El incremento de la demanda para fabricar desde condones a guantes 
y sobre todo ruedas está provocando la tala incontrolada de árboles
A pesar de ser una planta de origen latinoamericano, el 85 por ciento del caucho natural procede del Sudeste Asiático
El aceite de palma está empujando a las plantaciones hacia el norte, poniendo en peligro extensiones de bosque primario que había
A pesar de ser una planta de origen latinoamericano, el 85 por ciento del caucho natural procede del Sudeste Asiático
El aceite de palma está empujando a las plantaciones hacia el norte, poniendo en peligro extensiones de bosque primario que había
 
    
 Desde que tiene memoria, Pak Dahlan, un campesino de la provincia de 
Riau, en Indonesia, solo recuerda plantaciones de caucho alrededor de la
 casa de sus padres donde creció y que hoy se ha convertido en su casa. 
Sus padres, como el resto de los vecinos, eran unos pequeños 
propietarios que se ganaban el jornal extrayendo la blanca savia de las 
heveas que crecían en las pocas hectáreas de terreno que tenían y con la
 que luego producían las láminas de caucho.
  Todo cambió 
en 2003, cuando Pak Dahlan, ya en su cincuentena, recibió una suculenta 
oferta: cambiar el caucho por el más productivo aceite de palma. "Veía 
que mis vecinos tenían aceite de palma y ganaban más dinero que yo con 
el caucho. Así que decidí cambiarlo", asegura el campesino. Y no ha sido
 el único.
Aunque el Hevea brasiliensis, la 
principal planta que produce caucho, es natural de la cuenca del 
Amazonas, ha sido en el Sudeste Asiático donde la industria ha 
encontrado las condiciones idóneas de expansión y en la actualidad el 
85% del caucho natural mundial procede de esta región. Sin embargo, 
mientras que en la época colonial, cuando el caucho se expandió por los 
territorios británicos de ultramar, las plantaciones se concentraban en 
las coordenadas más cercanas al Ecuador, durante las últimas décadas, 
los esbeltos árboles han migrado paulatinamente hacia regiones más 
templadas. "El aceite de palma está empujando al caucho hacia el norte",
 asegura Jefferson M. Fox, investigador del Centro East-West 
especializado en este árbol.
 Y con su migración, han desaparecido también algunos de los bosques 
tropicales y subtropicales más valiosos de estas regiones que hasta 
ahora habían quedado a salvo de la expansión de los voraces monocultivos
 tropicales. Así, entre 2005 y 2010, las plantaciones de este árbol 
reemplazaron más de 3.000 kilómetros cuadrados de bosques identificados 
como zonas de alto valor ecológico y áreas protegidas, según un estudio 
publicado en la revista  Global Environmental Change en 2015. "
 Ha sido bastante sorprendente porque yo esperaba que fuera 
mayoritariamente por una sustitución de cultivos, no por deforestación 
de bosques primarios", continúa Fox, quien es además uno de los 
coautores del informe.
 El cambio comenzó en los años 50 del siglo pasado, cuando China 
desarrolló una variedad de hevea que podía crecer en temperaturas menos 
cálidas, para poder satisfacer su demanda en plantaciones al sur del 
país. Desde entonces, otros países han desarrollado sus propias 
variedades, resistentes a las condiciones climatológicas de cada región.
 Sin embargo, a pesar de que las plantaciones sobrevivían, su 
productividad a menudo caía, incrementando la cantidad de suelo 
necesaria. "El caucho se está plantando en zonas donde no debería 
estar", asegura Fox.
Un factor determinante: el aumento de la demanda
 Pero la competencia con otros cultivos no ha sido la única razón por la
 que el caucho se ha vuelto cada vez más amenazante para los bosques 
subtropicales. Así el látex que se obtiene de la hevea es utilizado para
 una multitud de usos, desde la fabricación de guantes y preservativos, a
 globos o incluso colchones. Pero ha sido nuestra creciente movilización
 la que ha hecho aumentar dramáticamente la demanda de esta materia 
prima: entre un 50 y un 70% del caucho natural, según diferentes 
fuentes, es utilizado para la fabricación de neumáticos.
 Las previsiones apuntan además a que la demanda de caucho, 
fundamentalmente natural, ya que el sintético es menos resistente y 
versátil, seguirá aumentado durante los próximos años, lo que 
incrementará la presión sobre las selvas asiáticas. 
 "Estimamos que entre 4,3 y 8,5 millones adicionales de hectáreas son 
necesarias para dar respuesta a la demanda proyectada para 2024", 
asegura  otro estudio también publicado en 2015. 
