Más de mil denuncias sobre abusos sexuales y pederastia, de las cuales al menos 350 están verificadas, empañan la Premier   
Manchester |
                
      
        25 de
        Diciembre de
        2016 - Luis Martín 
http://ctxt.es/es/20161221/Deportes/10201/futbol-ingles-Luis-Martin-abusos-infantiles-Derek-Bell-Gary-Johnson-Woodward.htm
http://ctxt.es/es/20161221/Deportes/10201/futbol-ingles-Luis-Martin-abusos-infantiles-Derek-Bell-Gary-Johnson-Woodward.htm
El artículo de Daniel Taylor en The Guardian
 publicado el 16 de noviembre pasado comenzaba con esta frase: “No es 
fácil sentarse frente a Andy Woodward”. Al periodista le sobraban 
razones. Woodward, que llegó a jugar en la segunda división inglesa con 
el Sheffield United, se decidió a hacer públicos los abusos que sufrió 
siendo un niño, convencido de que eran muchos —“potencialmente cientos”,
 dijo— los que pasaron por un infierno semejante al suyo. A los 43 años 
revivió los abusos sufridos cuando era un adolescente señalando a Barry 
Bennell, que fue su entrenador en el Crewe Alexandra, y que además 
ejerció durante la década de los 80 en los condados de Derbyshire, 
Staffordshire, Cheshire y el Gran Manchester. Las denuncias recibidas en
 el departamento de Protección del Menor suman más de mil y al menos 350
 han sido verificadas en la llamada Operación Hydrant. 
El relato de Woodward incluye el reconocimiento de al 
menos diez intentos de suicidio. Su caso es tan tremendo que el 
entrenador que abusó de él siendo un adolescente terminó casándose con 
su hermana. Su valentía llevó a otros exfutbolistas a hablar en público.
 Como Derek Bell, del Newcastle, que en BBC5 explicó que entre 
los 12 y los 14 años sufrió abusos continuados por parte de George 
Ormond cuando era su entrenador en el Montagu & North Fenham. Un 
día, siendo un adulto, le vio pasear tan feliz por la calle, y se fue en
 su busca. “Llegué a su casa con un cuchillo, le pegué una patada a la 
puerta  y entré dispuesto a matarle, pero no estaba. No podía más. Los 
vecinos me vieron y me fui”, explicó. “Volví otro día, pero con una 
grabadora. Le pregunté por qué me había hecho eso y solo pudo decirme 
que no lo sabía”. 
Tras la denuncia contra Barry Bennell aparecieron más 
casos, de norte a sur y de este a oeste: George Ormond,  en Newcastle, 
Eddie Heath, en Chelsea, Chris Gieler, del QPR, Hugh Stevenson o Gordon 
Neely, los dos en Escocia o Higgins, alias Monster Coach, en el
 sur, en Southampton.  Bennell, que se cambió  el nombre a Richard 
Jones, tiene en la actualidad 62 años, ya fue declarado culpable hace 22
 años tras admitir 23 cargos por abusos sexuales a niños de entre 9 y 15
 años, y condenado a 9 años de prisión.
Con el paso de los días se ha desvelado que algunos 
casos han sido ocultados por varios clubes. Según fuentes oficiales de 
la FA, la federación inglesa de fútbol, “no más de cinco equipos dela 
Premier League” trataron de taparlo con dinero para no perjudicar su 
imagen, entre ellos, el Chelsea. Fue el ex jugador Gary Johnson quien lo
 desveló . “Cuando fui a contarle a la actual directiva, contra la que 
no tengo nada, lo que me ocurrió cuando era un niño, la respuesta 
inicial fue: “Pruébalo”, explicó Johnson, que jugó para los de Stamford 
Bridge durante tres años. Su caso remite a su etapa de juvenil y señala 
a  Eddie Heat , que abusó de él “cientos de veces” cuando tenía 13 años.
 Johnson firmó primero un acuerdo de confidencialidad por50.000 librasy 
luego se arrepintió: “Los aficionados del Chelsea merecen saber la 
verdad y, ¿cuántos como mi caso habrá por ahí? Rezo para que no se 
permita a los clubes cubrir este tipo de cosas. Por el bien del fútbol 
necesitamos transparencia”, dijo.
