Fidel Cordero · 19/4/2019 Carlos Sánchez Mato
Una reflexión interesante de un 'cristiano rojo',
dicho sea por mí que soy ateo, materialista, fatalista, spinozista
y políticamente defensor sin ninguna concesión del laicismo
(laicismo o laicidad, como me matiza alguna buena persona de GANEMOS / AHORA TALAVERA, aquí son términos indistintos,
porque se defienden desde el respeto mutuo:
ni desde la comunidad civil se debe interferir en las creencias personales o colectivas de nadie;
ni las creencias personales o colectivas de nadie -y menos de una secta con un comportamiento histórico y político más que cuestionable-
deben interferir, imponerse o condicionar las decisiones civiles)
dicho sea por mí que soy ateo, materialista, fatalista, spinozista
y políticamente defensor sin ninguna concesión del laicismo
(laicismo o laicidad, como me matiza alguna buena persona de GANEMOS / AHORA TALAVERA, aquí son términos indistintos,
porque se defienden desde el respeto mutuo:
ni desde la comunidad civil se debe interferir en las creencias personales o colectivas de nadie;
ni las creencias personales o colectivas de nadie -y menos de una secta con un comportamiento histórico y político más que cuestionable-
deben interferir, imponerse o condicionar las decisiones civiles)
Este
jueves muchas comunidades cristianas celebramos a un rebelde que lo
compartía todo, un tipo que defendía una sociedad igualitaria. Escribí
este artículo hace un año, pero para mí es como si fuese hoy.
No es muy coherente defender la ley de Extranjería y decir “amén” después de leer el capítulo 25 del Evangelio de Mateo
( …)
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