El reciente archivo del caso Pandora pone en tela de juicio las macrooperaciones de los Mossos, Guardia Civil y Policía Nacional para desactivar una presunta organización terrorista anarquista que estaba en condiciones de atentar en España. 07/06/2017 ALEJANDRO TORRÚS http://www.publico.es/sociedad/extrano-caso-organizacion-terrorista-anarquista.html 
 
 
Madrugada del 16 de 
diciembre de 2014. Exactamente 5:30 a.m. Cientos de agentes de los 
Mossos d'Esquadra (alrededor de 500) se despliegan en 14 locales y casas
 de Barcelona, Manresa y Sabadell. Los registros también llegan a un 
domicilio de Madrid. La operación está dirigida por la División de 
Información de los Mossos y está coordinada por la Audiencia Nacional. 
Es la Operación Pandora I. Once personas son detenidas y siete de ellas entran rápidamente en prisión incondicional. Los cargos son durísimos.
El magistrado de la Audiencia Nacional Gómez Bérmudez
 les atribuye la comisión de delitos de constitución, promoción, 
dirección y pertenencia a organización terrorista en relación con delitos de tenencia y depósito de sustancias o aparatos explosivos y daños y estragos con finalidad terrorista. La
 nota de prensa que los Mossos d'Esquadra remiten a los medios hablan de
 la desarticulación de "una organización terrorista de cariz anarquista a
 la que se le atribuyen varios atentados con artefactos explosivos”. 
33 personas fueron detenidas en 
apenas un año acusadas, en su mayoría, de participar de uno u otro modo 
en una presunta organización terrorista anarquista
Se trata de la primera operación a gran escala contra este presunto terrorismo anarquista implantado en España. Después vendrá la Operación Piñata, en la que serán detenidas 15 personas y cinco entrarán en prisión; y la Operación Pandora II,
 en la que serán detenidas otras nueve personas. Los cargos y la base de
 la acusación son prácticamente idénticos: pertenencia a organización 
terrorista, daños y tenencia ilícita de armas para uso terrorista.
En total, 33 personas fueron detenidas y 12 
encarceladas en apenas un año acusadas, en su mayoría, de participar de 
uno u otro modo en una presunta organización terrorista a la que se 
acusa de ser el brazo operativo en España de la FAI-FRI (Federación 
Anarquista Informal-Frente Revolucionario Internacional) y actuar bajo 
el nombre de Grupos Anarquistas Coordinados (G.A.C.). 
Esta organización terrorista tendría, según describe el auto de la Operación Piñata que envía a prisión a cinco personas, unos 17 miembros activos aunque habría muchos más en su órbita y sería una especie de coordinadora de células terroristas que habrían actuado ya en explosiones como las que tuvieron lugar en la catedral de la Almudena de Madrid y en la basílica del Pilar (Zaragoza) en 2013. 
 
Agentes de la Policía Nacional entran en un edificio para detener a un grupo de anarquistas. POLICÍA NACIONAL. EFE Madrid
Estas células -describe el auto- estudiaron "ejecutar un acto delictivo con finalidad terrorista en las fechas próximas al Acto de Coronación de Felipe VI. Asimismo, se señala que estas organizaciones están movidas por "motivos puramente ideológicos" y
 pueden "atacar todo lo que representa al Estado español, así como a 
símbolos religiosos o financieros (empresas, entidades bancarias), y con
 ello, ejecutar los hechos con el afán de subvertir el orden constitucional instaurado en España". Una clara muestra de ello, dice el auto, es la lectura de la obra Contra la democracia. 
En noviembre de 2015, además, llegará otra operación 
relacionada con las dos anteriores. Arrestan en Madrid a seis jóvenes 
acusados de formar un peculiar grupo terrorista anarquista y vegano,
 que rechazaba las drogas y el alcohol, llamado Straight Edge. Uno de 
los jóvenes, de hecho, pasó hasta 14 meses en prisión de máxima 
seguridad con la acusación de haber participado en la quema de cajeros.
Estas células -describe el auto- 
estudiaron "ejecutar un acto delictivo con finalidad terrorista en las 
fechas próximas al Acto de Coronación de Felipe VI"
Las
 operaciones policiales ponían fin a una larga lista de advertencias de 
las autoridades. Apenas unos meses antes, algunos de los principales 
responsables del país en materia de seguridad advertían de los peligros 
del anarquismo. El que era director general de la Policía, Ignacio Cosidó, anunciaba que "el terrorismo anarquista se había implantado en España" y que había "riesgo de atentados", mientras que el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, culpaba a los anarquistas de los disturbios de Gamonal. Incluso el diario El País publicó por aquellos tiempos unos informes policiales que señalaban que "el terrorismo ácrata"
 había copiado (aunque "a otro nivel") la forma de actuar y organizarse 
de Al Qaeda. El diario de Prisa, de hecho, tituló la información así: El terrorismo anarquista copia a Al Qaeda.
