Entrevista de Amaia Rodríguez Oroz, 8 Octubre 2017 http://www.noticiasdenavarra.com/2017/10/08/sociedad/navarra/la-burbuja-biomedica-es-mas-peligrosa-y-danina-que-la-inmobiliaria-o-la-financiera
Pamplona - La Asociación para
la Defensa de la Salud Pública de Navarra ha invitado al médico de
familia Abel Novoa, fundador también de la plataforma NoGracias y
coordinador del grupo de trabajo de Bioética de la semFYC, a participar
en una conferencia, que tendrá lugar este lunes, en la que se abordarán
las alternativas humanistas y ecológicas ante el actual modelo
sanitario.
¿Qué supone el aumento imparable del gasto público sanitario para la sociedad en general?
-No sería un problema dedicar mucho en sanidad si el gasto fuera
proporcional a la salud producida. Una población saludable es una enorme
riqueza para cualquier nación y por tanto los presupuestos dedicados a
ello no serían “imparables” sino adecuados; serían una inversión y no un
gasto. El problema no es el presupuesto sino la ineficiencia.
¿A qué se refiere?
-A que entre el 30% y el 50% de los fondos dedicados a la sanidad
pública están siendo ineficientes por diferentes motivos: el incremento
de la inequidad social, que funciona limitando la capacidad del sistema
sanitario para mejorar la salud; una medicina que cada vez utiliza más
tecnología, muy cara pero no mejor; la medicalización de la vida; la
medicina defensiva; el pago por hacer de los sistemas sanitarios a los
profesionales o los intereses de empresas farmacéuticas, de tecnologías y
corporaciones profesionales a las que les conviene este modelo
expansivo de la medicina sin límites, sencillamente porque procura
gigantescas ganancias y poder. Esta situación implica un enorme coste de
oportunidad para la sociedad: lo que desperdiciamos en medicamentos,
tecnologías e intervenciones sanitarias inútiles no podemos dedicarlo a
otras políticas sociales que procuran más salud y, precisamente, más
equidad: medio ambiente, alimentación, trabajo digno, viviendas
habitables, educación, cultura, participación, modelo energético, etc.
Esta situación de ineficiencia, ¿tiene solución?
-Tiene solución, aunque muy difícil y, desde luego, multinivel.
Romper el círculo vicioso actual demanda una nueva narrativa: los
ciudadanos demandan más medicina; la tecnología y la innovación dominada
por los intereses comerciales justifican, mediante una ciencia
instrumentalizada, utilizar cada vez más medicina; los profesionales
viven de proveer más medicina; las empresas ganan cada vez más dinero
fomentando la demanda de más medicina, en forma de servicios,
tecnologías y medicamentos; los políticos garantizan más medicina a sus
angustiados votantes; los medios de comunicación consiguen más lectores y
anunciantes trasmitiendo continuamente la necesidad de más medicina. No
hay ningún agente con capacidad, poder y/o interés en introducir
cambios significativos en esta espiral. Es algo parecido a lo que pasa
con el crecimiento económico: nadie, excepto los ecologistas
decrecentistas, pone en duda la necesidad de que las economías crezcan
para procurar bienestar.
Pero, así como hay un límite físico al crecimiento económico, también lo habrá en la medicalización.
-Exacto, y es la salud de las personas. La diferencia es que en
medicina no hay un movimiento con la tradición y el bagaje intelectual y
científico del movimiento ecologista. Estamos muy lejos de conseguir
permear a la sociedad, como sí ha hecho el ecologismo aunque sea
limitadamente, con algunas de las iniciativas necesarias. Por ejemplo:
mejor investigación e innovación; mejor evaluación de las nuevas
tecnologías y precios justos; profesionales más independientes y
comprometidos con el bien común; mejor atención primaria, sociosanitaria
y salud pública; gobiernos más independientes del poder económico que
pongan límites a las empresas que generan enfermedad, etc.
¿Cree que existe una ‘politización’ de la sanidad?
-Yo soy liberal en cuestiones de salud y colectivista en asuntos
de enfermedad. Me explico. Todo está politizado o mejor dicho todo
responde a criterios no objetivos sino contextuales, históricos,
culturales, sociales e ideológicos... Por supuesto también la sanidad
está politizada. Curiosamente, ideológicamente, a la izquierda y a la
derecha les encanta ser colectivistas en temas de salud, invasivas,
decirle a las personas cómo deben comportarse y convencerles de lo mucho
que necesitan atención sanitaria, fármacos o tecnologías para conseguir
salud. Yo en temas de salud, al contrario, soy profundamente liberal,
individualista: cada uno la persigue según sus convicciones, siempre y
cuando los poderes públicos garanticen unas mínimas condiciones
materiales y sociales. En cambio, tanto la derecha como la izquierda
(ésta algo menos) son neoliberales en cuestiones de enfermedad: las
enfermedades serían responsabilidad de los comportamientos individuales y
por tanto los enfermos deben ser penalizados con copagos, culpa,
persecutorias campañas de educación sanitaria, etc. Yo en temas de
enfermedad soy colectivista: las enfermedades son fundamentalmente un
problema de mala suerte o de condiciones de vida y ambas circunstancias
merecen una respuesta social sin condiciones en una sociedad que quiera
ser justa.
