Hacía
 mucho que no leía algo tan inteligente sobre lo que está ocurriendo. 
Por supuesto en Brasil, pero de hecho en muchas otras partes. 
Imprescindible.
¿Qué significa transformar lo ordinario en“mito” y darle el gobierno del país?
Desde el día 1 de enero de 2019, Brasil tiene como presidente a un personaje que jamás había ocupado el poder por el voto. Jair Bolsonaro
 es un hombre que no pertenece a la élite ni ha hecho nada excepcional. 
Ese hombre mediano representa a una gran parte de los brasileños. Hay 
que aceptar el desafío de entender qué hace ahí. Y con qué segmentos de 
la sociedad brasileña se ha aliado para diseñar un gobierno que reúne 
fuerzas distintas que se disputarán la hegemonía. Aunque existan varias 
propuestas y símbolos del pasado en la elección del nuevo presidente, la
 configuración que encarna Bolsonaro es inédita. En este sentido, él es 
una novedad. Una novedad difícil de tragar para la mayoría de los 
brasileños que no le votaron, que eligieron al candidato opuesto o 
votaron en blanco, nulo o simplemente no fueron a las urnas. Bolsonaro 
también encarna el primer presidente de extrema derecha de la democracia
 brasileña. El “desto” está en el poder. ¿Qué significa eso?
Cuando Luiz Inácio Lula da Silva
 llegó al Palacio del Planalto por primera vez, en las elecciones de 
2002, después de tres derrotas consecutivas, fue un hito histórico. Los 
que estuvieron presentes en el discurso de la victoria en la Avenida 
Paulista, hubieran votado a Lula o no, entendieron que aquel momento 
marcaba un antes y un después. No habría vuelta atrás. Por primera vez, 
un obrero, un líder sindical, un hombre que hizo con su familia la 
peregrinación clásica desde el sertón seco del Nordeste hasta la 
industrializada São Paulo de hormigón, alcanzaba el poder. Alguien con 
el “ADN de Brasil”, como diría su biógrafa, la historiadora Denise 
Paraná.
El Lula que conquistó el poder mediante el voto era 
excepcional. Un “hombre del pueblo”, sin duda, pero excepcional. Un 
líder brillante, que comandó las huelgas del ABC paulista, la región 
industrializada del área metropolitana de São Paulo, a finales de la 
dictadura militar (1964-1985) y se convirtió en la figura central del 
nuevo Partido de los Trabajadores (PT),
 creado para disputar la democracia que volvía después de 21 años de 
dictadura. Independientemente de la opinión que cada uno pueda tener de 
él hoy, hay que aceptar los hechos: ¿cuántos hombres con la trayectoria 
de Lula se han convertido en Lula?
Lula era el mejor entre los suyos, el mejor entre aquellos 
que los blancos del Sur discriminaban con el mote de “cabeza plana”. 
Aunque su origen y trayectoria llevaban una enorme novedad al poder 
central de uno de los países más desiguales del mundo, la idea de que 
aquel que está considerado el mejor debe ser el escogido para gobernar 
atraviesa la política y el concepto de democracia. No se escoge a 
cualquiera para dirigir un país, sino a aquellos en los que se ven 
cualidades que los hacen capaces de realizar la esperanza de la mayoría.
 En este sentido, no era ninguna novedad. Cuando una parte de las élites
 se sintió presionada a compartir el poder (para mantenerlo), y después 
de la Carta al Pueblo Brasileño, firmada por Lula y en la que 
garantizaba la continuidad de la política económica, lo excepcional 
llegaba al Palacio del Planalto por medio del voto (...)
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OTRA COSA: Entrevista al filósofo y profesor Fernando Broncano
 
OTRA COSA: Entrevista al filósofo y profesor Fernando Broncano

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