Nuestros mayores y menores en el poder se niegan a aceptar que las
pensiones son un derecho. Las declaraciones del Gobernador del Banco de
España han causado especial indignación
La táctica del PP consiste en negar la existencia del problema de entrada. Luego avanzar que el palo va a venir porque “no hay dinero para todo”. Y seguir con zanahorias paliativas como marcan los cánones más clásicos de la manipulación
La táctica del PP consiste en negar la existencia del problema de entrada. Luego avanzar que el palo va a venir porque “no hay dinero para todo”. Y seguir con zanahorias paliativas como marcan los cánones más clásicos de la manipulación
Luis María Linde de Castro es uno de nuestros mayores. Tiene 72 años y
ostenta el cargo de gobernador del Banco de España. El PP cambió la ley para
que no tuviera que dejarlo a los 70 como marcaba el estatuto de la
entidad. Linde lleva toda su vida trabajando como funcionario del Cuerpo
Superior de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado. En su caso,
se ha dedicado básicamente a actividades bancarias y en particular al
Banco Central de nuestro país, en diferentes puestos.
Linde no ha comentado ni media palabra de las pensiones que van a
quedarles a sus colegas de estatus. 13 grandes consejeros, como Ana
Patricia Botín o Francisco González, llevan acumulados 197 millones de euros para
cuando se jubilen. Sus empresas les facilitan ese colchón. El propio
Linde cobra, en activo, 176.000 euros tras subirse el sueldo
recientemente un 5,8%. 14.666 euros al mes
Linde piensa que ellos lo
valen, con toda probabilidad. No así el resto de los jubilados,
“nuestros jubilados”, los suyos, que osan quejarse teniendo muchos de
ellos una casa en propiedad que ya es en sí misma una renta, se ha
atrevido a decir. Como si el PP hubiera pagado las hipotecas
particulares, considera los pisos parte de la pensión. Hay que oírlo
para creerlo:
Me recuerda un chiste malo que contaba mi padre. Un orondo Prior
preguntó ante su suculenta comida por el menú de los hermanos del
convento:
-Sopa de ajo, monseñor- le respondió el cocinero.
-Ah, qué bien, con ajico y todo- se congratuló el Prior.
Todavía les quedan pisos a algunos ancianos. Todavía no han arramplado
con ellos para dar el dinero “que no tienen” a las constructoras de
autopistas quebradas, a las Cajas, o a quienes les parezca. Todavía hay
dinero disponible para saquear el erario en su provecho, como han hecho
muchos de los suyos. Miles de jubilados ayudan a hijos y nietos que de
otra forma no podrían mantenerse con la precariedad sentenciada. Tiren
del piso que tanto les costó pagar para que Linde y los demás sigan
disfrutando de la vida que creen les corresponde. Y así debe ser, porque
la tienen.
La táctica del
PP consiste en negar la existencia del problema de entrada. Las
pensiones estaban garantizadas, juraban por sus muertos. Luego avanzar
que el palo va a venir porque “no hay dinero para todo”. Y seguir con
zanahorias paliativas como marcan los cánones más clásicos de la
manipulación.
Montoro
anuncia medidas como reducir el IRPF a los más vulnerables. Los más
vulnerables no pagan IRPF. O dar una regalía a los mayores de 80 años,
siempre que no cobren más de 14.000 euros al año. Un cheque, en forma de
“impuesto negativo” una figura tributaria de la que “Montoro es un
firme defensor” – nos cuentan-
y que se atribuye al economista Milton Friedman. Es decir, al
inspirador de la ola ultraliberal y de la propia “crisis” que vivimos.
Volver al sistema de vincular la revalorización acorde con el IPC, es
un antigualla según Montoro. Su colega y coetánea Celia Villalobos -68
años- propone ahorrar 2 euros al mes desde
jóvenes. De 20 a 65 años sumarían 1.080 euros en total, una fortuna
para afrontar la vejez. Esta lumbreras preside la Comisión para las
pensiones del Pacto de Toledo.
