Dice el multimillonario capitalista Warren Buffet (una de las mayores fortunas del mundo): “Hay una guerra de clases, pero es mi clase, la de los ricos, la que está haciendo la guerra, y la estamos ganando”.
Está claro que la clase explotadora es bien consciente de la realidad; si la clase explotada tuviera también consciencia de la realidad... “otro gallo cantaría”. Pero el trabajo de alienación que perpetra el aparato cultural y mediático del Capital contra las mayorías, ha logrado que gran parte de la clase explotada ni siquiera se identifique como parte de la clase explotada, y que no identifique las causas de la barbarie, de lo que padecemos y padece el planeta.
Hoy un puñado de multimillonarios, 62 capitalistas, acumulan una
riqueza igual a la suma con la que malvive la mitad del planeta. La
injusticia social es brutal y la pregunta que cabe hacerse es: ¿por qué
no se levantan los miles de millones de desposeídos contra los
saqueadores y explotadores?
La clase explotadora perpetra una guerra incesante contra la clase explotada: la explota, precariza sus condiciones de vida, saquea la naturaleza. Y para garantizar la continuidad de un sistema de explotación y saqueo, la clase explotadora implementa dos mecanismos fundamentales de represión: por un lado ejerce la violencia y la coacción contra la clase explotada, mediante sus aparatos represivos (policiales, militares y paramilitares), y mediante su aparato Judicial; y por otro lado, implementa una guerra de conquista de las consciencias, de las mentalidades. Esta guerra para conquistar las mentes la perpetra la clase explotadora mediante su omnipresente Aparato Cultural (medios masivos, programas educativos destinados a la sumisión, instituciones religiosas, industria cultural de Hollywood, videojuegos alienantes, etc).
La guerra que libra la clase explotadora contra la clase explotada en el terreno de la consciencia y de la ideología, es permanente y arroja resultados catastróficos: puede más un tanque de pensamiento que cientos de tanques de metal. Se trata, para la clase explotadora, de adoctrinar al pueblo, de hacer que los oprimidos amen a sus opresores; de hacer que los propios explotados adopten unos parámetros de evaluación de la realidad funcionales a los intereses de la clase explotadora; se trata de dividir a la clase explotada mediante paradigmas de explotación y sumisión, de jerarquización, de pulverización de toda posibilidad de acción unitaria para liberarse de sus cadenas. El racismo y el machismo forman parte de estos paradigmas que siembran confusión y falsos enemigos, que dividen a la clase explotada.
La clase explotadora dispone de los medios de producción, y por lo tanto controla los grandes medios de difusión y la industria cultural: los utiliza para imponer su visión del mundo, una visión del mundo en la que la explotación de las y los trabajadores no sea percibida por éstos, como el robo que constituye. Así, por ejemplo, la mayoría de las y los trabajadores no son conscientes de que el mayor robo es el robo de la plusvalía: que su trabajo constituye la riqueza de capitalistas parásitos. La alienación implementada por los medios de la clase explotadora busca normalizar la injusticia social, banalizar la exclusión, la guerras imperialistas, la mercantilización hasta de los seres vivos, incluida la mercantilización de seres humanos. El individualismo, el hedonismo, el racismo, el machismo, el nihilismo, las creencias religiosas en la fatalidad de la miseria y la resignación ante la injusticia: todo paradigma que divida, jerarquice, promueva explotación, promueva egoísmo e inacción contra la clase explotadora, todo paradigma que sea ideológicamente anti-subversivo y apuntale la continuidad de un orden injusto, es promovido a saciedad por el aparato cultural de la clase explotadora.
La burguesía busca engañar a la clase explotada, hacerle creer que lo que padece es una fatalidad y no la consecuencia de la guerra que la clase explotadora le hace. El discurso de la “reconciliación interclasista” es una de las permanentes estafas implementada contra la clase explotada, para perpetuar el sistema de injusticia: es bombardeado incesantemente por el Aparato Cultural de la clase explotadora. El discurso de la “reconciliación interclasista" es trabajado con especial ahínco en momentos en que la clase explotadora intensifica sus niveles de explotación y barbarie, que son momentos en los que la clase explotada podría constituir luchas que busquen subvertir el injusto orden establecido. Se trata de adormilar las luchas con espejismos que se centren en cosmética, para que la lucha no busque atajar la raíz del problema. Y la gangrena no se cura con cosmética. Los tanques de pensamiento, financiados por la USAID y el capitalismo transnacional, trabajan intensivamente la estafa de la reconciliación interclasista, en momentos en que la clase explotada adelanta luchas que pueden representar un peligro de subversión del orden establecido: así las universidades se llenan de “programas educativos" que manipulan conceptos nobles como la “paz" (por ejemplo) para inyectar la idea de que las subversiones populares “perturban" una supuesta “paz", que no es tal, puesto que la “paz” que promueve la clase explotadora es aquella en la que cada 5 segundos un niño muere de hambre, la falsa “paz" en la que el monopolio de las armas va a Estados represivos, la falsa paz de las guerras imperialistas. De igual manera que se inyecta la falacia a través de las universidades, los tanques de pensamiento también se revisten del traje de la “cultura" y el “entretenimiento” para bombardear las mentes, mediante creaciones cinematográficas, videojuegos y demás medios. Todo es válido para mantener la sumisión y la inacción frente a la barbarie y la injusticia más descarnada.
