Búscame en el ciclo de la vida · 26/03/2018
"La
 Ley de Amnistía, que en su momento celebró la izquierda, se nos 
presentó como una ley por la que quedaban amnistiados todos los actos de
 intencionalidad política
Con esta ley, los que verdaderamente quedaron amnistiados no fueron los reprimidos por el franquismo sino los criminales que formaron parte del aparato represor franquista."
Con esta ley, los que verdaderamente quedaron amnistiados no fueron los reprimidos por el franquismo sino los criminales que formaron parte del aparato represor franquista."
Vivimos en una hora que no nos corresponde desde aquel 
desfavorable día de 1940 en el que se aprobó la medida franquista de 
igualar los relojes al mismo horario de la Alemania de Hitler. Esto 
quiere decir que vamos por delante del horario solar, adelantándonos una
 hora en otoño e invierno y dos horas en primavera y verano. En 
resumidas cuentas, el adelanto de los relojes, es un atraso.
Tal desajuste sirve para que las autoridades justifiquen un ahorro 
energético. Sin embargo, si lo pensamos bien, sirve para todo lo 
contrario. Porque amaneciendo más temprano, lo único que se consigue es 
empezar a gastar antes de tiempo. Lo del cambio de horario es otro 
engaño más de un país que ha sido gobernado por trileros que nos 
madrugan cuando se trata de esconder la verdad.
Sin ir más lejos, el otro día, por si quedaba alguna 
duda, nos volvieron a madrugar con la Ley de Amnistía, revelando que la 
política que padecemos hunde sus raíces en el franquismo. Porque la Ley 
de Amnistía, que en su momento celebró la izquierda, se nos presentó 
como una ley por la que quedaban amnistiados todos los actos de 
intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados
 como delitos y faltas realizados antes del quince de diciembre de 1976,
 quedando también amnistiados los delitos de rebelión y sedición 
militar. La trampa estaba tendida.
Con esta ley, los 
que verdaderamente quedaron amnistiados no fueron los reprimidos por el 
franquismo -hombres y mujeres que apenas existían por estar la inmensa 
mayoría bajo las cunetas- sino los criminales que formaron parte del 
aparato represor franquista. Una ley que, según nos contaron, no era de 
punto y final pero que acabaría cumpliendo la misma función, ya que, 
paralizaría los casos puestos en manos de la justicia.
Figuras tan sospechosas como Martín Villa o Utrera Molina, o policías 
sangrientos como Billy el Niño, se han librado de ser condenados. La ley
 de Amnistía ha sido un instrumento más de este juego de trileros que 
fue nuestra Transición ¿Dónde se esconde la bolita?
El otro día, los partidos del Régimen Borbónico, como no podía ser 
menos, votaron en contra de la reforma de la citada ley, asegurando la 
trampa que deja al descubierto el cubilete vacío. Con malas artes, los 
del tripartito derechil, favorecidos por el horario germánico, tumbaron 
la propuesta en la Cámara. Llegados aquí, sólo nos queda afirmar que 
vivimos bajo un régimen que no nos corresponde.
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OTRA COSA: Poema: Lucha muerde y araña siempre. Siempre, de Ben Clark,
OTRA COSA: Poema: Lucha muerde y araña siempre. Siempre, de Ben Clark,

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