La España vaciada: urgente cuestión de Estado https://www.eldiario.es/tribunaabierta/Espana-vaciada-urgente-cuestion_6_879172089.html
El día 31 de marzo la España vaciada se visibilizará en una masiva manifestación en Madrid. Asociaciones ciudadanas como ¡Soria ya!, La otra Guadalajara, Teruel Existe, también nuestra Asociación de Amigos de la Celtiberia, y otras muchas como el proyecto Serranía celtibérica, vienen reclamando un lugar en el sol del solar ibérico, tras décadas de marginación, silencio y olvidoJavier Hernández Ruiz - Asociación de Amigos de la Celtiberia 20/03/2019 -
Conforme se acerca la
manifestación del 31 de marzo, la de la Rebelión de la España vaciada,
las agendas de los políticos en campaña airean este punto del que solo
se acuerdan "cuando Santa Bárbara…". Las cotas de demagogia con los
dramas de despoblación, envejecimiento y marginalidad del mundo rural
han superado todos los listones. Son ya décadas de promesas, gestos
inocuos, esporádicas medidas impulsadas descoordinadamente desde las
distintas administraciones... Sin embargo, la España Rural Interior
sigue ahí, en la UVI, desangrándose demográficamente, envejeciendo, cada
vez más marginada en servicios básicos… El lema 'España vacía', puesto
en circulación en el cacareado ensayo de Sergio del Molino, ha venido
muy bien a esta ola demagógica. Ese sintagma se quiere que aluda a una
tendencia inexorable, a un destino casi metafísico de la Piel de Toro.
Sin embargo, los estudios avalan que ese vacío es más bien un vaciado
planificado y desarrollado a lo largo del siglo XX, en propulsión a
partir de los Planes de Estabilización del franquismo (1959), para
trasvasar mano de obra barata del campo a la ciudad. Esa consciente
ofensiva fue reforzada en paralelo por una campaña de descrédito
mediático de la cultura popular asociada al campo: la figura del paleto,
la vituperación de las "atrasadas formas de vida rurales", etc. De ahí
la pertinencia del nuevo sintagma "España vaciada", pues las guerras se
empiezan ganando en el campo de batalla semántico. Triste es reconocer
que el actual régimen democrático continuó con las políticas de vaciado y
olvido promovidas por el desarrollismo de la dictadura. Tiene su
explicación: en el medio rural no hay riquezas ostensibles ni apenas
votos. Ese "conjunto vacío" solo interesa en señaladas circunstancias
-en unos comicios reñidos o para controlar el Senado-, el resto del
tiempo queda para el silencio y olvido. Mucho nos tememos que en las
próximas elecciones, de incierto resultado y disputado voto, a los
señores Cayos de las aldeas languidecientes les vengan con mucho ruido y
pocas nueces; como siempre.
¿Resulta tan difícil de
solucionar el problema de la España Rural Interior? En verdad no, si
hubiera voluntad política. Bastaría con elevarlo a cuestión de Estado y
actuar en consecuencia. Los diagnósticos son conocidos y han sido
divulgados por geógrafos, demógrafos, sociólogos, ruralistas,
economistas, etc. Las vías de escape para salir de la catalepsia han
sido diseñadas y algunas implementadas… La más relevante, sin duda, la
Ley para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural, aprobada en 2007 pero
no aplicada y apenas desarrollada en algunos reales decretos. En ese
texto se reconoce la problemática de la España vaciada y se buscan
medidas acordes, realistas que podrían servir como punto de partida para
actualizarla y mejorarla. Desde la Asociación de Amigos de la
Celtiberia (activa desde 2001), hemos venido también señalando los
problemas que han llevado a estos territorios a la UVI. UN SIG que
elaboramos con la Universidad de Zaragoza en 2000 diagnosticó ya la
despoblación, como madre de todas las miserias de lo que luego se llamó
Laponia del sur. La demostasia acarrea envejecimiento, marginalidad en
servicios y comunicaciones, acrecentados por la falta de incentivos
desde todas las administraciones. Estas áreas deprimidas en su momento
tuvieron su sentido, incluso su esplendor histórico (el caso de la
Celtiberia es paradigmático), pero hoy día agonizan en un inexorable
abandono. No hay gente, no hay votos, no hay servicios, no hay interés.
La España vaciada se está poniendo en pie. El día 31 de
marzo se visibilizará en una masiva manifestación en Madrid.
