Identificamos a más de 175
exaltos cargos políticos que formaron o forman parte de los consejos de
administración y equipos directivos de estas compañías.
15 julio 2018 https://www.lamarea.com/2018/07/15/especial-yoibextigo-puertas-giratorias-de-las-empresas-energeticas/
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JOSÉ BAUTISTA / DANI DOMÍNGUEZ / EDUARDO ROBAINA / ANA ORDAZ // Las
puertas giratorias existirán siempre, y si no existen es una desgracia
que la política solo pueda contar con políticos profesionales que no
puedan entrar y salir” [sic], aseguraba en enero Pedro Solbes,
exministro de Economía y Hacienda, ante la Comisión parlamentaria que
investigó la crisis, la quiebra de las cajas de ahorros y su posterior
rescate con dinero público. Hasta 2014, Solbes fue consejero de Enel, la
eléctrica italiana que se hizo con el control de Endesa con el
beneplácito del gobierno socialista del que él formaba parte. Su
sucesora en el ministerio, la socialista Elena Salgado, economista de
profesión, también trabajó en Endesa. Fue nombrada consejera de la
eléctrica española menos de un año después de dejar el cargo. Salgado
asegura “entender” las puertas giratorias y se escuda en que en realidad
su “vocación inicial fue la de ser ingeniero de energía”. También fue
consejero de Endesa Luis de Guindos (PP), sucesor de Salgado en la
cartera de Economía, quien antes de llegar a la eléctrica había sido
secretario de Estado de Economía a las órdenes del entonces ministro
Rodrigo Rato.
El sector de la energía es uno de los que más puertas
giratorias aglutina. Endesa no es más que un ejemplo: en su plantilla
han trabajado al menos un presidente, cinco ministros y una larga lista
de altos cargos públicos, desde secretarios de Estado hasta consejeros
autonómicos. Al igual que Repsol, Enagás, Red Eléctrica y otras
compañías energéticas, Endesa también era una empresa pública y estatal,
pero el gobierno de Felipe González (PSOE) inició su privatización,
obra que culminó José María Aznar a finales de los noventa.
Hay puertas giratorias que dejan transcurrir varios años
desde que salen del gobierno hasta que fichan por alguna compañía del
ramo energético. En otros casos, solo transcurren meses. Hay exaltos
cargos del Estado que entran en los consejos de estas empresas por su
reputada trayectoria profesional y académica, como es el caso de Jorge
Fabra, expresidente de Red Eléctrica. No obstante, la mayoría no dispone
de experiencia previa ni estudios o perfil técnico relacionados con el
sector. Un caso llamativo es el de Arsenio Fernández de Mesa, exdirector
de la Guardia Civil y actual consejero de la misma compañía. Fernández
no tiene estudios universitarios y, fuera del ámbito político, solo ha
trabajado como ayudante de jardinería.
En los años 90 ya había políticos que saltaban del
gobierno a las empresas energéticas. Basta repasar las hemerotecas para
dar cuenta de esto. Por entonces aún abundaban los perfiles técnicos,
hecho que evitaba posibles escándalos como los que provocan actualmente
ciertos nombramientos. Pero las privatizaciones iniciadas por Felipe
González y culminadas por José María Aznar dieron un giro a esta
dinámica. Fabra ilustra este cambio con una anécdota: “Tras varios años,
fui a Endesa para hablar con el consejero delegado. Entré en el garaje y
me encontré que aquello parecía un concesionario de BMW. Aquello había
cambiado completamente. Los sueldos de los directivos eran
escandalosos”.
Tras el estallido de la crisis, buena parte de la
ciudadanía empezó a cuestionar el fenómeno de las puertas giratorias.
Son conocidos los casos de los expresidentes Leopoldo Calvo Sotelo (UCD,
Gas Natural Fenosa –ahora Naturgy–), José María Aznar (PP, Endesa), o
Felipe González (PSOE, Gas Natural Fenosa), quien argumentó que dejaba
su cargo en la empresa gasista no porque hubiera incompatibilidades,
sino porque era “muy aburrido”.
