sábado, 1 de febrero de 2020

FARIÑA POÉTICA: mafias, corrupción e indiscreciones de la vida poética en España

Isabel Miguel y Gonzalo Tejerina Lobo han compartido un enlace. portaldeandalucia.org  Antonio Orihuela   -
Isabel Miguel ·
Artículo publicado en noviembre y que no he leído hasta hoy en el que Antonio Orihuela deja patente con sus palabras la corrupción. Nieves Alvarez ya denunció en su estudio "Descubrir lo que se sabe" los chanchullos en torno a los premios de poesía. Corrupción que se conoce, pero sigue estando y dominando el mundo poético. ¿Cuántos se han entregado a ella por el ansiado momento de gloria? Ojalá las cosas cambien, difundirlo ayudará a que pueda ser así.



Premios, conferencias, cursos de verano, viajes, ediciones, reseñas… nunca en España se ha traficado tanto con un producto de tan escaso éxito. Aunque ahora parezca una pesadilla lejana, en las pasadas décadas el 80% del dinero que movía la poesía se concentraba en unas pocas manos, hoy en día sigue siendo así, aunque ya no hay tanto dinero. A través de testimonios directos de arrepentidos, investigadores, jueces y madres de afectados, podemos esbozar los rasgos de esta organización criminal y la extensión de las redes y clanes que siguen operando hoy en día con la misma impunidad aunque sobre unos presupuestos públicos considerablemente venidos a menos.
La cultura, que hasta los años setenta había sido el único patrimonio de la izquierda, fue entregada al Estado y al mercado capitalista prisionera y cautiva. Algunos se resistieron, pero a qué precio. En 1984, el escritor y poeta Julio Vélez señala al emperador para decirle que iba desnudo. Lo hace en un magnífico libro: La poesía española según EL PAÍS (1978-1983). Vélez demuestra con datos lo que todo el mundo sabía, lo que todo el mundo sigue sabiendo hoy: que la práctica totalidad de las reseñas literarias que se publicaban en el suplemento cultural (Arte y Pensamiento, luego Libros, y ahora Babelia) de dicho medio respondía a los intereses editoriales del grupo PRISA, accionista mayoritario de EL PAIS. Julio Vélez ilustró con datos cómo eran los intereses empresariales los que marcaban tendencias así como que los libros de poesía que se reseñaban eran consecuencia de la afinidad de los autores con el crítico, el reseñista o la redacción. Así, Vélez explica cómo son cuestiones ideológicas, clientelares o sencillamente económicas, las que marcan la difusión de un libro, las que logran que una tendencia devenga en hegemónica por simple sobreexposición mediática frente a otras corrientes que se invisibilizan; y que, desde luego, todo esto no tenía nada que ver  con el valor literario ni con las palabras mágicas siempre invocadas a la hora de justificar la presencia de un libro de poesía en el papel cuché de los suplementos culturales: la calidad, la originalidad, la genialidad, etc.(...)
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