Publicado en: 10 agosto, 2017 http://ceccam.org/taxonomy/term/11/all/noticias
Monsanto está bajo una ola de juicios en Estados Unidos, acusado
de haber causado cáncer a los demandantes con glifosato, sabiendo que
era dañino, incluso potencialmente cancerígeno. La UE propone renovar la
licencia para utilizar el glifosato por un periodo de 10 años.
La UE propone renovar la licencia para utilizar el glifosato por un periodo de 10 años
A
esto se suman nuevas acusaciones contra la trasnacional y el glifosato:
la destrucción de bacterias presentes en el intestino humano,
esenciales para la buena salud digestiva, del sistema inmunológico e
incluso para el funcionamiento del cerebro. Parece nimio, porque no
solemos reconocer la importancia vital de los billones de bacterias que
forman nuestro microbioma, pero lo cierto es que son cruciales para la
salud y el buen funcionamiento de muchos órganos, incluso del sistema
general que es nuestro organismo. Mientras que la ciencia avanza en
reconocer la importancia del microbioma, Monsanto ha estado
incisivamente destruyéndolo por décadas.
Este
es el núcleo de la acción legal contra Monsanto que seis consumidores
de Missouri iniciaron en junio 2017, por difundir información falsa
sobre los daños del glifosato. El glifosato actúa como herbicida
inhibiendo la acción de la enzima EPSP sintetasa, indispensable para la
síntesis de varios aminoácidos importantes, que a su vez construyen
proteínas.
En lenguaje sencillo,
cuando esa enzima no actúa, la hierba no se puede desarrollar y muere.
Monsanto ha afirmado repetidamente que cómo esta enzima solo existe en
plantas y no en animales y humanos, el glifosato es seguro para nosotros
y nuestras mascotas. (http://tinyurl.com/ycsm4g94).
Pero
la enzima sí existe en las bacterias que están en nuestros órganos
digestivos y, por tanto, la ingestión continua de glifosato las va
matando, inhibiendo no solo su función benéfica, sino produciendo
adicionalmente un desequilibrio que permite que otros microorganismos
dañinos se expandan.
Monsanto inventó
el glifosato en 1974 y lo vende desde entonces, es una de sus
principales fuentes de ganancias. Pero lo que realmente provocó el
aumento exponencial de su uso fueron los transgénicos tolerantes a
glifosato, como soya, maíz y algodón transgénico. Antes de los
transgénicos, el glifosato dañaba también al cultivo, por lo que su uso
era menor y limitado a ciertos momentos de la siembra. Con los
transgénicos, el uso se multiplicó hasta 2000 por ciento en Estados
Unidos, matando todo lo que hay alrededor del cultivo, pero también
generando rápidamente resistencia en esas hierbas, que pasaron a ser
llamadas “supermalezas”, porque resisten glifosato y otros herbicidas.
Más
de la mitad de los campos de cultivo en Estados Unidos tienen
“supermalezas” y en los estados del sur, por ejemplo Georgia, más de 90
por ciento de las fincas tienen una o más hierbas invasoras resistentes.
Situaciones similares se repiten en Argentina y Brasil, que con Estados
Unidos son los tres países con mayor extensión de cultivos
transgénicos.
Ante esta situación,
los agricultores comenzaron a usar dosis cada vez más altas y repetidas
de glifosato y a su vez Monsanto y otras trasnacionales de transgénicos
aumentaron la concentración y los surfactantes presentes en los
agrotóxicos, aumentando su toxicidad.
Actualmente,
sufrimos una epidemia silenciosa de glifosato –sea por inhalación
directa en campos, por ser vecinos a zonas de fumigación o por los muy
extendidos y cada vez más altos residuos en alimentos, principalmente
los productos industriales que contienen soya y maíz transgénico.
A
la sombra de esta amenaza, se ha desatado otra, directamente
relacionada. Ante las hierbas resistentes, las trasnacionales de
agrotóxicos y transgénicos comenzaron a hacer cultivos transgénicos
tolerantes a varios herbicidas al mismo tiempo, aún más tóxicos y
peligrosos. Una de ellas es la soya RR2 XTend de Monsanto, que tolera
glifosato y dicamba, otro agrotóxico de alto riesgo.