Asociaciones ciudadanas como ¡Soria ya!, La otra Guadalajara, Teruel Existe,
también nuestra Asociación de Amigos de la Celtiberia, y otras muchas
como el proyecto Serranía celtibérica, vienen reclamando un lugar en el
sol del solar ibérico, tras décadas de marginación, silencio y olvido.
España no puede dar la espalda a una gran porción de su solar interior
que languidece sin remisión. No son tierras inútiles; de ellas provienen
los recursos necesarios para la subsistencia de las áreas urbanas:
agua, alimentos, oxígeno, energías limpias, espacios para ser
transitados por vías de comunicación e infraestructuras… Urge, pues,
afrontar un Pacto de Estado que implemente medidas efectivas para
revertir tan dramática situación. Desde las distintas administraciones
abundan las buenas palabras, también algunas deshilvanadas iniciativas
paliativas; el tema está en la agenda y en los medios de comunicación.
Pero no se ve una voluntad decidida de afrontar con los medios oportunos
las distintas aristas de este complejo problema.
La
prueba de esta falta de decisión de los últimos gobiernos es que, a día
de hoy, se pudre en un cajón el mejor instrumento del que se dotó el
Estado para afrontar esta cuestión, la citada Ley del 2007. Allí se
abordaban las principales carencias, se destacaban partidas
presupuestarias y se apostaba por el necesario protagonismo de comarcas y
de los municipios implicados para su aplicación. Eso evita la
capitalización de los recursos desde diputaciones provinciales o a los
ayuntamientos de las pequeñas capitales (que en el caso de las primeras
ayudar con sus recursos y redes municipalistas). Las soluciones tienen
que ejecutarse en las comarcas afectadas: El señorío de Molina, la
Comunidad de Calatayud, las Tierras de Almazán, la Tierra de Campos,
Sobrarbe y Ribagorza, las Serranías de Albarracín, Cuenca, la Rioja o
Gredos, el Somontano del Moncayo, Tierra de Campos, la Sierra pobre de
Madrid, la Maragatería, los Arribes del Duero, el Maestrazgo, Tierra de
Barros, Valle de Alcudia, los Oscos o tantas zonas deprimidas de
Galicia, Cantabria, Albacete, Córdoba, Jaén, Granada, Almería… La España
Rural Interior.
Ese Estado que fue responsable, por
acción u omisión, de un desastre sin parangón en Europa tiene ahora que
tomar la iniciativa para resolverlo. Además de la reactivación del
citado marco legislativo y su desarrollo, hay que poner en marcha las
medidas promovidas en la ley 2007, cuyo coste está también presupuestado
y, además de ser una deuda de justicia, no excede del 50 % de lo que el
Estado invirtió (sin retorno) para salvar algún banco durante la
crisis. Urge la implementación de proyectos de desarrollo sostenible,
una discriminación positiva por parte de la administración (una tienda
rural es un servicio, no un negocio, la cobertura tecnológica una
necesidad imperiosa a la que debían estar obligadas las operadoras); se
impone una puesta en valor activa del patrimonio (histórico, artístico,
etnográfico, cultural y natural) como fuente de riqueza. No pocas
soluciones fáciles hasta ahora implementadas solo favorecen a lejanos
beneficiarios: polígonos industriales, PAC absentista, macrogranjas,
cementerios de residuos, etc. Parece que el medio rural se concibe como
la última frontera de la explotación neoliberal globalizada cuando la
Historia nos demuestra que fue fuente de iniciativas comunitarias de
exitosa sostenibilidad. Los beneficiarios deben ser los heroicos
habitantes resistentes. El cambio de percepción del imaginario de ese
medio tantas veces denigrado, simplificado o tergiversado también es una
cuestión perentoria en la que los medios de comunicación tienen mucha
responsabilidad. El medio rural es un lugar apto para vivir, como
cualquier otro, abierto a profesionales de todo tipo –no solo del sector
primario-, si bien para ello debe tener servicios y tecnologías
adecuados, no Internet a pedales ni vacíos de cobertura: estas son hoy
las autopistas del desarrollo y su ausencia causa de emigración y
despoblamiento.
Es en este momento cuando
administraciones, empresas y la opinión pública española no pueden dar
la espalda a sus territorios rurales de interior y dejarlos
prácticamente condenados a muerte. Debemos presionar y luchar antes de
que sea demasiado tarde; con tal fin hemos habilitado una web donde
poder adherirse a esta causa: http://sosrural.org/.
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