La adopción del discurso de reconciliación interclasista, incluso por una parte de la “izquierda”, constituye un grave perjuicio contra la emancipación de los pueblos. Porque entre la clase explotadora y la clase explotada hay intereses de clase antagónicos, y por lo tanto irreconciliables: la clase explotadora se enriquece en base a la explotación de las y los trabajadores y en base al saqueo de la naturaleza, sus intereses son explotar y saquear para perpetrar la acumulación capitalista. Los intereses de la clase explotada (la mayoría) son opuestos a la explotación y a la depredación de la naturaleza.
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(Texto Cecilia Zamudio) www.cecilia-zamudio.blogspot.com
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Para profundizar más el tema:
“Cada día se incrementa la pobreza a nivel mundial, a la par que las grandes fortunas crecen de manera exponencial: los capitalistas degradan cada vez más el planeta, y esclavizan y cosifican a más seres vivos. Excluyen a millones de seres humanos de una vida sana y digna. Exterminan especies y ecosistemas.
Millones de seres humanos, empobrecidos por el saqueo que perpetran las multinacionales que capitalizan sobre la destrucción de montañas y ríos, terminan apiñándose en los cinturones de miseria de las grandes ciudades. Se intensifica el éxodo de seres humanos, desde los países más brutalmente saqueados, hacia la Metrópoli del Capitalismo. Pero las burguesías de los países enriquecidos a costa de empobrecer a otros, cínicamente quieren a las riquezas, pero a las personas no. Crecen los muros y las alambradas a la par que disminuye el análisis y la empatía. La arena de las playas se blanquea de la osamenta de miles de naufragados en su intento por huir de la caldera capitalista en que los hombres-caja-fuerte han convertido a sus países, a punta de saqueo y guerras imperialistas.
(...) Es urgente salir de este sistema en el que un puñado capitaliza sobre la sangre, sudor y lágrimas de las mayorías.(...)”
LEER TEXTO COMPLETO: http://cecilia-zamudio.blogspot.com/…/no-existe-capitalismo…
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Gracias por compartir la publicación para ayudar a expandir este esfuerzo de consciencia. Darle seguir a la página Capitalismo es Barbarie para estar al tanto de las publicaciones.
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OTRA COSA: Franquismo. Los historiadores, contra el 'borrado' en la condena de Miguel Hernández: "Es lamentable, otro impedimento para estudiarlo"
La clase explotadora perpetra una guerra incesante contra la clase explotada: la explota, precariza sus condiciones de vida, saquea la naturaleza. Y para garantizar la continuidad de un sistema de explotación y saqueo, la clase explotadora implementa dos mecanismos fundamentales de represión: por un lado ejerce la violencia y la coacción contra la clase explotada, mediante sus aparatos represivos (policiales, militares y paramilitares), y mediante su aparato Judicial; y por otro lado, implementa una guerra de conquista de las consciencias, de las mentalidades. Esta guerra para conquistar las mentes la perpetra la clase explotadora mediante su omnipresente Aparato Cultural (medios masivos, programas educativos destinados a la sumisión, instituciones religiosas, industria cultural de Hollywood, videojuegos alienantes, etc).
La guerra que libra la clase explotadora contra la clase explotada en el terreno de la consciencia y de la ideología, es permanente y arroja resultados catastróficos: puede más un tanque de pensamiento que cientos de tanques de metal. Se trata, para la clase explotadora, de adoctrinar al pueblo, de hacer que los oprimidos amen a sus opresores; de hacer que los propios explotados adopten unos parámetros de evaluación de la realidad funcionales a los intereses de la clase explotadora; se trata de dividir a la clase explotada mediante paradigmas de explotación y sumisión, de jerarquización, de pulverización de toda posibilidad de acción unitaria para liberarse de sus cadenas. El racismo y el machismo forman parte de estos paradigmas que siembran confusión y falsos enemigos, que dividen a la clase explotada.
