domingo, 23 de febrero de 2020

El enorme poder de los torturadores

Graciela Caballero Irigoyen ·   lavozdelarepublica.es  
El enorme poder de los torturadores: No son pocos los generales de la Guardia Civil involucrados en su día en muy sonados casos de tortura. Por ejemplo, el siniestro jefe del cuartel de Intxaurrondo, Enrique Rodríguez Galindo, condenado por secuestrar, torturar y enterrar en cal viva a Joxean Lasa y Joxi Zabala. Y aún son más numerosos los coroneles, entre los que destacan cuatro de los implicados en el último caso de torturas en que se dictó una sentencia firme contra algunos de los torturadores y que tuvo lugar en enero de 1992, el caso de Kepa Urra.

Desde entonces, ha habido miles de casos de torturas, pero tan solo una sentencia condenatoria, la del caso Portu-Sarasola, que después revocó el Supremo como en tantas otras ocasiones. Pese a que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo condenó a España por ello, dicha condena no ha tenido repercusión alguna para los torturadores que, una vez más, han vuelto a quedar completamente impunes.

El caso de Kepa Urra se inició el 29 de enero de 1992, tras detener la Guardia Civil a varios militantes de ETA entre quienes se encontraba Kepa quien sufrió tales torturas que debió ser ingresado en grave estado en el hospital de Basurto. El médico forense constató que tenía diversos hematomas en ambos ojos, equimosis en el cuello y erosiones en las muñecas, además de una arritmia cardiaca. También señaló que Kepa estaba inconsciente y tenía diversas manchas de sangre, aún recientes, en sus fosas nasales, boca y faringe. Y que su estado era el de «casi total desconexión con el medio ambiente, si bien en el momento del reconocimiento pericial parece que comienza a responder a estímulos dolorosos, cosa que al parecer no había hecho desde el momento de su ingreso».

En 1997, la Audiencia de Bizkaia dictaminó que uno de quienes torturaron con semejante saña a Kepa Urra fue el entonces teniente Manuel Sánchez Corbí y lo condenó a cuatro años de prisión. El Supremo rebajó la pena a un único año, pero mantuvo la pena de inhabilitación especial, que conllevaba su expulsión del Cuerpo. De inmediato, fue indultado por el Gobierno tras lo que siguió subiendo en el escalafón y hoy día ya es coronel. Y el sindicato policial SUP afirma que «es el sucesor del general Rodríguez Galindo en la defensa del espíritu militar de la Guardia Civil, de su consideración como un Cuerpo esencia de la Patria por encima de todas las instituciones» (...)

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OTRA COSA:    Laicismo en la escuela pública. ¿Y en la privada, qué. 24 de febrero, 19h.

 

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