viernes, 3 de mayo de 2019

Borrell o la catástrofe, de José Luis Villacañas Berlanga

Fernando Broncano R     ·      3 de abril
Poca gente puede hablar con tanta autoridad como José Luis Villacañas Berlanga sobre el Imperio español y sus contradicciones. En este texto explica muy bien la cosa de por qué la carta de López Obrador se convierte en noticia un mes después de haber sido escrita. Y de cómo un ministro como Borrell anda por el mundo haciendo gala de una nacionalismo un poco repasado. Borrell tiene algún tipo de problema (que quienes tenemos una edad entendemos bien). No controla bien las emociones y los sesgos cognitivos se le van de madre. La entrevista del otro día ante un medio internacional es un poco vergonzosa: ¿cómo un ministro de exteriores puede verse desbordado por las preguntas, por incisivas que sean, de un periodista? ¿En manos de quien hemos encomendado nuestra imagen exterior? Venga, a ver si la cosa mejora.

laopiniondemurcia.es   Borrell o la catástrofe
La resurrección no nos sienta bien. Al menos no a Borrell. Su muerte fue una pasión, pero su resurrección no parece gloriosa. Aquella victoria amarga en las primarias del PSOE en el año 2000 frente a Almunia, y su dimisión como candidato cuando sus colaboradores fueron imputados en el asunto de Hacienda catalana, bajo su ministerio, dio paso a su carrera europea como presidente del Parlamento de Bruselas. Su regreso a la política, en los confusos días del asunto de la información privilegiada de Abengoa, tuvo un motivo oportunista, acompañando a Vargas Llosa en los días álgidos de la afirmación española frente al procés.
Su posición en aquellos días fue dudosa. Luego, en el Gobierno Sánchez, no ha dejado de serlo. Su función allí era doble. Por una parte, dar garantías a los barones conservadores de que la posición de Sánchez sobre Cataluña no iría muy lejos. Por otra, neutralizar la internacionalización del procés, que iban a promover los líderes catalanes en el extranjero, una vez que se sabía que no iban a ser extraditados a España. Borrell era el político de la vieja guardia socialista, cuya pensamiento es cercano al de Guerra o González, y que tenía que escoltar a Sánchez para que este no perdiera ni cediera.
Por mi parte, ya atisbé la catástrofe cuando Borrell nos recomendó a todos los españoles que leyésemos el libro de Roca Barea, Imperiofobia, el espolón de proa del populismo reaccionario españolista. Solemos creer que leer un libro, aunque solo sean las tapas, es un gesto menor. No es así. Se trata de un acto lleno de compromisos. Nuestra alma no es plastilina, y se deja moldear pocas veces. Leer un libro es compartir un espíritu y suele implicar, cuando es brutal, sentirse legitimado para ser brutales a nuestra manera. Y eso puede ser un proceso irreversible.
En el caso del libro de Roca Barea, para quien Vox, PP y Cs piden el Príncipe de Asturias, la pregunta que debemos hacernos es sencilla: ¿Qué se puede esperar de un libro que aviva en nosotros el espíritu clerical de querer llevar siempre razón? Me temo que no muy buenas consecuencias. Si el libro asegura con toda seriedad que Hernán Cortés llevó a las Indias la liberación y la emancipación para los indígenas y tacha de mito todos los fenómenos negativos que trajo consigo la expansión imperial española, es fácil que un tipo que comparte su espíritu se atreva a decir, como Borrell dijo en noviembre en la Universidad Complutense de Madrid que Estados Unidos no tuvo problemas de integración porque «lo único que hicieron fue matar a cuatro indios».
Por supuesto, la Asociación de Indios Americanos respondió con firmeza y le recomendó que aprendiera un poco de historia. Yo sería mucho más humilde. Sólo le rogaría que no se instalara en el frío cinismo brutal que lo lleva a olvidarla. La imagen que desde hace ya algún tiempo proyecta Borrell sobre la opinión pública es la de alguien bastante pagado de su inteligencia. Debemos aceptar que esta imagen nos dice su verdad. Si es así, no es historia lo que tiene que aprender, sino sencillamente tener la decencia de no hacer como que la olvida.
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Argentina... Macri ...  México... López Obrador ... a qué dedican el tiempo los analistas del palacio de Santa Cruz... Borrell crispado y sin reflejos, se somete a la entrevista de la Deutsche Welle, con un periodista serio e incisivo y en un programa que se llama precisamente Conflict Zone. Fue el día 21 de marzo, antes de que estallara lo de la carta de López Obrador...

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