LaVanguardia.com·    Cive Pérez ·   4/3/2018     
Chad,
 el tercer país menos desarrollado del mundo que  apenas puede alimentar
 a su propia  población, acoge un contingente de 411.000 refugiados 
(sudaneses, centroafricanos y nigerianos). 
A pesar del acuerdo alcanzado el año pasado entre el Gobierno del Chad y del Sudán para permitir el retorno voluntario de sus refugiados, aquellos que lo han intentado, lo ven imposible. “Las personas que nos mataron, que violaron a nuestras mujeres y hermanas y que nos robaron la cosecha y el ganado, ahora viven en nuestras tierras. ¿Cómo quieren que convivamos con ellos?”
A pesar del acuerdo alcanzado el año pasado entre el Gobierno del Chad y del Sudán para permitir el retorno voluntario de sus refugiados, aquellos que lo han intentado, lo ven imposible. “Las personas que nos mataron, que violaron a nuestras mujeres y hermanas y que nos robaron la cosecha y el ganado, ahora viven en nuestras tierras. ¿Cómo quieren que convivamos con ellos?”
Tras escapar de la guerra de Darfur, Sudán, Ahmat Djouma ahora huye de 
la pobreza en los campos de refugiados del Chad. Su destino: Europa. 
Volver. Emigrar. Arraigar. Tres son las opciones oficiales que tienen los refugiados sudaneses que viven en el Chad. La realidad es otra. Podrían regresar a Darfur (Sudán),
 de donde huyeron de la guerra hace 14 años, pero todavía hoy la 
violencia persiste. Podrían ser reubicados a Norteamérica y Europa, pero
 solo un 1% lo ha conseguido. Podrían quedarse en los campos de 
refugiados, pero Chad, el tercer país menos desarrollado del mundo, 
apenas puede alimentar a su población. 
Cuando todo falla, huir a Europa por la puerta de atrás es la única escapatoria a un futuro inerte. Esa fue la elección de Ahmat Djouma Ahmat (Arara, Sudán, 1980), aunque con ello se jugara la vida. Hace casi tres años que emprendió el viaje hacia el norte, a través de la vecina y fallida Libia. Su destino sigue inalcanzable.
(...)
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OTRA COSA: Catalanes, Jueces, Urdangarín, Rato, Granados, González...
Cuando todo falla, huir a Europa por la puerta de atrás es la única escapatoria a un futuro inerte. Esa fue la elección de Ahmat Djouma Ahmat (Arara, Sudán, 1980), aunque con ello se jugara la vida. Hace casi tres años que emprendió el viaje hacia el norte, a través de la vecina y fallida Libia. Su destino sigue inalcanzable.
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OTRA COSA: Catalanes, Jueces, Urdangarín, Rato, Granados, González...

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