Nuestros mayores y menores en el poder se niegan a aceptar que las
pensiones son un derecho. Echen cuentas, además, de los impuestos que
hemos pagado durante toda nuestra vida. No precisamente 2 euros al mes.
Para detalles consulten, por ejemplo, el artículo del economista Eduardo Garzón Espinosa
demostrando que dinero sí hay para lo que quieren y desenmascarando sus
falacias. Las soluciones también están estudiadas. Más trabajo y mejor
remunerado. El empleo actual paga las pensiones en justa correspondencia
a lo que se ha venido haciendo.
Dinero hay, y muchas deudas también por la mala gestión y la gestión
interesada, y sobre todo prioridades políticas en el diseño ultraliberal
de la desigualdad. Y si se pueden ahorrar unos cuantos millones de las
pensiones buenos serán, caiga quien caiga. Lo peor es que también han
entrado con éxito en el juego del enfrentamiento entre víctimas. A los
jóvenes les han agostado el futuro, ni siquiera dispondrán de pensión
por este camino. Tengan presente al segmento de parados de 45 años, los
olvidados, los que llevan clavada la angustia en el corazón. O a los
que se encaminan a esa meta porque siempre habrá un precario más joven y
barato que sustituya al que ya cobra de más. ¿No serán las políticas
que se siguen y las estafas que se perpetran lo que falla?
Sí, el mayor porcentaje de votantes del PP y también del PSOE se da
entre mayores de 65 años. Pero, como se está demostrando en las actuales
protestas masivas de pensionistas, no todos participan de un
conservadurismo cerril incapaz de ver lo que ocurre o de no sentir lo
que les afecta directamente. De ahí que el brazo mediático de la derecha
(PP y Ciudadanos) actúe implacable.
Susana Griso en Antena 3 fue este jueves un paso más allá en su conocido activismo político conservador.
Bochornosa coacción a una mujer de 92 años a la que llevó al estudio
para “alertarla” del peligro que supone su opción política de izquierdas.
Con ejemplos falaces, por parciales. Le recordó Grecia, pero no
mencionó el éxito de Portugal y, en particular, obvió la propia España
del PP que paga a esta anciana 700 euros al mes de pensión. Con ajico y
todo, ya ven.
El mayor error de una sociedad esquilmada, engañada y timada es caer en
la tentación de culpar a sus semejantes y no ver quién dirige los hilos
y ostenta la mayor responsabilidad. En la generación de mayores de 65
años, están quienes lucharon contra la dictadura y construyeron la
democracia. La generación que abrió cauces y rompió tabúes y barreras.
Este jueves, Ochéntame Otra vez,
de TVE, mostró aquella pléyade de escritores que popularizó la
literatura, los programas culturales de aquella televisión que ni en
sueños se harían ahora.
En
esta generación de sesentones, estamos las mujeres que fuimos a la
universidad entre hombres, en abrumadora minoría. En 1977, solo el 2,1%
de los universitarios españoles éramos mujeres. Y en algún caso
trabajando a la vez. Y las que propiciamos poderosos cambios en la
liberación de la mujer que, en franca regresión, retomamos ahora y a
todas las edades y en gran parte del mundo.
Estragante paternalismo el que explica a Paquita lo que hicieron los
izquierdistas malos de Grecia. Y tantos otros que se emplean con igual
tono. Ofensiva, la extendida creencia de que nos volvemos cretinos,
lelos y estúpidos al cumplir años. Miren, de “nuestros mayores”, nada.
Desde luego no somos “los mayores” de Linde, con sus 72 años. Y, de ser
“los mayores” de políticos y escribidores que no se quitan la expresión
de la boca, es que algo serio se torció en el camino de la evolución.
Los mayores no son una propiedad colectiva. Y tragar con una rebaja de
la pensión, en las insultantes circunstancias actuales, creo que no va a
colar.
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OTRA COSA: Esto es la Necropolítica. Si no nos enfrentamos a los buitres, es el futuro cercano que nos espera.
OTRA COSA: Esto es la Necropolítica. Si no nos enfrentamos a los buitres, es el futuro cercano que nos espera.
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