martes, 4 de abril de 2017

Seguimos en guerra. Informe sobre el Estado Social de la Nación 2017, de Jesús Maraña

  Publicada 24/03/2017 http://www.infolibre.es/noticias/opinion/opinion/2017/03/24/seguimos_guerra_62911_1023.html

Creo que fue Almudena Grandes la primera voz a la que escuché explicar en estos términos lo ocurrido: “Eso que llamamos crisis ha sido una guerra, y la hemos perdido los ciudadanos. Una guerra de los especuladores de las finanzas contra la soberanía de las democracias, y el botín de esa guerra han sido los derechos que nos han quitado y las libertades que nos han robado”. Lo recordé este miércoles, tras la lectura del Informe sobre el Estado Social de la Nación 2017, presentado por la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. Los datos son conocidos y están contrastados por diversos organismos oficiales. Verlos juntos, uno a continuación del otro, es lo que provoca un estado de ánimo entre la perplejidad y el encabronamiento. Especialmente cuando nos vemos enredados o entretenidos por los vómitos de las cloacas del Estado (policiales y mediáticas) o por todas esas liebres mecánicas que nos van soltando para que no centremos la atención en lo importante. Ahí van algunos ejemplos: 
  • La renta media en España se ha reducido un 13% desde 2009.
  • Más de 8 millones de trabajadores viven por debajo del umbral de la pobreza.
  • Casi 700.000 hogares no tienen ningún tipo de ingreso.
  • Más de un millón de personas pasan hambre o están infraalimentadas.
  • España se sitúa 5,6 puntos por encima de la media europea según la Tasa Arope, el indicador que utiliza la UE para medir la exclusión social.
  • Más de 400.000 personas han dejado de buscar empleo porque están convencidas de que nunca lo van a encontrar (por edad o por falta de formación o por ambas razones).
  • Casi dos millones de personas llevan en paro más de dos años.
  • Tanto la OCDE como la OIT advierten de que España es el país que más empleo juvenil destruyó durante la crisis y con mayores niveles de precariedad en la contratación.
  • Seis millones de personas cobran menos del Salario Mínimo Interprofesional.
  • El 85% del esfuerzo fiscal recae sobre las familias, mientras 17 de las 35 empresas del Ibex pagan 0 euros por Impuesto de Sociedades gracias a las bonificaciones y vías legales para compensar beneficios y pérdidas.
  • El 1% de la población española con mayor patrimonio (llámese "casta", "trama" o "establishment") acaparó en 2016 más del 27% de la riqueza del país.
Podemos continuar, aunque no hace falta. Es comprobable, como resalta el informe, que los ingresos fiscales del Estado son inferiores a la media europea (entre cinco y siete puntos, según las distintas fuentes oficiales), de forma que nuestro mayor problema sigue siendo por baja recaudación y no por exceso de gasto (que, obviamente, nadie sensato defiende). Lo dice Eurostat y lo admiten todos los organismos internacionales de referencia, esos mismos que, por otra parte, tanto han contribuido y siguen contribuyendo a imponer como salida de la crisis un recetario que masacra a las capas más débiles de la escala social.

En realidad esa guerra en forma de crisis no está perdida del todo. Lo estará si se acepta sin rechistar la posverdad de la “recuperación”. Que se reduzca el paro es una buena noticia, pero es falso que ese dato equivalga a una recuperación. A lo que asistimos es a una cronificación de la precariedad, de la dualidad, de la temporalidad… No estamos “recuperando” salarios, ni derechos colectivos, sino asumiendo un estado de desigualdad permanente en el que vivamos convencidos de que tener empleo es un privilegio y ser trabajador y pobre lo más normal del mundo. 

Este miércoles, los responsables de Servicios Sociales han trasladado a los grupos parlamentarios propuestas de medidas de choque para mitigar o superar los daños causados. Desde la aprobación de una renta básica garantizada hasta un plan de rescate para parados de larga duración o un pacto de Estado para atender a los dependientes que actualmente se encuentran en lista de espera (se calcula que 90 personas dependientes mueren cada día en España mientras esperan recibir la prestación que les corresponde). Por ahí está la senda de la verdadera recuperación.

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