El centro educativo Corazón Inmaculado de María es dirigido con mano de hierro por la Sociedad Misionera Cristo Rey
El sacerdote Manuel Martínez Cano
 lleva tiempo dándole vueltas a una idea estrambótica. Cada día que 
pasa, está más convencido de que Franco es un santo. Sí, un santo. Así 
lo defiende en sus escritos, redactados bajo el mismo techo en el que se
 forman cerca de 300 niños y jóvenes catalanes. Además de defender la 
santidad del sanguinario dictador, Martínez Cano figura como "asesor de 
dirección" en el colegio Corazón Inmaculado de María (CIM), una entidad privada que se encuentra en el municipio de Sentmenat, a unos 40 kilómetros de Barcelona. 
El gigantesco edificio que perteneció alguna vez a los Salesianos es hoy la principal apuesta educativa de la Sociedad Misionera Cristo Rey,
 uno de los grupos más ultras que se refugian en la Iglesia Católica. De
 hecho, el centro ubicado sobre la Carretera Castellar también sirve de 
sede administrativa de la Fundación Padre Piulachs -que tiene la 
titularidad del colegio-, así como de la ultraconservadora Unión Seglar 
de San Antonio María Claret y su rama juvenil, la no menos 
fundamentalista Asociación de la Inmaculada y San Luis Gonzaga, 
encargada de organizar los campamentos de verano que ofrece el colegio 
de Sentmenat.
 
El sacerdote Manuel Martínez Calvo
En su "promesa" –algo así como una declaración de 
intenciones que deben asumir al incorporarse al grupo-, los jóvenes de 
esa asociación juran que defenderán "intrépidamente la Fe católica y los
 derechos de Dios, sin temor a quedarme solo en su defensa", además de 
"amar sin reserva a España, mi Patria, la nación de eterna Cruzada, 
relicario de santidad, sublime escuela de tradiciones". También prometen
 "honrar la memoria de los mártires de España que ofrecieron su vida por
 una España católica", así como "seguir sus pasos hasta el sacrifico 
supremo y el martirio si preciso fuera, y luchar contra las sociedades 
secretas y la masonería, así como contra el liberalismo, el socialismo y
 el comunismo, enemigos del Reino de Dios". 
Cada verano, los jefes de ese grupo se llevan de 
colonias a los niños y adolescentes que acuden al colegio. "El lugar 
escogido este año ha sido Les Mines d'Ossor, en Girona. Los niños 
pasaron unos días inolvidables envueltos de un paisaje precioso", 
anunció el centro desde su página web. Se trata de una de las ofertas 
incluidas en su paquete educativo, basado en un estricto apego al 
fundamentalismo religioso y patriótico. 
Entre otros aspectos, el ideario de este colegio 
incluye "la valoración y aprecio de la historia y de todas las 
tradiciones hispánicas". "De modo muy especial, valorará el legado de 
Cataluña y del pueblo catalán, a lo largo de la historia, a la común 
tradición de las Españas, así como el conocimiento de la lengua catalana
 y el aprecio a la genuina catalanidad", destaca. Sus responsables 
aseguran que "de las aulas de este Colegio de la Virgen han salido siete
 monjas de vida contemplativa, tres religiosas, cuatro misioneros de 
Cristo Rey, dos religiosos y un sacerdote", además de "médicos, 
abogados, ingenieros, farmacéuticos, enfermeras, maestros, arquitectos, 
químicos, un juez, una fiscal y muchos trabajadores honrados y 
emprendedores". 
"El éxito de la educación del Colegio no quiere 
medirse en logros académicos solamente, sino por el servicio a la 
sociedad, a la Iglesia, a la Patria, a todos los hombres, para construir
 un mundo nuevo, más justo, más digno del hombre, es decir, para la 
realización del reinado social de nuestro Señor Jesucristo", declara en 
otro apartado.
Ayudas públicas
Según ha podido comprobar Público, este centro educativo ha recibido numerosas subvenciones del área de Enseñanza de la Generalitat de Catalunya.
 Las ayudas han sido solicitadas amparándose en el servicio de guardería
 de 0 a 3 años que ofrece el centro y al que este año acuden 11 niños. 
De acuerdo a lo publicado en el Boletín Oficial de la administración 
catalana, entre 2009 y 2017 el colegio ultracatólico ha cobrado 87.968 
euros a través de distintas subvenciones, todas ellas dirigidas a la 
"escolarización de niños de cero a tres años en las guarderías 
infantiles de titularidad privada de iniciativa social". 
Fuentes del Departamento de Enseñanza de la 
Generalitat señalaron a este periódico que las ayudas concedidas al 
Colegio Corazón Inmaculado de María se ubican en el capítulo destinado a
 las guarderías privadas que funcionan en Catalunya, al tiempo que 
argumentaron que el importe monetario –que ha variado cada año- va en 
relación al número de niños matriculados en cada curso lectivo. Al 
tratarse de un centro privado –no concertado-, el colegio ultracatólico no puede acceder a otro tipo de ayudas para el resto de cursos que
 se imparten en su centro de Sentmenat y que abarcan hasta segundo de 
bachillerato. La cuota de la guardería –sin incluir servicio de comedor o
 autocar- asciende a 276 euros mensuales, mientras que el alumnado a 
partir de tres años paga 217 euros al mes. 
La falda por debajo de la rodilla
Las niñas y niños que se forman allí tienen que 
cumplir unas normas muy estrictas, sobre todo en el periodo de la 
adolescencia. Así consta en una de las actas enviadas a principios de 
curso a las familias de los aproximadamente 300 alumnos matriculados. 
“Lo primero de todo, les daré algunas advertencias, como recuerdo, para 
que Vds. las tengan muy presentes durante todo el curso respecto al 
uniforme de sus hijos”, señalaba en su nota el director de esta 
institución, el sacerdote y miembro de la Sociedad de Cristo Rey, Antonio Turú Rofes. 
Según advierte el religioso, las chicas deben llevar
 faldas que cubran las rodillas. No pueden usar "pañuelos en el cuello" 
ni lucir colgantes. Están terminantemente prohibidos los piercings y el 
cabello debe llevarse “sin teñir ni mechas, y recogido en el colegio”. Tampoco podrán pintarse las uñas ni llevar el polo o camisa por fuera de la falda.
 En el caso de los chicos, se repite la prohibición de usar pendientes y
 se les obliga a acudir "diariamente afeitados". El cabello debe lucirse
 corto, "sin cortes ni colores que rompan la estética y la dignidad del 
uniforme". 

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