Sin embargo, aún pasan desapercibidos
otros altos cargos con menos visibilidad mediática pero que juegan un
papel clave a la hora de pensar y redactar leyes, decretos y órdenes
ministeriales. “La puerta giratoria más nociva es la de los altos
técnicos de organismos reguladores, abogados del Estado, economistas del
Estado… De esto no se habla, solo se piensa en ministros y poco más”,
explicaba Jorge Fabra a La Marea a principios de 2017.
Que la clase política y las energéticas tengan contacto
directo no es raro. Por un lado, la venta de electricidad, gas y
petróleo es un negocio estratégico y de vital importancia para la
sociedad y la economía –sirvan de ejemplo los efectos del encarecimiento
de la luz o la gasolina–. Debido a esto, los sucesivos gobiernos
legislan y regulan el sector, estableciendo límites y garantizando el
funcionamiento del mercado energético pensando, supuestamente, en el
bien común. De ahí el interés de estas empresas por mantenerse próximas y
en buena sintonía con los círculos de poder político.
Un negocio exclusivo
Por otro lado, el sector energético
requiere inversiones de capital intensivo, es decir, es necesario tener
grandes sumas de dinero para, entre otros, construir una central
nuclear, poner en marcha una central hidroeléctrica, desplegar
kilómetros de líneas de alta tensión o afrontar la burocracia necesaria
para obtener licencias operativas. No es lo mismo vender pan que vender
petróleo, por eso en España hay más de 15.000 panaderías, según la
patronal CEOPAN, y poco más de una decena de petroleras distribuyendo
crudo, por poner un ejemplo. Tampoco es normal que tres empresas
eléctricas (Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa) acaparen en torno al
90% de la producción eléctrica nacional. En resumen, el pastel
energético se reparte entre pocas manos. Esto explica la relación fluida
y directa entre gobernantes y dirigentes empresariales del negocio
energético.
En el Ibex 35, principal selectivo
bursátil español, hay seis compañías del ramo energético: Iberdrola, Gas
Natural Fenosa, Endesa, Repsol, Enagás y Red Eléctrica de España. Las
cuatro últimas eran empresas públicas, propiedad del Estado hasta
finales de los años 90. Las dos últimas –Enagás y Red Eléctrica– siguen
teniendo como accionista mayoritario al Estado, que es quien garantiza
por ley que operen en régimen de monopolio (transporte de gas y
electricidad, respectivamente), aunque el 80% de sus dividendos –dinero
con el que la empresa ‘premia’ a sus accionistas– va a parar a manos
privadas, como fondos de inversión extranjeros como Blackrock o grandes
bancos, como Caixabank. Actualmente España tiene una de las facturas de
la luz más caras de la Unión Europea. Además, a pesar de ser uno de los
países con más horas de luz solar del planeta, el mix energético español
sigue siendo adicto al gas natural y el petróleo, dos recursos que
España importa de países como Argelia, Arabia Saudí o Libia. De ahí el
riesgo de que los gobernantes tengan más preocupación por ganarse un
puesto bien remunerado en una compañía energética que por erigir un
sector energético estable, autosuficiente en la medida de lo posible y
respetuoso con el medio ambiente.
En #YoIBEXtigo identificamos a más 175
exaltos cargos políticos que formaron o forman parte de los consejos de
administración y equipos directivos de estas compañías. Se trata de un
fenómeno ampliamente extendido en España, suavizado por los principales
medios de comunicación, que cada año ingresan parte de los presupuestos
millonarios en publicidad de estas empresas, sin importar su ideología.
PSOE y PP aglutinan la mayor parte de las puertas giratorias, aunque en
el juego también entran PNV, Esquerra Republicana, la extinta CiU e
incluso líderes sindicales de UGT y Comisiones Obreras, entre otros. No
están todos los que son, pero sí son todos los que están. Y ninguno de
esos nombres fue vetado por la Oficina de Conflictos de Interés, el ente
público encargado de sacar tarjeta roja a los nombramientos que puedan
incurrir en incompatibilidades.