 "Parece probable que esto ocurra a expensas de [áreas de ] bosque 
natural, ya que es la tendencia que hemos visto en décadas recientes en 
el Sudeste Asiático", asegura a eldiario.es Eleanor Warren-Thomas, 
investigadora de la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad de
 East Anglia y autora del estudio.
Camboya, el paradigma de la voracidad del caucho
 En 2010, el parque nacional de Virachey, en la provincia camboyana de 
Ratanakiri, era considerado una de las pocas zonas vírgenes que quedaban
 en el país. Situado en la frontera con Laos y Vietnam, el espacio 
estaba protegido por ley debido a su alto valor ecológico, pero la tala 
ilegal había hecho mella en las ricas laderas del parque que cada vez se
 veían más desnudas.
 En 2011, fue, sin embargo, el propio gobierno el que aprobó una 
concesión para plantaciones de caucho dentro de las lindes del espacio 
protegido, confirmando la apuesta del gobierno por este cultivo a 
expensas de sus bosques. "Camboya ha sido el país más afectado por la 
expansión del caucho", asegura Fox.
 Según el World Resources Institute, Camboya fue el país del mundo en el
 que la tasa de deforestación se incrementó más rápidamente entre 2001 y
 2014, y la premura se debió en  buena parte a las plantaciones de caucho.
 Así, según la organización, la deforestación en el país ha ido a la par
 con las fluctuaciones en el precio del mercado global de caucho. 
"Sabemos que a largo plazo, un incremento de los precios lleva a una 
expansión de las plantaciones", confirma, por su parte, Eleanor 
Warren-Thomas.
¿Son posibles los cultivos sostenibles de caucho?
 Sin embargo, el caucho puede cultivarse potencialmente de forma más 
sostenible. Así la hevea es un cultivo que se integra bien en la llamada
 agrosilvicultura, un sistema en el que se integran diversos tipos de 
especies de plantas junto a animales en una misma área productiva y que 
son medioambientalmente más sostenibles que los monocultivos. 
Warren-Thomas pone como ejemplo a Indonesia, el segundo productor 
mundial de caucho tras Tailandia, donde se cultiva mayoritariamente en 
este tipo de plantación "que tiene la estructura de un bosque 
secundario".
 "Los agrobosques de caucho en Indonesia son muy importantes para la 
conservación de la biodiversidad y ha habido grandes esfuerzos para que 
no se convirtieran en monocultivos", asegura la investigadora.
 El caucho también ha sido una importante fuente de ingresos para 
comunidades pobres en la región, especialmente en Tailandia, Malasia e 
Indonesia, donde es cultivado mayoritariamente por pequeños agricultores
 como hacía la familia de Pak Dahlan.
 "Hay indicios que muestran que la producción en esta escala conlleva 
beneficios económicos, social y medioambientales a largo plazo", asegura
 la organización Global Witness, que ha denunciado en varios informes 
los impactos de esta industria, especialmente en Camboya.
Empresas empiezan a luchar contra la deforestación
 Como tantas otras industrias, la industria del caucho se enfrenta ahora
 a la necesidad de mejorar sus prácticas para satisfacer una demanda 
cada vez más concienciada a nivel social y medioambiental. Así,en 2016, 
el grupo Michelin, el mayor fabricante de neumáticos del mundo, adoptó 
una política de deforestación cero, mientras que General Motors se 
comprometió este año a comprar sólo neumáticos sostenibles.
 Pero con una demanda en constante aumento y la competencia de otras 
industrias que también intentan evitar ser asociadas con deforestación, 
la sostenibilidad del caucho puede parecer un objetivo utópico. "No 
sabemos si es posible satisfacer la demanda futura de caucho natural sin
 deforestación y se necesitan urgentemente estudios para comprender 
esto", dice Warren-Thomas. "Si las plantaciones de aceite de palma se 
restringen a zonas no bosquosas dentro de la RSPO, la demanda para el 
caucho se desplazará a otra parte", continúa.
 Algunos, sin embargo, se plantean recuperar los árboles de savia 
blanca. Pak Dahlan echa de menos las antiguas plantaciones de caucho que
 le daban menos dinero, pero también menos quebraderos de cabeza que el 
aceite de palma. "Cuando llegó el aceite de palma, empezó a haber 
incendios también en la región", asegura. "Si el caucho estuviera mejor 
pagado, lo habría mantenido".
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OTRA COSA: No es saludable estar bien Adaptado a una Sociedad profundamente Enferma
 
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OTRA COSA: No es saludable estar bien Adaptado a una Sociedad profundamente Enferma
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