Fernando Suarez Bilbao, rector de la Universidad Rey Juan Carlos no
deja de ser noticia. Tras conocerse el escándalo de los hasta ahora once
plagios de diferentes artículos y publicaciones ahora eldiario.es ha
hecho pública una nueva polémica.tras dar a conocer la compra del
palacete de Millán Astray, que poco después sería ocupado por el
colectivo neonazi Hogar Social Madrid.
La compraventa del edificio, a propuesta de la gerente Teresa Sánchez
Magdaleno, fue realizada el pasado 2 de diciembre por un valor de 7
millones de euros a los que habría que sumar el coste de la
rehabilitación del edificio cuyo importe no figura en los presupuestos
de 2017. Según el rectorado el objetivo sería establecer “una señal de
marca que proyecte su imagen externa” a través de la sede. El edificio
estaba adscrito en favor del Benemérito Cuerpo de Mutilados de Guerra
por la Patria de la Legión y allí murió Millan Astray, fundador de la
Legión y responsable de Prensa y Propaganda durante la dictadura
militar.La parte bizarra de la noticia llega con la toma de inmueble
situado en el opulento barrio de Salamanca por parte de los miembros del
ultraderechista HSM tras su desalojo de las antiguas instalaciones del
NO-DO tan solo diez días después de la compra. Tras un mes desde la
ocupación, sus propios integrantes confirman que nadie les ha pedido que
abandonen las instalaciones.
La nula respuesta dada desde rectorado resulta cuanto menos sospechosa. Desde luego no ayuda a evitar especulaciones la opacidad que impregna toda la operación desde las cuentas hasta la pobre justificación para una inversión de este calado. Tampoco lo hace el conocer el historial familiar del rector Fernando Suárez, hijo de Luis Suárez, historiador medievalista, franquista reconvertido en monárquico, que ejerció de rector durante la dictadura y actualmente preside la Hermandad del Valle de los Caídos además de mantener estrechos vínculos con la Fundación Francisco Franco.
Es fácil suponer que entre los objetivos de la universidad lejos estaba señalar el papel ejercido en la historia por un carnicero como Astray. Resulta llamativo como una de las principales instituciones dedicada a la difusión del conocimiento y la cultura evade toda mención al pasado más negro del Estado español. Una valoración que necesita ser tenida en cuenta cuando las redes han crucificado a dos jóvenes participantes de un conocido concurso por su desconocimiento sobre los acontecimientos de la Guerra Civil.
Lo que está claro es la libertad con la que han operado las autoridades de la URJC en pleno escándalo de los plagios que no han supuesto una renuncia del rector de su cargo a pesar de la petición de dimisión por parte de 400 profesores de varias universidades europeas y americanas.
El rector ha anunciado que no se presentará a la reelección y ha elegido a un nuevo sucesor: Javier Ramos, director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación. El sistema de voto, ponderado al 53% para los profesores doctores funcionarios o contratados con vinculación permanente a la universidad le garantiza la victoria en los próximos comicios.
Como señalaba un catedrático de Historia de la URJC en declaraciones a El Mundo “el actual rector ha tejido tal red clientelar colocando a los hijos de otros cargos de la universidad que si les pide que apoyen a su candidato lo harán”. Para muestra un botón: tan solo 6 de 1600 profesores de esta universidad se han pronunciado contra los plagios de Fernando Suárez.
Una situación que no es únicamente propia de la URJC sino que está presente en todas las universidades como muestra la tardía y escasa condena por parte de la confederación de rectores y otros organismos educativos que, escudándose en la autonomía universitaria, han renunciado a tomar parte en el asunto más allá de una tardía y tibia condena.
Gastos injustificados, impunidad, elecciones prácticamente “a dedo”, etc. son parte del proceder de una suerte de casta que opera en el mundo académico. Un fenómeno sociológico presente en la universidad del mundo capitalista que arrastra consigo el aroma de los orígenes feudales de la misma.
La casta universitaria es corrupta, acrítica, adicta al sistema y complaciente con la ofensiva neoliberal que ha esquilmado las facultades y las ha llevado a una “década perdida”. Acabar con ella es un requisito indispensable para conquistar una universidad pública, gratuita y verdaderamente democrática desde donde propagar un pensamiento rico e independiente.
http://www.izquierdadiario.es/De-rectores-copiones-neonazis-y-la-casta-universitaria?id_rubrique=2653
La nula respuesta dada desde rectorado resulta cuanto menos sospechosa. Desde luego no ayuda a evitar especulaciones la opacidad que impregna toda la operación desde las cuentas hasta la pobre justificación para una inversión de este calado. Tampoco lo hace el conocer el historial familiar del rector Fernando Suárez, hijo de Luis Suárez, historiador medievalista, franquista reconvertido en monárquico, que ejerció de rector durante la dictadura y actualmente preside la Hermandad del Valle de los Caídos además de mantener estrechos vínculos con la Fundación Francisco Franco.
Es fácil suponer que entre los objetivos de la universidad lejos estaba señalar el papel ejercido en la historia por un carnicero como Astray. Resulta llamativo como una de las principales instituciones dedicada a la difusión del conocimiento y la cultura evade toda mención al pasado más negro del Estado español. Una valoración que necesita ser tenida en cuenta cuando las redes han crucificado a dos jóvenes participantes de un conocido concurso por su desconocimiento sobre los acontecimientos de la Guerra Civil.
Lo que está claro es la libertad con la que han operado las autoridades de la URJC en pleno escándalo de los plagios que no han supuesto una renuncia del rector de su cargo a pesar de la petición de dimisión por parte de 400 profesores de varias universidades europeas y americanas.
El rector ha anunciado que no se presentará a la reelección y ha elegido a un nuevo sucesor: Javier Ramos, director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación. El sistema de voto, ponderado al 53% para los profesores doctores funcionarios o contratados con vinculación permanente a la universidad le garantiza la victoria en los próximos comicios.
Como señalaba un catedrático de Historia de la URJC en declaraciones a El Mundo “el actual rector ha tejido tal red clientelar colocando a los hijos de otros cargos de la universidad que si les pide que apoyen a su candidato lo harán”. Para muestra un botón: tan solo 6 de 1600 profesores de esta universidad se han pronunciado contra los plagios de Fernando Suárez.
Una situación que no es únicamente propia de la URJC sino que está presente en todas las universidades como muestra la tardía y escasa condena por parte de la confederación de rectores y otros organismos educativos que, escudándose en la autonomía universitaria, han renunciado a tomar parte en el asunto más allá de una tardía y tibia condena.
Gastos injustificados, impunidad, elecciones prácticamente “a dedo”, etc. son parte del proceder de una suerte de casta que opera en el mundo académico. Un fenómeno sociológico presente en la universidad del mundo capitalista que arrastra consigo el aroma de los orígenes feudales de la misma.
La casta universitaria es corrupta, acrítica, adicta al sistema y complaciente con la ofensiva neoliberal que ha esquilmado las facultades y las ha llevado a una “década perdida”. Acabar con ella es un requisito indispensable para conquistar una universidad pública, gratuita y verdaderamente democrática desde donde propagar un pensamiento rico e independiente.
http://www.izquierdadiario.es/De-rectores-copiones-neonazis-y-la-casta-universitaria?id_rubrique=2653
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