Se
 esfumaron 741 millones de euros, se pagaron juergas con cocaína, se 
compraron coches de lujo, se levantaron grandes fortunas y se malgastó 
dinero público com
o "para asar una 
vaca", según explicó al juez la madre de uno de los acusados. Hasta una 
monjita de clausura trincaba religiosamente del fondo de reptiles. Pero 
aquí no pasa nada, aquí nadie sabe nada. Hoy un diario nacional publica 
que el expresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, concedió un
 ERE de 3,6 millones a la familia del empresario que le prestaba su 
chalé de vacaciones en la playa onubense de La Antilla. Por supuesto, ni
 él ni su compadre Griñán se enteraban del inmenso cortijo cordobés que 
se había montado en la Consejería de Trabajo. El dinero fraudulento 
corría por los pasillos como la manzanilla en la Feria de Abril, pero 
por lo visto nadie en la Junta de Andalucía era responsable de nada. 
Todos veían, firmaban y callaban, todos muditos y exprimiendo la teta 
del Estado que ya no daba para más. La corrupción del PSOE ha sido tan 
grave o más que la del PP y flaco favor le haríamos a la democracia 
española disculpándola, tomándola como simple picaresca andaluza o 
justificando a unos autores que no por simpáticos, alegres, supuestos 
chicos de izquierdas y buenos contadores de chistes son menos peligrosos
 que los Bárcenas, los Rato, los Granados y los González. Caiga todo el 
peso de la ley sobre estos bandoleros de Sierra Morena que nos estaban 
limpiando los cuartos entre romerías, capeas, chirigotas, fandanguillos y
 vivas a la Macarena.
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OTRA COSA: 
 20 kg de abejas muertas en la puerta del Ministerio de Agricultura
 
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