El auto habla de "posibles ilícitos penales relacionados con el tráfico de sustancias estupefacientes o psicotrópicas";
 sabotajes bancarios o de la colocación de explosivos en templos 
religiosos con la finalidad de alterar gravemente la paz pública. La 
alarma policial se dejó ver en los medios de comunicación. La palabra 
anarquismo se situó entre las principales noticias del día cada vez que 
hubo novedades en los casos y siempre asociada a la idea de violencia y 
terrorismo. 
Ningún condenado
Dos años y medio después del inicio de estas operaciones, absolutamente ninguno de los acusados e investigados ha sido condenado
 por estas acusaciones. Muy al contrario, la Audiencia Nacional ha dado 
serios varapalos a las operaciones y a las tesis policiales. En junio de
 2016 fue sobreseída la Operación Pandora II y hace apenas una semana sucedió lo propio Pandora I.
 En los dos autos se especificaba que "pese al tiempo transcurrido no se
 han averiguado hechos nuevos que puedan ser estimados como indicios 
suficientes". 
Asimismo, la última persona encarcelada por la Operación Piñata, por la que entraron en la cárcel 11 activistas anarquistas, fue liberada en mayo de 2015.
 El auto de puesta en libertad, además, fue muy duro con las medidas de 
prisión provisional decretadas anteriormente. Así, el documento critica 
que la decisión de encarcelar a cinco de los detenidos se realizó sin 
reflejar en el texto "indicios racionales de la comisión de una 
acción delictiva" ni "la "comisión de acciones terroristas de ningún 
tipo, y en concreto con el GAC, no constando esos supuestos ataques 
indiscriminados ni se ha producido una situación de grave alteración". 
La última persona encarcelada por 
la Operación Piñata, por la que entraron en la cárcel 11 activistas 
anarquistas, fue liberada en mayo de 2015
El auto además resaltaba que ninguno de estos presuntos ataques, además, había imposibilitado la normal convivencia
 de los ciudadanos ni había provocado una grave alteración de la paz 
pública. "La escasa intensidad de los hechos atribuidos por la Policía 
impide hablar de la existencia de una organización terrorista ya 
que no existe un grupo coordinado, jerarquizado y estructurado; ni las 
acciones que se les atribuyen tienen finalidad terrorista, sino que, 
normalmente, suelen responder a protestas concretas", queda reflejado en
 el documento. 
Por otro lado, no deja de ser curioso que el manual Contra la democracia, descrito en los autos prácticamente como un manual terrorista, no
 dice nada de nada relacionado con el terrorismo. "El texto contiene la 
palabra “violencia” 9 veces y en ninguna de ellas haciendo un 
llamamiento expreso a la misma sino que reflexiona sobre la violencia 
del Estado o la no-violencia del ciudadano medio o para reflexionar si 
existiría violencia o no en caso de desaparecer los ejércitos del 
mundo. La palabra “armada” aparece 3 veces: una para referirse a la 
Armada Invencible, otra para los zapatistas y otra sobre “la época en 
que había más lucha armada”. En ningún momento se refieren a acciones 
violentas o lucha armada. “Sabotaje” no aparece ni una sola vez", señala
 el abogado Daniel Amelang.
Asimismo, el auto también ataca la presunta 
integración de estas personas en una organización terrorista. "La 
vinculación que se lleva a cabo de estos grupos es absolutamente gratuita.
 (...) No se ha acreditado la existencia de tales grupos (GAC) y mucho 
menos la pertenencia a los mismos del ahora recurrente. Sus actividades eran absolutamente legales y no tenía nada que ocultar, como lo demuestra el hecho de que conocía que eran objeto de investigación policial", prosigue.
Una película de ficción con el GAC
¿Pero cómo es posible que hayan pasado por prisión 
cautelar sin fianza varias personas acusadas de terrorismo y que la 
Justicia no haya encontrada nada contra ellas? ¿Qué buscaba la Policía? La
 tesis policial consiste en que los G.A.C. son la rama española 
de FAI-FRI, organización que sí que está reconocida como terrorista por 
las autoridades europeas, y que diferentes grupos anarquistas del Estado
 español sin una relación formal entre sí, sin conocerse, sin 
adiestramiento previo de ningún tipo, aprendiendo cada uno por su 
cuenta, sin consignas y sin jerarquías integran esta organización siendo
 todos ellos responsables de las acciones de los otros. 