Esta
soya y el cóctel tóxico que la acompaña, comenzó a usarse en Estados
Unidos en 2016 y ya es motivo de fuertes conflictos, porque dicamba mata
o daña mucho más que las hierbas del campo donde se aplica: por deriva,
ha dañado también los cultivos de otros campos, incluso los de
agricultores que plantan soja transgénica de versiones anteriores, no
tolerante a dicamba. Dicamba es un potente agrotóxico, que puede matar
siembras de hortalizas, frutales, ornamentales y hasta árboles. Además
de su toxicidad, tiene alta volatilidad, pero según Monsanto, la
formulación para soya Xtend es de baja volatilidad.
No
obstante, los daños de siembras por usar esta soya con dicamba se han
desatado en Arkansas, Missouri, Tennessee, Iowa y todo el tiempo salen
nuevos reportes en más estados, lo que ha generado desde conflictos
graves entre agricultores –incluso un muerto– hasta demandas legales y
contra seguros, que a su vez, no quieren asumir los daños.
Arkansas
prohibió en julio el uso de dicamba y varios otros estados han cambiado
a regulación más estricta, según los agricultores casi imposible de
cumplir. Seis granjas industriales de Arkansas iniciaron a fines de
julio 2017 acciones legales contra Monsanto, Basf y DuPont Pioneer, que
son quienes venden los agrotóxicos que requiere la soya Xtend.
Brasil
y Paraguay ya han aprobado la siembra de soya tolerante a dicamba. En
México, se aprobó la siembra de algodón transgénico tolerante a
glifosato, dicamba, glufosinato e insecticida en una misma planta,
muestra clara de la “evolución” de los transgénicos: cada vez necesitan
más tóxicos.
Por la salud de todas y
todos y la del medioambiente del que dependemos, por las economías
campesinas que nos dan alimentos sanos, se deben prohibir estos cultivos
de alto riesgo, que además sólo benefician a las trasnacionales.
ENLACE ORIGINAL
La UE propone renovar la licencia para utilizar el glifosato por un periodo de 10 años
La
Comisión Europea decidió proponer una renovación de la licencia del
glifosato, un controvertido herbicida —que en España se utiliza para el
control de la maleza en entornos urbanos y en agricultura—, por un
periodo de 10 años en la Unión Europea (UE), en una reunión de expertos
que se celebra este miércoles y jueves.
En
la nueva propuesta publicada este miércoles, la Comisión considera que,
“desde un punto de vista de la gestión de riesgos, es apropiado renovar
la autorización del glifosato por un periodo de 10 años”. La votación
del comité de expertos encargado de esta cuestión está prevista para
septiembre u octubre.
Clasificado
por “probable cancerígeno” por el Centro Internacional de Investigación
sobre el Cáncer, de la OMS, este herbicida es el más empleado en la UE.
El
comisario europeo de Salud, Vytenis Andriukaitis, había explicado el
lunes que quería “poner fin a la controversia científica” en el momento
de reabrir el procedimiento para renovar la homologación de la sustancia
del herbicida antes de fin de año.
“Dos
agencias de la UE, la ECHA [sobre productos químicos] y la EFSA [sobre
seguridad alimentaria] confirmaron que no hay motivos para clasificar
esta sustancia como cancerígena”, había subrayado Andriukaitis en un
corto mensaje previo a la reunión. Después de que los Estados miembros
no lograran alcanzar un acuerdo, la Comisión espera alcanzar una mayoría
cualificada, a favor o en contra.
“La
Comisión no tiene ninguna intención de aprobar de nuevo esta sustancia
sin el apoyo de una mayoría cualificada de Estados miembros”, insistió
el comisario.
El uso del glifosato cada vez es más controvertido en la UE.
La
Comisión no logró convencer a los Estados miembros de que renovara la
licencia del herbicida, que terminaba en el verano boreal de 2016.
Entonces, Bruselas decidió prolongarla 18 meses, hasta finales de 2017, a
la espera de la opinión científica de la ECHA y la EFSA.
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