Paquita Caminante · eldiario.es Owen Jones - 25/08/2019
El
auge de la violencia ultraderechista no genera la misma clase de
discusión pública que otros tipos de terrorismo, ya que se sustenta de
la retórica de los medios de comunicación y políticos influyentes, como
Nigel Farage y Donald Trump
La extrema derecha minimiza los ataques a los grupos minoritarios al crear una "falsa equivalencia" entre un atentado letal y la humillación pública de sus partidarios
La extrema derecha minimiza los ataques a los grupos minoritarios al crear una "falsa equivalencia" entre un atentado letal y la humillación pública de sus partidarios
(...) La extrema derecha se siente envalentonada, legitimada y más violenta
que nunca, y los crímenes de odio no paran de aumentar. Cuando hablamos
de terroristas islamistas fundamentalistas, nos preguntamos: ¿Quiénes
son los religiosos que los radicalizan en mezquitas o en internet? Es
necesario que se genere un debate similar en torno al terrorismo de
extrema derecha por una razón muy sencilla: quienes alientan este tipo
de violencia son políticos, analistas y medios de comunicación
hegemónicos.
Pensemos en la escala de la amenaza. La extrema derecha
siempre ha tenido dos enemigos principales: las minorías y la izquierda
política. Nada ha cambiado. Hace ocho años, el terrorista noruego de
extrema derecha, Anders Breivik, asesinó a docenas de personas,
mayormente jóvenes socialistas, en la isla de Utøya. ¿Sus motivos? La
lucha de la izquierda contra el racismo representaba, para él, el motor
de lo que describió como "islamización" y por ende la destrucción de la
Europa cristiana. Esta fue una expresión especialmente violenta de una
teoría conspirativa que persiste en la extrema derecha y, si bien muchos
adolescentes murieron en esa isla noruega, esta narrativa no pereció.
Según esta mentalidad, las personas de izquierda traicionan a sus
naciones, buscando destruirlas mediante la inmigración en masa de
personas culturalmente hostiles, y son consideradas aliadas de un
enemigo muy odiado: el islam como una religión demonizada y los
musulmanes como pueblo.
Los terroristas de extrema derecha se alimentan de odio y éste a menudo es avivado por las élites, cuando les conviene. El reciente ataque terrorista en El Paso,
en el que murieron personas de origen latinoamericano, no se puede
disociar de la sistemática demonización de los inmigrantes mexicanos que
llevan a cabo los medios de comunicación y los políticos republicanos, y
que ahora lleva adelante de forma encarnizada el presidente de Estados
Unidos, llamándolos violadores y criminales (...)
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