exige saldar su 
deuda con la sociedad. A muy pocos les llegará el indulto. El resto irá 
al trullo para recibir su justo castigo.
Luego están otros, cuyo pasado no ha dejado de ser un presente 
continuo. Gente bien que ha robado toda su vida a manos llenas, 
intachables hasta el final. Ricos como los Carulla, que ocultaron a 
Hacienda sus beneficios multimillonarios con una red de empresas en 
paraísos fiscales. Pagaron 9,4 millones y evitaron el juicio y la 
cárcel. O los Carceller, para cuyo patriarca se pedían 48 años, y que se
 ha librado pagando 103 millones. O los Botín, que tenían 2.000 millones
 en Suiza y arreglaron el entuerto con una complementaria y 200 
millones. O Cuatrecasas, el abogado eminente, un defraudador compulsivo 
que dijo adiós a sus problemas ingresando 5,5 millones al Fisco. Para 
todos ellos se inventó el acuerdo extrajudicial y la amnistía fiscal.
En un tercer grupo están los banqueros, de familia o sobrevenidos por
 el gracioso dedo de sus respectivos partidos. Su gestión ha costado 
122.000 millones de euros. Dicen que hay más de 300 exconsejeros 
imputados y apenas una veintena condenados. Sólo cinco exejecutivos de 
Novacaixagalicia están en la cárcel por administración desleal. A Miguel
 Blesa no se le cuenta porque su estancia en prisión preventiva fue 
meramente turística. Se lo llevaron crudo en sueldos, planes de 
pensiones e indemnizaciones de escándalo. Quizás alguno más pruebe las 
comodidades del sistema penitenciario pero la experiencia sugiere que es
 poco probable. Por la calle se pasean los exdirectivos de la Caja de 
Ahorros del Mediterráneo, los de Caixa Penedès, los de la Caja de 
Castilla-La Mancha y el presidente de Bancaja, José Luis Olivas. PP y 
PSOE no han dejado de poner trabas a una comisión de investigación sobre
 el rescate bancario, un saqueo colosal del que han sido cómplices y 
cooperadores necesarios.
Finalmente, está Rodrigo Rato, el hombre del milagro económico 
que debería estar en la cárcel aunque sólo sea por ese bañador amarillo 
que luce en los yates, uno de los más destacados golfos apandadores del 
país al que Hacienda acusa de no haber declarado 14 millones de euros 
entre 2004 y 2015, una minucia en comparación con los 22.000 millones 
que ha costado reflotar Bankia, su herencia principal.
Rato es un forajido profesional, un evasor contumaz desde que era 
vicepresidente de Aznar y se subvencionaba a sí mismo, un bandido 
protegido por esos grandes del Ibex, a los que él mismo colocó en las 
privatizaciones de los antiguos monopolios del Estado y les hizo ricos, y
 que no han dejado de devolverle el favor para que hiciera caja a toda 
prisa, ya fuera en sus consejos de administración, pagándole 
conferencias a precio de Obama o correspondiendo a sus mordidas.
Del genio de Berkeley se esperaba algo más que el simple atraco con 
media pero se ve que ya está todo inventado: sociedades en paraísos 
fiscales, empresas pantalla para camuflar ingresos y cuentas en Suiza. 
Tan predecible ha sido su modus operandi que ni siquiera el 
descubrimiento de que se había acogido a la amnistía fiscal de su amigo 
Montoro para repatriar sus fondos causó sorpresa. Rato es un defraudador
 vulgar, un vulgar ladrón al que Rajoy encumbró a la presidencia de 
Cajamadrid, donde excavó sin aparente esfuerzo el mayor agujero de la 
historia bancaria española. Nadie duda de que la Justicia actuará contra
 él como nos tiene acostumbrados.
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