AMISTADES Y FAMILIARES
Eduardo Robaina y Dani Domínguez
Uno para todos, todos para uno. José
Folgado es presidente de Red Eléctrica desde 2012. Tres veces secretario
de Estado con Aznar, llegó a su actual puesto tras renunciar a la
alcaldía de la ciudad madrileña de Tres Cantos, cargo que ostentaba
desde 2007. Abandonó pocos meses después de ganar las elecciones, pero
no lo hizo solo. Tras él, un efecto dominó. Primero fichó a Beatriz
Elisa de Munck Loyola, su exjefa de gabinete y primera teniente de
alcalde, como directora de gabinete de Presidencia y Relaciones
Institucionales en REE. Tuvo una suerte similar Daniel Arveras, antiguo
director de comunicación del municipio madrileño, que pasó a ser asesor
externo del departamento de Comunicación de la compañía eléctrica.
Todo queda en familia. Desde perfiles
técnicos a personalidades sin conocimiento de la materia, pasando por
aquellos elegidos que tienen lazos familiares directos con altos cargos
del Estado. Dos de los casos más emblemáticos son los de Ignacio López
del Hierro Bravo, marido de la exministra de Defensa María Dolores de
Cospedal, y Alberto Nadal, hermano gemelo del exministro Álvaro Nadal.
Tras ser propuestos como nuevos consejeros de REE, ambos aseguran que
renunciaron pocos días después para no perjudicar a sus respectivos
familiares (por entonces, Álvaro Nadal era director de la Oficina
Económica del presidente Rajoy). En el caso de Iberdrola, son varias las
veces que se han llevado a cabo estas prácticas. Ana Bono Rodríguez,
hija del exministro José Bono –amigo de Ignacio Sánchez Galán,
presidente de la compañía–, trabaja como jefa de equipo en el área de
regulación del departamento jurídico. También Marta Ares Godoy,
primogénita de Rodolfo Ares, exconsejero socialista de Interior en el
Gobierno vasco (2009-2012), figura en nómina de Iberdrola, una lista a
la que también se suma N. Alfonsín Uranga, hija del actual jefe de la
Casa Real, quien ejerce como Junior Brand Manager desde agosto de 2016.
Ni experiencia ni estudios. En noviembre
de 2016, Arsenio Fernández de Mesa dejó su puesto como director general
de la Guardia Civil. El 31 de enero de 2017, REE anunciaba su
incorporación como consejero independiente. REE afirma que este antiguo
auxiliar de jardinería, sin experiencia ni estudios en el sector
energético, era “idóneo para el cargo” y por ello le asignó un sueldo
base de 156.000 euros por 11 reuniones anuales. No obstante, Fernandez
Mesa no es el único que ha pasado por una energética del Ibex35 sin
tener estudios ni experiencia en el sector.
Cosa de hombres. De las más de 175 puertas giratorias documentadas por La Marea
en las seis empresas energéticas del Ibex35, el 85% están copadas por
hombres. Endesa es la compañía con menor número de mujeres en las
puertas giratorias: solo dos de las 33 halladas, es decir, el 6%. Le
siguen de cerca Gas Natural Fenosa y Repsol, con cuotas de puertas
giratorias femeninas del 6,2% y un 9,1% respectivamente. En el lado
contrario se encuentra Red Eléctrica, donde el 32,3% de las puertas
giratorias son mujeres.
Indemnizaciones millonarias. Es
paradigmático el caso de Red Eléctrica ya que, aunque el Estado es su
principal accionista, no revela las indemnizaciones que reciben sus
cargos tras ser despedidos. Por otra parte, Repsol es una de las
empresas del sector energético más generosas con los salarios y los
pagos por despido de sus consejeros y directivos. Destacan casos como el
de Fernando Ramírez Mazarredo, quien se embolsó algo más de nueve
millones de euros tras su salida de la compañía en 2010 y se valió de
técnicas de ingeniería fiscal que le permitieron tributar menos (ese año
ingresó más de 11 millones de euros y Hacienda le devolvió 53.367).
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