Los
documentos del archivo de Ávila, a los que ha tenido acceso EL PAÍS,
ilustran cómo el franquismo vigilaba desde el correo de los reclutas
hasta al papa Juan XXIII
ctubre de 1968. Han pasado cinco meses del mayo francés y la universidad
española está en ebullición. El Servicio de Inteligencia Militar de la
Marina informa de que “se ha comenzado a montar el Servicio de Escucha
en la Universidad, el cual consta de aproximadamente seis ternas [sic]
repartidas entre las distintas facultades. Gracias a este servico
empieza a pulsarse bastante más de cerca la realidad universitaria de
Barcelona”. La comunicación de los espías militares augura inminentes
“algaradas de carácter revolucionario”. (...)
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