Los gobiernos usan cada ataque terrorista para eliminar derechos 
ciudadanos, pero sus programas de vigilancia masiva no han impedido 
ningún ataque, y es probable que hayan creado las armas que faciliten el
 siguiente. Marta Peirano   23/05/2017  
http://www.eldiario.es/zonacritica/vigilancia-masiva-sirve-detener-atentados_6_646795343.html
Dos semanas después de la primera publicación de los
 papeles de Snowden, Barack Obama dijo a la prensa que el programa de 
espionaje doméstico masivo de la NSA había  "impedido al menos 50 amenazas terroristas".
 Del espionaje no doméstico no dijo nada porque espiar a ciudadanos no 
estadounidenses es el trabajo de la Agencia de Seguridad Nacional. Keith
 Alexander, director de la Agencia, dijo que  no habían sido 50 sino 54.
 Dick Cheney, vicepresidente de George W. Bush en el 11S, dijo que 
Snowden era un traidor a la patria y que si hubieran tenido el programa 
de espionaje masivo entonces,  el ataque a las Torres Gemelas no habría tenido lugar.
En los próximos días volveremos a oír que la vigilancia masiva sin 
control judicial es la solución al terrorismo. Que merece la pena 
renunciar a nuestros derechos fundamentales –o a los derechos de 
nuestros vecinos– para evitar  la muerte de niños en el concierto masivo de una estrella del pop.
 No importa que esa tesis haya demostrado ser falsa. Porque, entre los 
atentados del 11 de septiembre y el atentado del Manchester Arena ha 
habido mucha, mucha, mucha más vigilancia. Y, sin embargo, no ha habido 
menos terrorismo. De hecho, ha habido más.
El 11S y los perros de la vigilancia masiva
La 
relación entre el nuevo estado de vigilancia y el 11S es evidente. Un 
mes después del atentado, la Cámara y el Senado estadounidenses soltaban
 a los perros de la vigilancia masiva con una ley llamada  USA Patriot Act.
 Esta táctica de aprovechar un shock post-traumático para imponer 
medidas antidemocráticas o anticonstitucionales sobre una sociedad civil
 no les era desconocida. Es la misma que describió Naomi Klein en su 
clásico  La doctrina del shock. Desde entonces, a cada ataque terrorista le ha sucedido una reforma de ley.
Fue lo que hizo Cameron  después de los atentados de París, y lo que hará mañana Theresa May. La primera ministra británica y líder del partido conservador ya dijo en medio de  un discurso sorprendentemente bello y sereno
 que "mantendrá su resolución de impedir semejantes ataques en el 
futuro, cargar contra y derrotar la ideología que a menudo inspira esta 
violencia".
May era ministra del Interior cuando the Guardian  empezó a publicar los papeles de Snowden. Era la responsable directa de las tres agencias de Inteligencia del Reino Unido, incluyendo el GCHQ que Snowden calificó como  "peor que la NSA". También fue responsable de la  Ley de Seguridad y Antiterrorismo
 que entró en vigor en Gran Bretaña en julio de 2015. Con esta ley, el 
Gobierno británico reclutó a las autoridades locales, prisiones, 
servicios sociales, hospitales, colegios y universidades públicos para 
su campaña de vigilancia para prevenir la radicalización islamista en la
 sociedad británica. La ley  ha demostrado ser incompatible con  el principio de no discriminación por religión o creencias
 que incluye no vigilar, no detener, no perseguir, no censar de manera 
discriminatoria y no golpear, vejar o matar a otros por sus creencias o 
religión.
La ideología que inspira esa violencia
La población musulmana en Gran Bretaña es la tercera más grande de la 
UE después de Francia y Alemania, pero sólo constituye un 5,3% de la 
población. Sin embargo,  uno de cada cinco presos en las cárceles británicas es musulmán. En la última década, los colegios privados musulmanes han sufrido  un acoso permanente por parte de la administración.
 El informe de las inspecciones argumenta que "la educación espiritual, 
moral, social y cultural de los estudiantes está poco desarrollada, 
particularmente su comprensión de los valores británicos fundamentales 
de democracia, el estado de derecho, la libertad individual y la 
tolerancia y respeto mutuos". Que podría ser verdad, solo que su celo no
 se refleja en los numerosos colegios cristianos donde aún se enseña 
creacionismo en la clase de ciencias. Muchos de los cuales son públicos,
 o reciben ayuda estatal.
Es en este clima no es extraño que el personal de una guardería en Luton  intente mandar a un niño de cuatro años a un programa de des-radicalización islamista.
 Si fuera verdad que los adolescentes musulmanes corren a alistarse a 
ISIS con la esperanza de perder su vida para acabar con la nuestra, la 
ideología que inspira esa violencia no es la fe musulmana, es la 
discriminación.
Todos los ataques terroristas que NO detuvo la vigilancia
En 2009, Umar Farouk Abdulmutallab  pudo haber volado un Airbus A330-300 camino de Detroit con 278 pasajeros, ocho azafatas, y tres pilotos dentro porque las agencias de inteligencia  "no supieron conectar, procesar y comprender los datos"
 que tenían sobre él. Cuatro años más tarde, Tamerlan Tsarnaev pudo 
atentar en la Maratón de Boston porque el Departamento de Seguridad 
Nacional, el FBI, la NCC y la NSA  volvieron a tener problemas de comunicación. Gracias a Umar no hemos vuelto a subir con líquidos en un avión, pero las agencias de inteligencia no aprendieron nada.
Omar Mateen  fue vigilado por el FBI durante casi un año,
 antes de asesinar a 49 personas y herir a otras 53 con un fusil de 
asalto en una discoteca de Orlando en junio de 2016. Hasta tenía 
licencia. Cherif Kouachi cumplió condena por terrorismo antes de matar a
 17 personas en la sede de Charlie Hebdo en París. En un primer momento 
se culpó a las herramientas de cifrado, con la clara intención de 
prohibirlas, pero pronto se demostró que  los terroristas habían usado "teléfonos tontos" para sus operaciones. Las células de terrorismo saben operar fuera de la red de comunicaciones más vigilada del mundo. Nosotros no.
El dato que ofrecieron Barack Obama, Keith Alexander y Dick Cheney para
 justificar las prácticas anticonstitucionales de la NSA  resultó no ser cierto. El único caso en el que la vigilancia masiva podría haber detenido una masacre fue la detención en San Diego de un hombre que  envió 8.500 dólares a Al-Shabbaab en Somalia,
 el Movimiento de Jóvenes Muyahidines. Que son responsables del atentado
 de la Copa Mundial de Fútbol de 2010 en Uganda, el tiroteo masivo en el
 centro comercial Westgate de Kenia, y el ataque yihadista en la 
Universidad de Garissa.
El jefe de la CIA tuvo que 
recular, diciendo que los programas de inteligencia habían "contribuido a
 su comprensión" y ayudado a facilitar la disrupción de conspiraciones 
terroristas". Lo cierto es que  los programas de espionaje masivo no han detectado y detenido ningún ataque terrorista importante. Pero  sus herramientas ya están en manos de criminales.
 Cuando mañana nos pidan que renunciemos a nuestra privacidad para estar
 más seguros, recordemos que la vigilancia no ha detenido a ningún 
terrorista sino que les ha regalado las armas para atentar más y mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario