Joaquín García Sansegundo ha compartido un enlace. 16/4/2018
La comisión de reclamaciones ha obligado repetir
cuatro veces el proceso de selección para una plaza docente a la que opta, sin éxito, el hijo de un veterano profesor de Geología… Ángel Villarino elconfidencial.com - 15.04.2018
Dieciocho años lleva Germán Flor Blanco haciendo lo apropiado para conseguir una plaza en la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo. Su padre, Germán Flor Rodríguez,
veterano profesor titular, se ha desvivido también para que sea así.
Dirigió la tesina y la tesis doctoral de su hijo y después lo metió a
dedo en proyectos divulgativos, de investigación y en evaluaciones de
impacto ambiental pagadas con dinero público.
Consiguió
incluso introducir físicamente a su vástago en el departamento, en un
despacho situado en su área, la de Estratigrafía, estancia que ocupa aún
hoy, a pesar de no tener ninguna vinculación laboral conocida con la
universidad. Durante largos años han trabajado juntos, a menudo en
virtud a contratos públicos y acuerdos con la fundación de la
universidad. Ambos eran rostros habituales en televisiones y periódicos locales cuando tocaba hablar de su especialidad: sedimentación y geomorfología en las costas asturianas.
Germán
Flor Blanco envió un 'e-mail' a los compañeros de su padre pidiéndoles
que apoyasen la creación de una plaza adaptada a su perfil Los compañeros de Flor Rodríguez (el padre) dicen que esta situación nunca les había molestado. Que veían hasta cierto punto normal la colaboración y el tutelaje, que tomaban café y mantenían una relación cordial. Los problemas empezaron a raíz de un 'e-mail' que recibieron el 16 de febrero de 2015. Flor Blanco (el hijo) les estaba pidiendo ayuda para solicitar ante el vicerrectorado la creación de una plaza a su medida. Decía en su correo: “De acuerdo con lo que os ha estado comentando mi padre a lo largo de la semana pasada, os adjunto la carta que queremos presentar”. Y después de subrayar que “aquí el que no llora no mama”, continuaba: “Creemos que ha llegado el momento de hacer esta petición después de 15 años trabajando en la universidad sin recibir contrapartida alguna”.
Dos de los profesores del área se negaron a firmar la petición, pero los otros tres lo apoyaron tras pactar un par de cambios en la redacción del texto final. La iniciativa se elevó después al vicerrectorado y consiguió prosperar. En mayo de 2015 salía la convocatoria para una nueva plaza bajo la siguiente fórmula: profesor ayudante doctor en régimen laboral para el Área de Estratigrafía del Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo. Después de tantos años trabajando y esperando su turno, parecía que Flor Blanco podría por fin seguir la estela de su padre, quien además estaba ya a punto de la jubilación.
Empiezan los problemas
A
partir de aquí es cuando todo empezó a salir mal para los Flor. A la
convocatoria se presentaron 10 geólogos y la comisión —elegida por
sorteo entre profesores del departamento— no aupó al hijo del veterano
profesor, sino a una auténtica desconocida, una tal Emma Quijada Van Den Berghe,
una mujer que entonces no llegaba a los 30 años, procedente de la
Universidad Complutense de Madrid, con tres estancias en el extranjero
(Francia, Italia y EEUU), becas doctorales de prestigio y un currículo
impresionante. Consultados por El Confidencial, los profesores que
participaron en dicha comisión durante el verano de 2015 coinciden en
que ella era la mejor con diferencia. “De las 10 personas que se
presentaron, había muchos currículos muy buenos, pero el suyo era
apabullante”, resume uno de ellos.
La decisión de
escoger a alguien de fuera no termina de encajar en los esquemas de la
universidad española, donde tradicionalmente se ha elegido al candidato más cercano,
al formado en casa, antes de abrirse a la búsqueda del mejor preparado.
Según sucesivos estudios del CSIC, y aunque parece haber una lenta
progresión, más del 90% de los profesores españoles consiguió plaza
después de trabajar durante un periodo en esa misma universidad; y en torno al 70% de los titulares se presentó como candidato único.
Así se enchufa en la universidad española
Después
de toda la vida esperando y haciendo méritos, Germán Flor Blanco no
consiguió pasar del sexto puesto: sexto de 10 en la competición por una
plaza que sentía suya hasta el punto de que fue él quien la solicitó.
Desatada la frustración, padre e hijo iniciaron una pantagruélica batalla de reclamaciones
que se alarga hasta hoy. Alegan muchas cosas que se resumen en dos: los
criterios aplicados durante la selección son injustos y les perjudican,
y, más en general, están siendo víctimas de una conspiración
capitaneada por un grupo de profesores del departamento que quieren
sacarlos de la universidad.
La guerra de los Flor ha
contado, de alguna manera, con el respaldo del rectorado. Desde 2015
hasta hoy, el proceso de selección se ha repetido cuatro veces,
con dos comisiones diferentes y un resultado casi idéntico: Germán Flor
ha escalado un par de posiciones al modificar los baremos, mientras que
el primer lugar lo ha ocupado una y otra vez la misma persona: Emma
Quijada.
A los cinco días de la resolución [de la primera comisión evaluadora], mi mujer tuvo un aborto fuerte y casi muere
La
joven geóloga acude a la facultad, imparte clase e investiga, pero su
puesto no está consolidado y pende de un hilo, ya que el Consejo de
Gobierno de la universidad ha aceptado todas las reclamaciones de los
Flor hasta ahora. "He salido primera las cuatro veces, pero en una de
estas dicen que la plaza es para otra persona y adiós muy buenas", dice
ella, manteniéndose cauta y evitando comentar la situación. Varios
miembros de la primera comisión aseguran sentirse “atónitos” e "indefensos"
ante la actitud de las autoridades universitarias. El rectorado,
mientras tanto, guarda silencio. “El rector prefiere no hacer
declaraciones hasta la resolución de la plaza [porque] en este momento
el tribunal está atendiendo a dichas reclamaciones, por lo que considera
más adecuado no pronunciarse al respecto”, explican desde su
departamento de prensa en un correo electrónico.
Flor
Blanco explica toda la polémica como una persecución contra él y contra
su padre, una confabulación para dejarlo fuera de la universidad
retorciendo los criterios de selección. “¿Nepotismo?
Si hubiese nepotismo ya estaría trabajando en la universidad. Aquí me
han destrozado literalmente la vida, lo estoy pasando fatal”, dice al
teléfono. “Y no solo a mí, también a mi familia. A los cinco días de la
resolución [de la primera comisión evaluadora], mi mujer tuvo un aborto fuerte
y casi muere. Pasé partes médicos a los instructores de las
reclamaciones para que viesen el daño moral. Tengo 41 años y 18 de
profesión. Soy una persona reconocida dentro del mundillo y ellos ponen
por delante a una chica que lleva siete años trabajando como
investigadora y que acaba de hacer la tesis. Es surrealista”. A su
padre, enfatiza, le han hecho un "daño irreparable". “Está hecho un
auténtico guiñapo, lo han destrozado. Y lo peor es que tenemos a un
tribunal en contra al que le da igual todo”.
Gritos por los pasillos
La situación ha tensado el ambiente en la facultad. Una de las profesoras que participaron en la primera comisión de selección, Marta Valenzuela,
presentó una queja formal al vicerrectorado tras un enfrentamiento en
los pasillos. “Les di los buenos días y padre e hijo salieron
insultando, gritando y amenazando, acusándonos de prevaricación y con
insultos que prefiero no repetir. Yo no abrí la boca y tengo una parte
grabada en el teléfono. Desde ese momento no me han vuelto a dirigir la
palabra”, recuerda. Emma Quijada, por su parte, intentó trasladar el
tema a la justicia ordinaria y puso una demanda. El
juzgado de lo contencioso administrativo de Oviedo la desestimó a
principios de 2017, circunscribiendo la polémica al ámbito universitario
y a sus mecanismos autónomos de gestión.
Con el tiempo,
el conflicto ha ido escalando. En julio de 2017, Flor Rodríguez, recién
jubilado, optó por denunciar ante la Comisión de Disciplina de la
Universidad de Oviedo a los miembros de la primera comisión de
selección. Pidió que se les abriese un expediente acusándolos de
desobedecer órdenes de sus superiores al fijar los criterios de la plaza
y de haber llegado a un "acuerdo ilegal" para vetar a su hijo. Son faltas graves,
según el código universitario, que habrían costado la suspensión de
empleo y sueldo durante seis años para los funcionarios y el despido del
único contratado no funcionario del tribunal.
Flor Rodríguez, ya jubilado, denunció a los miembros de la primera comisión y pidió su inhabilitación durante seis años
Precisamente
la instrucción del expediente contra los miembros del tribunal saltó a
la prensa local e hizo que una prestigiosa revista local ('Atlántica XXII')
se interesase por el caso. Los acusados recibieron también el apoyo por
escrito del Departamento y la Facultad de Geología y de más de 150
profesores e investigadores de toda España. Finalmente, el pasado 26 de
marzo, la Comisión de Disciplina de la universidad decidió archivarlo,
descartando las faltas graves y dando por prescrita una única falta
leve (“incumplimiento de los deberes del empleado público”). Una
solución que no convence a los miembros de la comisión, ya que
consideran que se hace "una interpretación de los hechos parcial".
A
día de hoy, la plaza de "profesor ayudante doctor en régimen laboral
para el Área de Estratigrafía del Departamento de Geología de la
Universidad de Oviedo" sigue en vilo. La segunda comisión de selección
hizo la cuarta evaluación el 13 de febrero de 2018.
Eligió a la candidata Emma Quijada, que a su vez volvió a ser impugnada
por Germán Flor Blanco, devolviendo la pelota a la Comisión de
Reglamentos y Reclamaciones. Y vuelta a empezar.
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