CASMadrid · (2017-09-11) http://www.casmadrid.org/index.php/noticias/851-2017-09-11-resistencia-a-los-antibioticos-la-oculta-responsabilidad-de-las-grandes-farmaceuticas
Está en el origen, anualmente, de 
25.000 muertes en la UE (en 2050, si no se adoptan medidas, podría 
causar más fallecimientos que el cáncer) y 1.500 millones de euros en 
pérdidas económicas. La Comisión Europea anunció el pasado 29 de junio 
un plan para afrontar la resistencia a los antibióticos. Entre los 
factores que explican el incremento de esta resistencia a los 
antimicrobianos, la institución comunitaria cita su uso “excesivo” e 
“inadecuado” en la medicina, su “abuso” en la veterinaria, las 
deficientes condiciones higiénicas en centros sanitarios o en la cadena 
alimentaria y la falta de sensibilización suficiente entre las 
poblaciones.
De hecho, según el Eurobarómetro de 
junio de 2016, más de la mitad de los europeos (57%) desconocen que los 
antibióticos no son eficaces contra los virus; y un 44% no saben que 
carecen de efecto frente a la gripe y los resfriados. Esta resistencia 
de los microorganismos a un fármaco que, teóricamente, debería 
destruirlos, es un fenómeno que ocurre hasta cierto punto de modo 
natural; cuestión diferente son las disfunciones que generan factores 
como el uso y la comercialización masiva señalados por la UE.
Asimismo la Comisión Europea constata, 
durante los últimos años, el aumento de las infecciones que presentan 
resistencias a la politerapia y los tratamientos de último recurso; 
menciona como ejemplo los carbapenémicos (antibióticos para el 
tratamiento de la neumonía), cuya tasa de resistencia pasó del 6,2% en 
2012 al 8,1% en 2015. Pero el problema trasciende el territorio europeo.
 Cerca de 700.000 personas fallecen cada año en todo el mundo por 
infecciones resistentes a los antibióticos.
En el estado español, el pasado 30 de 
marzo el Ministerio de Sanidad suspendió la autorización para 
comercializar 17 medicamentos, tras la recomendación de la EMA (Agencia 
Europea de Medicamentos). Entre los productos retirados del mercado 
figuraban el “Tadalafilo”, de la empresa Aurovitas; y tanto el 
“Amlodipino/Valsartán” como el “Naproxeno”, de la compañía Aurobindo. En
 abril de 2014 el grupo farmacéutico indio Aurobindo adquirió la 
compañía Actavis Spain, que tomó entonces la denominación Aurovitas. 
Según su página Web, esta empresa farmacéutica comercializa en el 
mercado español marcas y genéricos para el tratamiento del sistema 
nervioso central, digestivo y cardiovascular, entre otros.
En los discursos, campañas e iniciativas
 institucionales suele omitirse la responsabilidad de la industria 
farmacéutica. “Aurobindo contamina”; “Aurobindo responde: la resistencia
 a los antibióticos no espera”; “Aurobindo dispara la resistencia a los 
antibióticos”. Los carteles de protesta aparecieron en la sede de la 
mencionada empresa en Madrid, a primeros de abril; la acción pretendía 
denunciar las responsabilidades de la industria farmacéutica y, en 
concreto, de este grupo empresarial indio. En un comunicado que 
explicaba el acto reivindicativo, Ecologistas en Acción apuntó a esta 
compañía, con sede en la ciudad india de Hyderabad, como “la más 
contaminante” por el historial de vertidos que registran sus factorías 
en este país.
Para la elaboración de antibióticos, 
Aurobindo importa materias primas de factorías –contaminantes- radicadas
 por ejemplo en China. Además, se la considera “muy bien relacionada” 
con gigantes estadounidenses de la industria farmacéutica, como Mckesson
 y CVS Health, y cuenta con una densa red de filiales –como Aurovitas- 
para su acceso a Europa.
Precisamente los activistas denunciaban 
que las factorías de India y China, en las que se producen la mayoría de
 antibióticos distribuidos por el mundo, “no tratan adecuadamente los 
residuos o los vierten sin ningún control a ríos y lagos”; estos 
abocamientos favorecen la proliferación de superbacterias, cepas 
bacterianas que se han vuelto resistentes a los antiinfecciosos. El 
factor de la contaminación industrial se revela capital, según el 
documento “Resistencia a los antibióticos: Cómo la contaminación de las 
fábricas de medicamentos en India y China está disparando la aparición 
de las superbacterias”, realizado por Changing Markets y Ecostorm, 
difundido en España por Ecologistas en Acción en abril de 2017. El 
informe explica que el volumen enorme de antibióticos que arrojan las 
fábricas con sus vertidos, añadidos a la escorrentía que proviene de los
 residuos generados por granjas y residuos humanos, llegan a los ríos y 
plantas de depuración; esto supone “un excelente caldo de cultivo para 
las bacterias resistentes a los antibióticos”.
