Después
de muchos esfuerzos, no se ha conseguido que Marichuy pueda proponerse
como candidato a la Presidencia de México. Muchos votantes pensaban que
dividiría a la izquierda, pero muchos otros pensaban que era realmente
una alternativa a los sistemas clientelares de los partidos realmente
existentes. Su caso muestra de nuevo las dificultades que encuentran las
renovaciones de las democracias cuando chocan contra las burocracias.
Pero su figura ya queda presente como una alternativa. Como dijeron los
campesinos tras el asesinato de Zapata, no importa, "Zapata vive, la
lucha sigue". Mi solidaridad con los amigos que apoyaron su candidatura.
María
de Jesús Patricio no obtuvo el registro como candidata independiente a
la presidencia de México. Sin embargo, la causa a favor de grupos
minoritarios y contra la discriminación seguirá su camino para cambiar
el país. nytimes.com - Juan Villoro (@JuanVilloro56) es escritor y periodista. Su libro más reciente es ˝La utilidad del deseo".
CIUDAD
DE MÉXICO — El 14 de febrero una camioneta recorría el desierto de
Vizcaíno en Baja California Sur. Daban las 3:30 de la tarde, después del
almuerzo, bajo un calor intenso, en la Carretera Federal 1, que carece
de curvas y adormece peligrosamente. Todo conspiraba a favor del riesgo,
pero la caravana no podía detenerse.
En
octubre de 2017, la indígena María de Jesús Patricio, conocida como
Marichuy, inició su campaña para convertirse en candidata independiente a
la presidencia, respaldada por el Concejo Indígena de Gobierno. Durante
cuatro meses visitó los más diversos rincones del país para escuchar a
sesenta etnias que carecen de representación en la política mexicana. Se
suele pensar que los indígenas representan un bloque monolítico, con
idénticas costumbres y creencias; en realidad, se trata de un mosaico
multicultural que responde a realidades y proyectos diferentes. Para
obtener la candidatura, Marichuy debía lograr antes algo más difícil:
unir a las comunidades en objetivos comunes.
El
jueves 14 avanzaba en las precarias condiciones que la acompañaron en
todos los caminos. Si los políticos viajan en aviones y camionetas
blindadas, Marichuy se sometía a trayectos extenuantes y se adentraba en
regiones inhóspitas (el 20 de enero el coche de prensa que la
acompañaba fue asaltado en Michoacán
por una banda del crimen organizado). A cinco días de que venciera el
plazo para lograr el registro como candidata independiente, la vocera
hacía proselitismo en una de las regiones menos pobladas del país. No
apostaba por el pragmatismo electorero, sino por acercarse a los más
apartados.
Bajo
el denso sol de la tarde, la camioneta abandonó la carretera y volcó en
la tierra donde crecen los huizaches. En el accidente murió Eloísa Vega Castro,
de la red de apoyo a los pueblos indígenas. Varios tripulantes quedaron
heridos y Marichuy sufrió la fractura de un brazo y tuvo que ser
operada. Pasaron cerca de doce horas hasta que los heridos llegaron al
Hospital Juan María de Salvatierra, en La Paz.
El
15 de febrero la candidata indígena acaparó las portadas de todos los
periódicos. Un impacto de muerte recibió la atención que no se le había
prestado a sus ideas.
La ausencia está presente
La
historia de María de Jesús Patricio Martínez se escribe como una serie
de rupturas. Nacida en la región nahua de Tuxpan, Jalisco, hace 54 años,
Marichuy trabajó la tierra desde niña en condiciones de explotación
medievales. A los 12 años, impulsó a su padre a protestar. Recibieron
más maíz, pero al siguiente año se quedaron sin tierra.
Su
padre gastaba el poco dinero disponible en alcohol y la madre le pidió
que fuera a vender semillas de calabaza a la vecina Ciudad Guzmán. Con
sus exiguas ganancias, lograba que sus hermanos comieran.
Marichuy
estaba destinada a cultivar el campo y encontrar marido. Su padre le
prohibió que cursara la secundaria y la preparatoria; ella estudió a
escondidas y se convirtió en experta en medicina natural. Hoy pertenece
al cuerpo académico de la Universidad de Guadalajara.
Una de sus pacientes más conocidas es su madre, que durante tres años
estuvo paralizada de la cintura para abajo. Marichuy la trató con
fomentos hasta que logró que caminara.
Sus
rupturas también han tendido componentes culturales y de género. Fue la
primera mujer en participar en Tuxpan en el baile de Los Sonajeros,
ritual para pedir que llueva. En respuesta a la doble exclusión que
representa ser india en un país patriarcal, Marichuy habla en los actos
después de que hablen otras mujeres.
Cuando
se presentó en el campus de la UNAM una pancarta decía: “Venimos a
hablar de lo imposible, porque de lo posible se ha dicho demasiado”.
Democracia para ricos
Por primera vez, México tendrá candidatos independientes
a la presidencia en las elecciones del 1 de julio de 2018. Sin embargo,
esta oportunidad “histórica” llega precedida de irregularidades. Los
partidos crearon requisitos restrictivos para garantizar que solo
participen los profesionales de la política. Para registrar una
candidatura independiente, se requieren 866.593 mil firmas y alcanzar el
uno por ciento del padrón electoral en al menos diecisiete estados. En
otras palabras: ser “independiente” es el plan B de quienes no fueron
nominados por sus partidos.