Las operaciones policiales contra 
el anarquismo nacen en el año 2013 tras la explosión de dos artefactos 
pirotécnicos en La Almudena y la basílica del Pilar
¿Cómo
 comenzó esta historia? Las operaciones policiales contra el anarquismo 
nacen en el año 2013 tras la explosión de dos artefactos pirotécnicos en
 La Almudena y la basílica del Pilar. Los dos ataques fueron 
reivindicados por el autodenominado Comando Insurrecionalista Mateo Morral y dos ciudadanos chilenos fueron detenidos como responsables de estos hechos: Franscisco Javier Solar y Mónica Andrea Caballero. 
A partir de ahí, la Policía comienza una labor de 
seguimiento de las personas que los visitan en prisión y con los que han
 podido mantener lazos o compartir información. La tesis es que este 
Comando Insurrecionalista Mateo Morral junto con el resto de 
organizaciones o colectivos anarquistas con los que tienen relación 
forman parte de una misma organización terrorista que tiene como fin la "subversión del orden constitucional".
 La única prueba es que sus miembros mantenían relación entre ellos, 
establecían contactos y, de vez en cuando, realizaban acciones 
conjuntas. 
La Audiencia Nacional dicta el fin
La película de ficción de los servicios de 
inteligencia de la Policía duró hasta que la Audiencia Nacional, en una 
sentencia ratificada por el Supremo, condenó a los dos ciudadanos 
chilenos en marzo de 2016 por sendos delitos de lesiones terroristas y 
daños terroristas, pero los absolvió del delito de integración en banda armada.
La Justicia estableció que la descripción que la 
Policía hacía de los GAC y de los FAI/FRI no encajaba en ni uno solo de 
los requisitos establecidos en el Código Penal español para que alguien 
sea condenado por integración en organización terrorista ni para que la organización descrita, los GAC, pueda ser considerada como terrorista. 
"Una organización horizontal no es una organización", establece la sentencia de la Audiencia Nacional
"Si
 se considerase a la FAI/FRI-GAC organizaciones terroristas, serían tan 
defectuosas, incapaces y objetivamente disfuncionales que ni siquiera 
tendrían relevancia penal. Y es que una organización horizontal no es una organización",
 establece la sentencia de la Audiencia Nacional, que también recrimina 
que "no se ha practicado prueba alguna tendente a acreditar que los 
procesados (...) estuvieran integrados en alguno de los llamados grupos 
de afinidad de FAI/FRI-GAC", dicta la sentencia. 
Con esta sentencia, los cargos contra los 
anarquistas comienzan a diluirse cual azucarillo en vaso de agua. Los 
acusados van saliendo de prisión y las operaciones Pandora I y Pandora II ya han sido cerradas. Los que ayer eran una amenaza real para el terrorismo en España, hoy están en la calle.
 
¿Pero cómo es posible?
Fuentes de la Audiencia Nacional, consultadas por Público,
 sobre esta sentencia explican de la siguiente manera las razones por 
las que pudo ocurrir el extraño caso de una organización terrorista sin 
organización ni terroristas: 
"Hay varias causas explicativas. Una, las categorías
 imprecisas de la ley que propician la intervención anticipada y sin 
actos, basta la personalidad o peligrosidad de los sospechosos. Dos, la 
existencia de aparatos burocráticos entrenados en la persecución de 
delitos de terrorismo local o doméstico, el de ETA, que se han quedado 
inactivos. Tres, la voluntad de presencia de esos aparatos. Cuatro, el 
carácter paranoicos propio de los investigadores, que les lleva a 
construir una realidad desde prejuicios  o conjeturas de partida: existe
 el anarquismo con tendencia a la práctica del terror". 
El abogado Eduardo Gómez Cuadrado, que defendió a parte de los acusados de la Operación Piñata, ofrece una explicación alternativa: 
"No parece baladí que esta 'causa general' contra
 el movimiento anarquista haya comenzado su andadura tras unas 
elecciones europeas que quebraron el bipartidismo y continúe a escasos 
meses de un nuevo periodo electoral que parece acentuar esa tendencia. 
Tampoco parece descabellado pensar que se hayan decidió rescatar el 
viejo fantasma del 'terrorismo anarquista' en un ciclo político 
como el que estamos viviendo en un Estado español que viene marcado en 
los últimos cuatro años por un rechazo frontal a la "cultura de la 
Transición", un cuestionamiento radical de las estructuras políticas 
tradicionales y de una constatación incuestionable de que vivimos desde 
hace décadas, si no en un Estado fallido, si al menos en uno útil sólo 
para una minoría instalada en la corruptocracia". 
 
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