La clase explotadora dispone de los medios de producción, y por lo tanto controla los grandes medios de difusión y la industria cultural: los utiliza para imponer su visión del mundo, una visión del mundo en la que la explotación de las y los trabajadores no sea percibida por éstos, como el robo que constituye. Así, por ejemplo, la mayoría de las y los trabajadores no son conscientes de que el mayor robo es el robo de la plusvalía: que su trabajo constituye la riqueza de capitalistas parásitos. La alienación implementada por los medios de la clase explotadora busca normalizar la injusticia social, banalizar la exclusión, la guerras imperialistas, la mercantilización hasta de los seres vivos, incluida la mercantilización de seres humanos. El individualismo, el hedonismo, el racismo, el machismo, el nihilismo, las creencias religiosas en la fatalidad de la miseria y la resignación ante la injusticia: todo paradigma que divida, jerarquice, promueva explotación, promueva egoísmo e inacción contra la clase explotadora, todo paradigma que sea ideológicamente anti-subversivo y apuntale la continuidad de un orden injusto, es promovido a saciedad por el aparato cultural de la clase explotadora.
La burguesía busca engañar a la clase explotada, hacerle creer que lo que padece es una fatalidad y no la consecuencia de la guerra que la clase explotadora le hace. El discurso de la “reconciliación interclasista” es una de las permanentes estafas implementada contra la clase explotada, para perpetuar el sistema de injusticia: es bombardeado incesantemente por el Aparato Cultural de la clase explotadora. El discurso de la “reconciliación interclasista" es trabajado con especial ahínco en momentos en que la clase explotadora intensifica sus niveles de explotación y barbarie, que son momentos en los que la clase explotada podría constituir luchas que busquen subvertir el injusto orden establecido. Se trata de adormilar las luchas con espejismos que se centren en cosmética, para que la lucha no busque atajar la raíz del problema. Y la gangrena no se cura con cosmética. Los tanques de pensamiento, financiados por la USAID y el capitalismo transnacional, trabajan intensivamente la estafa de la reconciliación interclasista, en momentos en que la clase explotada adelanta luchas que pueden representar un peligro de subversión del orden establecido: así las universidades se llenan de “programas educativos" que manipulan conceptos nobles como la “paz" (por ejemplo) para inyectar la idea de que las subversiones populares “perturban" una supuesta “paz", que no es tal, puesto que la “paz” que promueve la clase explotadora es aquella en la que cada 5 segundos un niño muere de hambre, la falsa “paz" en la que el monopolio de las armas va a Estados represivos, la falsa paz de las guerras imperialistas. De igual manera que se inyecta la falacia a través de las universidades, los tanques de pensamiento también se revisten del traje de la “cultura" y el “entretenimiento” para bombardear las mentes, mediante creaciones cinematográficas, videojuegos y demás medios. Todo es válido para mantener la sumisión y la inacción frente a la barbarie y la injusticia más descarnada.
La adopción del discurso de reconciliación interclasista, incluso por una parte de la “izquierda”, constituye un grave perjuicio contra la emancipación de los pueblos. Porque entre la clase explotadora y la clase explotada hay intereses de clase antagónicos, y por lo tanto irreconciliables: la clase explotadora se enriquece en base a la explotación de las y los trabajadores y en base al saqueo de la naturaleza, sus intereses son explotar y saquear para perpetrar la acumulación capitalista. Los intereses de la clase explotada (la mayoría) son opuestos a la explotación y a la depredación de la naturaleza.
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(Texto Cecilia Zamudio) www.cecilia-zamudio.blogspot.com
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Para profundizar más el tema:
“Cada día se incrementa la pobreza a nivel mundial, a la par que las grandes fortunas crecen de manera exponencial: los capitalistas degradan cada vez más el planeta, y esclavizan y cosifican a más seres vivos. Excluyen a millones de seres humanos de una vida sana y digna. Exterminan especies y ecosistemas.
Millones de seres humanos, empobrecidos por el saqueo que perpetran las multinacionales que capitalizan sobre la destrucción de montañas y ríos, terminan apiñándose en los cinturones de miseria de las grandes ciudades. Se intensifica el éxodo de seres humanos, desde los países más brutalmente saqueados, hacia la Metrópoli del Capitalismo. Pero las burguesías de los países enriquecidos a costa de empobrecer a otros, cínicamente quieren a las riquezas, pero a las personas no. Crecen los muros y las alambradas a la par que disminuye el análisis y la empatía. La arena de las playas se blanquea de la osamenta de miles de naufragados en su intento por huir de la caldera capitalista en que los hombres-caja-fuerte han convertido a sus países, a punta de saqueo y guerras imperialistas.
(...) Es urgente salir de este sistema en el que un puñado capitaliza sobre la sangre, sudor y lágrimas de las mayorías.(...)”
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Gracias por compartir la publicación para ayudar a expandir este esfuerzo de consciencia. Darle seguir a la página Capitalismo es Barbarie para estar al tanto de las publicaciones.
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OTRA COSA: Franquismo. Los historiadores, contra el 'borrado' en la condena de Miguel Hernández: "Es lamentable, otro impedimento para estudiarlo"
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