El
19 de febrero Marichuy no obtuvo el registro, luego de una campaña sin
otro apoyo que la solidaridad de los simpatizantes. Quienes sí lo
obtuvieron provienen de las instituciones políticas de siempre: Jaime
Rodríguez, el Bronco, del PRI; Armando Ríos Piter del PRD, y Margarita
Zavala del PAN. Como gobernador de Nuevo León, se presume que el Bronco dispuso de recursos públicos y Margarita Zavala contó con el apoyo de su marido, el expresidente Felipe Calderón.
Para
dificultar más el acceso a la ciudadanía, el Instituto Nacional
Electoral exigió que las firmas fueran recaudadas a través de una aplicación
que se descarga en teléfonos celulares de gama media. Los aparatos
tienen un costo de más de tres salarios mínimos, suma inalcanzable para
buena parte de la población. Además, muchas regiones carecen no solo de
conectividad, sino de luz eléctrica.
La
democracia “celular” que excluye a los pobres permite establecer una
regla de tres: 1) Marichuy se opone a la discriminación. 2) En
respuesta, recibe un recurso discriminatorio. 3) La importancia de su
lucha se confirma.
Durante
cuatro meses, en plazas, parques, universidades y estaciones del metro
aparecieron voluntarios dispuestos a recabar firmas para Marichuy.
Actores y artistas hicieron videos para promover su causa; los grupos de
rock Panteón Rococó, Caifanes y Café Tacvba la apoyaron en sus
conciertos; fotógrafos y artistas plásticos crearon carteles y camisetas
con los lemas “Nunca más un México sin los pueblos indígenas” y “Firma
por Marichuy, vota por quien quieras”. Se promovía la inclusión, más
allá de que por ideología o pragmatismo se apoyara a otro candidato en
las elecciones de julio.
Ríos
Piter, Zavala y el Bronco contrataron promotores que recogían firmas en
oficinas, sindicatos y ventanillas donde se pagan sueldos. Esta
operación corporativa no estuvo exenta de trampas (con incorregible
cinismo, el Bronco las llamó “travesuras”).
A Margarita Zavala le aprobaron el 66,37 por ciento de las firmas, a
Ríos Piter el 64,83 por ciento y al Bronco el 58,75 por ciento. Para
medir el tamaño de la picaresca y el engaño conviene revisar el extraño
caso del candidato independiente Édgar Ulises Portillo Figueroa, al que
se le aceptaron el 2,63 por ciento de las firmas. En cambio, el 93,20
por ciento de las firmas para Marichuy fueron válidas, la cuota más alta
de honestidad.
La vocera indígena logró más de 280 mil firmas,
el 30 por ciento de lo requerido para participar en las elecciones. Su
causa adquirió enorme visibilidad, no solo entre los indígenas, sino
entre la generación digital (de enero a febrero, la página de Facebook
Su Voz Es Mi Voz tuvo 450 mil visitas).
La niña que vendía semillas
Los
retos de Marichuy parecen infranqueables, pero los acepta con aplomo.
Sonríe con facilidad ante los chistes y disfruta las anécdotas ajenas.
Rara vez toma la palabra con prontitud. En la escuela, participaba en
las actividades colectivas, pero no le gustaba exponer ante el pizarrón.
Sin ser tímida, es reservada. Su liderazgo depende más de la escucha
que del habla. Esto revela la forma en que las comunidades indígenas
establecen consensos para elegir representantes. Si alguien levanta la
mano para encomiar sus virtudes, no pertenece al colectivo. El liderazgo
no es una iniciativa individual, sino una encomienda de los otros.
Marichuy
comenta que no deseaba tener la responsabilidad que le ha sido
conferida, pero no pretende rehuirla. Su sinceridad se desmarca de la
demagogia de los políticos que traicionan hoy lo que dijeron ayer.
¿Qué
alcance pueden tener sus ideas? En tiempos de la Revolución mexicana,
el 20 por ciento de la población vivía en las ciudades. Esa proporción
se ha invertido. Para quien nace en el campo las esperanzas quedan
lejos, en Estados Unidos.
El
mundo rural se ha convertido en un escenario que pone en entredicho la
soberanía: fosas comunes, pistas clandestinas de aterrizaje, escondites
para el narcotráfico. ¿Quiénes son los dueños de esa parte vacía del
país? Las bandas criminales y las corporaciones que se apoderan de los
recursos naturales.
Defender
la tierra de la que fueron despojadas las comunidades originarias
significa defender la biodiversidad y la soberanía misma. Por eso
Marichuy señala que en un país acosado por la muerte su lucha es por la
vida.
El
14 de febrero una camioneta perdió el rumbo en las soledades de
Vizcaíno. Más allá de los plazos impuestos por los partidos políticos,
que confunden la democracia con el consumo, la caravana indígena seguirá
su camino, dispuesta a cambiar el país desde un activismo que entiende
que para los grupos minoritarios la lucha cotidiana y la presión a las
instituciones son más eficaces que la contienda electoral.
En
un entorno donde los vivos carecen de oportunidad, se suelen depositar
exageradas esperanzas en quienes pueden intervenir desde el más allá.
“Salgan, salgan, salgan, ánimas de penas”, escribió Juan Rulfo.
Los que no están, tienen su propia forma de volver.
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OTRA COSA: Las abejas se están extinguiendo. Listado de plantas que debemos sembrar para ayudarlas
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OTRA COSA: Las abejas se están extinguiendo. Listado de plantas que debemos sembrar para ayudarlas
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