domingo, 15 de septiembre de 2019

Las manos rotas a martillazos: así descubrí cómo empieza el drama del Open Arms

Angel M. García ha compartido un enlace en el grupo NO HAY MAYOR TONTO, QUE UN OBRERO VOTANDO A LA DERECHAp. ·  eldiario.es   Juan Cervera - Médico del contingente de la ONU en Mogadiscio  
"Os puedo asegurar que muchos huyen de ser niños soldados, de ser mujeres esclavas, de ser extorsionados para inmolarse, de ser perseguidas por ir al colegio, de ser mutiladas, torturados, de la hambruna, de la falta de oportunidad para dar a su familia un futuro mejor del que tuvo él, del que ha tenido ella. Un futuro que se asemeje algo al que has tenido tú."

El drama migratorio que se sufre en el Mediterráneo tiene un origen, tiene sus causas y tiene una razón, la del emigrado de escapar, a pesar de ser consciente que se juega la vida

Muchos huyen de ser niños soldados, de ser mujeres esclavas, de ser extorsionados para inmolarse, de ser perseguidas por ir al colegio, de ser mutiladas, torturados, de la hambruna



Las vicisitudes de la vida me trajeron a Mogadiscio, capital de Somalia, uno de los países más inestables y pobres del mundo, con más de 30 años de guerras a sus espaldas. Aquí trabajo como médico de emergencias para una misión de pacificación de la ONU. Aquí también veo y oigo historias que me producen un nudo en el estómago y me hacen llorar por dentro todos los días. Me han enseñado que la avaricia humana es el motor, y la capacidad de hacer sufrir al prójimo el brazo ejecutor de las tragedias ajenas; y que al final todas se tornan propias.
Tantas desgracias me impulsan a profundizar un poquito más en las personas, en las guerras, en los genocidios y en las miserias de esta tierra tan castigada, pero a la vez tan rica, que es África. De este vasto continente rebosante de recursos provienen la gran mayoría de los rescatados por el Open Arms. El drama migratorio que se sufre en el Mediterráneo tiene un origen, tiene sus causas (en las que no voy a entrar), y tiene una razón, la del emigrado de escapar, a pesar de ser consciente que se juega la vida (...)


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