Ha afirmado en alguna ocasión que los sistemas sanitarios
públicos muestran debilidades estructurales claves. ¿Cuáles son y a qué
se deben?
-La debilidad estructural más importante de los sistemas
sanitarios es su incapacidad para gobernar el conocimiento biomédico y
la tecnología. Eso es culpa de la medicina que como disciplina ha
perdido su imprescindible función intermediadora entre conocimiento
científico y política sanitaria. Hoy cualquier intervención sanitaria,
tecnológica o farmacológica que demuestre científicamente un efecto
positivo sobre alguna variable biológica es introducida en el sistema
sanitario y eso es absurdo e insostenible. La innovación tecnológica,
por su propia lógica interna, no tiene ni debe tener un criterio más
allá de la efectividad. Pero una cosa es que algo tenga un efecto en
términos biológicos y otra es que ese efecto sea relevante en términos
humanos y sociales. Y la relevancia en términos humanos y sociales no es
algo que pueda venir definido por la ciencia sino que obedece a otros
criterios menos técnicos y más, por así decirlo, políticos; y por ello
más dependientes de la deliberación pública, la reflexión o el consenso.
Son dos planos distintos: el de la efectividad técnica y el de la
política sanitaria, que hoy están completamente confundidos y solapados
en los sistemas sanitarios públicos. Ambos paradigmas pueden y deben
interactuar pero es nefasto que uno de ellos domine al otro. Hoy, sin
duda, la ciencia y la tecnología dominan la política, que es lo mismo
que decir que el poder económico (claramente el factor que impulsa la
innovación) domina la política sanitaria.
¿Estamos ante una crisis sanitaria? ¿Puede, en algún momento, estallar esta ‘burbuja’?
-Las burbujas tienden a estallar; el propio mercado realiza en un
momento dado un ajuste brusco a la baja del valor de los activos
sobrevalorados. Por ejemplo así ha pasado con la crisis actual con los
activos inmobiliarios o financieros. Pero la burbuja sanitaria no va a
estallar porque el mercado de la salud no funciona con los parámetros de
los otros mercados. La innovación biomédica va seguir sobrevalorada
entre otras cosas porque todos los agentes (profesionales, ciudadanos,
mercado, etc.) desean seguir pagándola por encima de su precio. Por eso
la burbuja biomédica es más peligrosa y dañina que la inmobiliaria o la
financiera. La transferencia de fondos públicos a manos privadas,
gracias a la burbuja biomédica, es más importante pero menos visible: en
vez de dedicar presupuestos públicos a rescatar bancos los dedicamos a
pagar innovación basura. Empobrecemos los países con el falso altruismo
que supone financiar cualquier innovación biomédica.
¿Qué es la postmedicina y qué significaría implantar un sistema postmédico? ¿En qué afectaría o beneficiaría a los ciudadanos?
-La postmedicina es un neologismo que nos hemos inventado en
NoGracias para intentar trasmitir la idea de que es necesario cambiar el
paradigma. Hemos de pasar de un modelo sanitario basado en la
biomedicina a otro más social. El lema es “Decrecer en sanidad para
crecer en salud y equidad”, es decir, dejar de gastar en intervenciones
sanitarias, medicamentos y tecnologías que no han demostrado ser
efectivas para hacerlo en políticas no sanitarias con gran capacidad de
generar salud y equidad: medio ambiente, alimentación, empleo estable,
cultura y educación, alimentación, transporte activo, vivienda digna,
etc.
Plantea una desinversión un tanto arriesgada.
-Ha de venir acompañada de una nueva conciencia social en
relación con la salud: ni la enfermedad ni la muerte se pueden
absolutizar como lo más terrible que existe y, por tanto, no pueden ser
una razón suficiente para justificar cualquier esfuerzo social. Esta
visión distorsiona la prudente evaluación de las necesidades humanas y
está llevando a la confiscación de la riqueza de la sociedad por el
sistema sanitario, dejando sin recursos otras áreas que contribuyen en
mayor medida al bienestar y la equidad de la sociedad. Una vida más
corta o la propia enfermedad no son incompatibles con una buena vida;
una vida sin oportunidades para el desarrollo de las capacidades humana
básicas, sí puede serlo. En el fondo se trata de que los ciudadanos
pierdan su minoría de edad en relación con su salud, como ha hecho en
relación con sus derechos civiles. Los ciudadanos son los que deben
luchar contra el continuo atropello a su libertad que supone una
medicina hipertecnologizada, basada en una innovación que miente cuando
promete evitar cualquier riesgo, enfermedad o sufrimiento. La salud es
un movimiento social demasiado importante como para dejarla en manos de
los médicos.
“Una vida más corta no es incompatible con una buena vida; una vida sin poder desarrollarnos, sí”
“La salud es un movimiento social demasiado importante como para dejarla en manos de los médicos”
apuntes
La charla. El Palacio Condestable acogerá la conferencia Alternativas humanistas y ecológicas ante el actual modelo sanitario,
a cargo del médico de familia Abel Novoa, el lunes a las 19.00 horas.
Ha sido organizada por la Asociación para la Defensa de la Salud Pública
de Navarra.Plataforma NoGracias. Se trata de una organización civil
independiente por la transparencia, la integridad y la equidad en las
políticas de salud, la asistencia sanitaria y la investigación biomédica
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