Pero en la época del comercio 
transoceánico y los viajes a escala global, la cuestión trasciende a los
 dos gigantes asiáticos: “Una vez creadas las superbacterias, pueden 
expandirse rápidamente por el planeta”. Ello no obsta para que en India 
puedan constatarse de manera singular algunos de los impactos. Así, 
estudios citados por Changing Markets y Ecostorm apuntan que cerca de 
60.000 recién nacidos fallecen anualmente en India por el efecto de las 
bacterias resistentes a los antibióticos “de primera línea”. Además, el 
informe “Estado de los antibióticos en el mundo” (2015), del Center for 
Disease Dynamics, Economics and Policy (CDDEP) pone de manifiesto casos 
de patógenos como el “Klebsiella pneumoniae”, que puede provocar 
neumonía, meningitis o infecciones en la sangre; es uno de los numerosos
 patógenos cuya tasa de resistencia a los fármacos ha aumentado en 
India, al pasar del 29% en 2008 al 57% en 2014.
Los carteles contra la actividad de 
Aurobindo son la síntesis de diferentes informes e investigaciones. 
Entre otras, la realizada en junio de 2016 por la agencia de 
investigación periodística Ecostorm, con la supervisión de la 
Universidad de Cambridge. ¿Con qué resultados? Del análisis de las tomas
 de agua, se desprende unos “altos niveles” de bacterias resistentes a 
los medicamentos en las fábricas de antibióticos de Hyderabad, Nueva 
Delhi y Chennai, en India. De los 34 lugares analizados, en 16 se 
hallaron bacterias resistentes a los antibióticos; llama la atención la 
existencia de cuatro puntos, en los que pudo constatarse la resistencia a
 los tres principales antibióticos: cefalosporinas, carbapenemos y 
fluoroquinolonas. El informe de Ecostorm cita nombres de concretos de 
compañías. Entre las fábricas analizadas, figuran tres propiedad de las 
compañías indias Aurobindo, que emplea a 15.000 personas en 30 países y 
ha incrementado sus beneficios un 800% en la última década; Orchid 
Chemicals, que ha firmado acuerdos con empresas de 70 países; y la 
empresa Asiatic Drugs and Pharmaceuticals, ubicada al suroeste de Nueva 
Delhi y especializada en la producción de sustancias farmacéuticas 
activas (APIs ); tras la investigación sobre el terreno, el informe las 
califica como “focos de resistencia”. Los antibióticos producidos por 
estas empresas se exportan directa o indirectamente a la Unión Europea 
(Gran Bretaña, Francia o Alemania) y Estados Unidos.
Otra circunstancia de interés es que el 
50% del consumo total de antibióticos se concentra en la cría de 
animales para la alimentación. Sin necesidad de que haya contraído 
enfermedades, se utilizan para que el ganado crezca de modo acelerado. 
Aunque no ocurre así en la UE, que prohibió el uso de los 
antiinfecciosos como suplemento alimenticio para animales en 2006, 
recuerda el informe difundido por Ecologistas en Acción. En el ámbito 
europeo se han venido utilizando, en la ganadería intensiva, como 
mecanismo preventivo. En India los antimicrobianos se utilizan sin 
limitaciones, al igual que en otros países, en las granjas intensivas. 
Así, el CDDEP apunta que en pollos y aves de corral del país asiático se
 ha detectado una tasa de resistencia a la sulfadiacina del 100% (se 
trata de un antibiótico que la Organización Mundial de la Salud 
considera esencial para el ser humano).
Mientras esto ocurre, las fábricas de 
antibióticos en India continúan campando a sus anchas. La investigación 
de Changing Markets y Ecostorm se hace eco de estudios académicos que 
revelan cómo las concentraciones de antimicrobianos en el entorno de la 
ciudad de Hyderabad (donde se ubican la mayor parte de fábricas de 
medicamentos de India) y el río Musi, que la recorre, es mil veces 
superior a las que se hallan habitualmente en ríos de países del Norte; 
las muestras tomadas en río por los investigadores permitía observar “la
 espuma de los efluentes en la superficie”. El informe se refiere 
asimismo al complejo industrial Patancheru Bollaram, en la periferia de 
Hyderabad, que se halla en estado “crítico” por la contaminación. Un 
estudio de 2014 centrado en el lago Kazipally, próximo a Patancheru, 
reveló que por razones como los vertidos de las farmacéuticas los genes 
resistentes son hasta 7.000 veces superiores a los de un lago de Suecia.
En China un estudio de Yezli y otros 
autores de 2012, del que se hacen eco Changing Markets y Ecostorm, ya 
apuntaba la tendencia creciente a la resistencia a los antimicrobianos: 
un aumento, como media, del 22% en seis años, mientras que en un periodo
 de tiempo equivalente el incremento en Estados Unidos se situó en el 
6%. Los investigadores atribuyen el crecimiento al uso “incorrecto” de 
los antibióticos, así como a los ingresos que supone la venta de 
medicamentos para los hospitales en la potencia oriental; pero también 
al desarrollo de la cría intensiva de la ganadería y al impacto sobre el
 medio ambiente de las farmacéuticas.
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