Spanish Revolution · eldiario.es
La
portavoz del Gobierno tuvo que hacer una inferencia triple mortal: Si
se toca a Felipe VI en Catalunya quiere decir que se va a declarar la
independencia, ninguneando de un plumazo el republicanismo que existe
más allá del Ebro y evidenciando que tiene el poder de detectar delitos
antes de que sucedan.
Al Gobierno no le ha gustado que el parlamento catalán
cuestione la monarquía ni siquiera de forma declarativa. En esta carrera
por ver quién es más español, ahora que el eje de voto no es izquierda o
derecha sino el reduccionista España o independencia, el ejecutivo
socialista insiste, contra la opinión del Consejo de Estado, en llevar
al Constitucional una resolución (iniciada por cierto por los comuns,
no por los independentistas) que no le agrada por el simple hecho de
que no le agrada, sin que haya delito. Una cosa es que no le guste, y
otra que sea ilegal cuestionar el sistema monárquico que restauró Franco
y que la transición prensó y encapsuló en la carta magna del 78.
Celaá informó este viernes de un paso peligroso al abismo, un
precipicio en el que cuestionar el sistema, replantear el modelo de
Estado, querer formar parte de los países sin rey y expresarlo por
resolución parlamentaria se podría considerar delito. Va a ser un
difícil malabarismo explicar cómo el gobierno de Sánchez pretende sacar
del código penal el delito de injurias al rey por "anacrónico", a la vez
que manda al Constitucional una resolución legítima de un parlamento
legítimo que pide el fin de la monarquía y critica la actuación de
Felipe VI el 3 de octubre, una actuación de la que el propio Mariano
Rajoy tenía dudas (...)
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