Es vital recordar el valor de la sanidad pública y por qué hay razones de sobra para defenderla frente a estos tiempos de crisis. Esther Samper 
    
    
 
    
La hoja de ruta del 
actual Gobierno ha sido y es reducir gradualmente la inversión en 
sanidad pública hasta el año 2020 con un porcentaje del PIB del 5.6%. 
Como consecuencia lógica, el gasto sanitario privado se ha ido 
incrementando año por año, transfiriendo los costes de la sanidad hacia 
las familias, y todo indica que esta tendencia irá a más. Ante este 
panorama, es vital recordar el valor de la sanidad pública y por qué hay
 razones de sobra para defenderla frente a estos tiempos de crisis que 
se aprovechan como excusa para realizar decisiones basadas en ideología y
 no en el beneficio de la sociedad española a largo plazo. Así pues, 
aquí van 8 razones de peso sobre por qué es esencial invertir en sanidad
 pública:
1. Los países que disfrutan de una sanidad 
pública potente tienen cobertura universal o mucho más amplia que 
aquellos países donde predomina la sanidad privada, donde existen 
sectores de la población sin acceso a atención sanitaria o con un acceso
 restringido. Estados Unidos, posiblemente el ejemplo más llamativo en 
este aspecto, contaba en 2016 con 27.6 millones de personas no 
aseguradas.
2. Cuando no existe una cobertura sanitaria universal, 
el sector de población sin acceso a sanidad puede terminar afectando 
también a la población con cobertura, como puede ser el caso de la 
transmisión de enfermedades infecciosas. En cuestión de salud pública, 
todos salimos ganando cuando todos tenemos acceso sin barreras a la 
sanidad. En Grecia, por ejemplo, con un importante desmantelamiento de 
su sanidad pública, los casos de VIH y tuberculosis se han ido 
multiplicando considerablemente en los últimos años.
3. Independientemente del nivel socioeconómico, la sanidad pública 
garantiza un acceso igualitario a la atención sanitaria. Con la sanidad 
privada este acceso depende del tipo de cobertura médica en función del 
dinero aportado y a los antecedentes médicos de la persona. Si, por 
cuestión del azar, una persona nace con una enfermedad hereditaria o 
posee antecedentes familiares de enfermedades importantes, puede verse 
en la situación de que una aseguradora privada se niegue a cubrir el 
tratamiento de dichas enfermedades o tengan que pagar una fortuna por 
ello. Que es lo que pasa de forma habitual, de nuevo, en Estados Unidos,
 símbolo mundial de la sanidad privada.
4. En la 
sanidad privada, el beneficio económico es el objetivo principal, lo 
cual entra irremediablemente en conflicto con los principios éticos y 
los objetivos de la medicina. La sanidad privada no se basa en los 
principios de la solidaridad y altruismo, sino de la rentabilidad y se 
aplican incentivos perversos para reforzar las ganancias. Por ejemplo, 
en Alemania se detectó que las clínicas semiprivadas operaban en muchos 
casos sólo para obtener mayores ingresos, sin una justificación médica 
detrás.
5. Determinados tratamientos médicos (como 
los trasplantes) son beneficiosos para la salud de las personas, pero 
son tan increíblemente caros y complejos que no resultarían rentables 
ofrecerlos a través de una sanidad privada, salvo con pagos prohibitivos
 que no serían posibles para la gran mayoría de los pacientes. En 
España, existen multitud de tratamientos médicos que no están 
disponibles en la sanidad privada por las razones anteriores y, en estos
 casos, se suele recurrir a la derivación de los pacientes a la pública,
 de forma que se filtra a los pacientes no rentables.
6. Los costes por la atención sanitaria aumentan con la sanidad privada
 en comparación con la pública. Esto se debe a varios factores: Por un 
lado, las aseguradoras quieren mantener o incrementar su margen de 
beneficios, por otro, no hay realmente un libre mercado y una 
competencia real de precios y los usuarios son usuarios cautivos. 
Además, los sistemas de salud públicos potentes tienen un gran poder de 
negociación con empresas farmacéuticas, de dispositivos médicos... que 
abarata los costes de los tratamientos médicos. Como ejemplo llamativo: 
un día hospitalizado en Estados Unidos cuesta doce veces más que en la 
sanidad pública en España.  
7. Las investigaciones 
de tratamientos médicos en sus etapas más tempranas, cuando aún no son 
interesantes para empresas privadas como farmacéuticas, que tienen lugar
 en hospitales públicos o institutos de investigación asociados a 
hospitales, difícilmente podrían desarrollarse en instituciones privadas
 debido a las pocas probabilidades iniciales de retorno económico. Por 
ejemplo: el primer tratamiento aprobado en España con células madre para
 la enfermedad de Crohn se desarrolló gracias a la labor inicial 
conjunta de profesionales de la sanidad pública y casi toda la 
financiación fue por fondos públicos hasta que una empresa se interesó 
para comercializarla.
8. Es más seguro para los 
pacientes recibir tratamiento en la sanidad pública que en la privada. 
Concretamente, estudios comparativos entre sanidad pública/privada de 
diferentes países han documentado menor riesgo de efectos adversos y 
mortalidad cuando los pacientes son atendidos en la sanidad pública en 
comparación con la privada. Como ejemplo, una vez más, en Estados 
Unidos, un estudio observó que los pacientes tratados en hospitales 
privados tenían un riesgo incrementado del 2% de muerte.  
No hay comentarios:
Publicar un comentario