Algunos de los nombres señalados aún trabajan dentro de la Federación y en cargos relevantes
Aunque la Federación señaló que cualquier club que 
trate de tapar estos hechos será sancionado, esta misma semana perdonó 
al Chelsea, al considerar que había obrado de buena fe, dado que ha 
hecho público un comunicado, el pasado martes, en el que se ofreció a 
colaborar. Pero eso no quita para que Greg Clarke, presidente dela 
Federación Inglesa, haya calificado los hechos como “la mayor crisis que
 he conocido en nuestro deporte”.
De hecho son muchos los que off the record se
 temen que lo peor esté por llegar y que cualquier día de estos una 
bomba sacuda aún más los cimientos del fútbol formativo inglés, que lo 
que se sabe no sea sino una gota en el océano comparado con lo que esté 
por llegar. Ed Smethurst, representante de Woodward, asegura que han 
sido “una marea” las llamadas que ha recibido desde que se destapó en The Guardian el tema.
“El problema es que algunos de los nombres señalados 
aún trabajan dentro de la Federación y en cargos relevantes. Hay nombres
 que se repiten sistemáticamente y hay casos en los que se pudo y se 
pueden tomar medidas”, sostiene. Según la policía, las cifras oficiales 
de las denuncias alcanzan ya las 350 presuntas víctimas y afectan a 55 
clubes. Las mismas fuentes apuntan que muchas víctimas siguen en el 
anonimato, de manera comprensible.
Es cierto que muchos clubes han tomado cartas en el 
asunto, aunque parece haber un pacto en la Premier para hablar lo menos 
posible del tema. Por ejemplo el jefe de prensa del  Manchester City 
prohibió preguntas a Guardiola sobre el tema. Luego explicó que el club 
no quería que el técnico se erigiera el portavoz de la entidad en un 
tema tan escabroso. Lo cierto es que el City como institución no ha 
emitido ningún comunicado, aunque fue salpicado de refilón porque  para 
una filial del club trabajó Barry Bennell hace años.
Parece haber un pacto en la Premier para hablar lo menos posible del tema
El equipo colaboró desde el principio con las 
investigaciones y, aunque no lo haya hecho público, ha abierto una 
auditoría interna para comprobar que a día de hoy las prácticas 
formativas en su Academia de Manchester, y en las de Australia, EE.UU. y
 Japón están a salvo de pecado. Según ha confirmado un alto cargo de la 
entidad a instancias de Ferrán Soriano, CEO de la entidad, quien dio 
orden de intervenir de inmediato al tener conocimiento de lo sucedido en
 el pasado.
El caso más paradigmático es el de Bob Higgins, a 
quien entre otras muchos ha denunciado Matt Le Tissier (Guernsey, 1968) 
probablemente el más famoso de los futbolistas que hayan admitido ser 
víctimas de abusos en su etapa formativa. Leyenda del Southampton, con 
el que jugó  528 partidos y marcó 201 goles,  reconoció  haber padecido 
“angustiosos masajes” por parte de Higgins cuando era un crío. 
“Estábamos desnudos, nos tirábamos en la camilla y nos daba masajes. Era
 muy desagradable, te hacía sentir muy mal. Pero esa edad los niños no 
hablan, hacen bromas, se toman el pelo y queda más o menos en segundo 
plano. Y cuando te vas haciendo mayor piensas sobre ello y ves que no 
era normal”. De Higgins, en 1989 ya se rumoreaba en los ambientes 
futbolísticos de sus prácticas, pero nadie actuó en su contra.
Phil Brown, exjugador del Tottenham, que dirigió 
clubes en la costa sur, ha mostrado su sorpresa por ello. “Conocía a 
Higgins y se rumoreaban cosas. Incluso vi un programa en la tele en la 
que un joven hablaba del tipo de cosas que hacía en Southampton. Me 
sorprende que haya estado involucrado en el fútbol desde entonces”. Es 
más existe una carta de la Football Leaguedatada en 1989 en la que 
advierte a los clubes para que no se comprometan con la academia de 
Higgins y la Policíay los servicios sociales se vincularon para alertar a
 escuelas de que Monster Coach, como ahora se le conoce, 
representaba “un riesgo para los niños”. Perola Federación Inglesa no 
actuó. “Me sorprende.La FA pudo hacer más” ha dicho Harry Redknapp, un 
referente del fútbol inglés, actualmente vinculado al Derby Country. 
Pero no, el fútbol escondió la cabeza en el césped.
La vergüenza es tal en Inglaterra que cuando sacas el 
tema en un pub, normalmente los parroquianos bajan la cabeza, mascullan 
un reniego, levantan la pinta, beben y miran a otro lado.
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