viernes, 13 de diciembre de 2019

El fascismo que viene no es ninguna broma

 3 de dic. 2018 por Angel Malatesta  regeneracionlibertaria.org   Maria Aranda · 

Los discursos del miedo hay que tenerlos en cuenta.

Los resultados de las elecciones de Andalucía la pasada noche no pueden pasar por alto para el movimiento libertario. Seamos realistas, aunque una parte considerable de quienes nos reconocemos en dicho espacio político no participemos de las elecciones estatales, autonómicas o municipales, no debemos dejar pasar la oportunidad de hacer análisis social de ello, pues gran parte del pueblo trabajador sí que participan de estos procesos y hay que sacar una lectura en clave libertaria. No pretendo en este texto repasar estadísticas y resultados cuantitativos, la intención es presentar una opinión y no una nota de prensa común y corriente, que para eso ya existen medios generalistas y alternativos que los han estudiado. Quien escribe este artículo cree que el autoritarismo de herencia fascista en el Estado español es tal, y en un periodo de exaltación en todas sus expresiones sociales y culturales, que plantearse combatirlo con institucionalismo es una auténtica quimera. De hecho, sin querer ser pretencioso, creo que ese halo romántico hacia el reformismo desde las instituciones es un camino que nos ha conducido a la deriva actual de auge del fascismo. La izquierda se convenció de que a la derecha se le frena votando, acudiendo a las urnas, y sin cuestionar personalmente los motivos de cada cual, todo análisis apunta a que solamente se puede frenar al fascismo con la acción común y organizada.
El régimen ha esperado pacientemente el desgaste de la izquierda reformista, que era evidente y cualquier politólogo podía pronosticar, para allanar el camino ahora a la extrema-derecha. Esa extrema-derecha institucional expresada de la misma manera pero con matices en partidos como PP, PSOE, Ciudadanos o VOX, ha encontrado a una clase trabajadora desorganizada, desmovilizada mayoritariamente y en parte seducida por esos discursos nacionalistas de reacción contra el feminismo de clase o el pueblo trabajador tanto nativo como extranjero. Porque eso es la extrema-derecha, reacción a la conciencia de clase, reacción a las resistencias de quienes sufren opresiones, reacción a quienes nos movilizamos. (…)


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