miércoles, 26 de febrero de 2020

ROSARIO HERNÁNDEZ DIÉGUEZ, SOCIALISTA, los falangistas la VIOLARON, TORTURARON, MUTILARON sus senos, la ASESINARON y la arrojaron al mar de Vigo

Los falangistas se ensañaron con la chica de las banderas rojas. Esa hermosa y valiente niña representaba todo el mal del mundo, tenía que ser exterminada. La violaron y violaron, horas de humillación, violencia cobarde. Le cortaron los senos y la asesinaron. Anclaron el cuerpo a una placa de hierro en las cercanías de las Islas Cíes bit.ly/2CgQceu
FIRMA en bit.ly/1TF7lTv por los Republicanos que combatieron al franquismo. En España olvidados y reconocidos en Europa por luchar contra el nazismo

Rosario era una joven de ojos claros, dulce, de ideales firmes, deportiva y solidaria. El 17 de febrero de 1936 cumplió 20 años. Vivía con sus padres en una humilde casa y se ganaba el pan vendiendo periódicos en la calle del príncipe, en Vigo, con su blusa roja y su abrigo verde, voceando las noticias de los diarios, con sol o con lluvia. Tenía por apodo “La Calesa”. Simpatizaba con el partido socialista, frecuentaba la Casa del Pueblo de la UGT. Acudía a reuniones del PSOE, a manifestaciones obreras, siempre en primera fila, coreando consignas, con el entusiasmo de su juventud, llevando banderas en el 1º de mayo, y gritando lemas con el puño en alto, UHP UHP… Vivió el feliz sueño de la primavera del 36, entre gritos y sonrisas, cuando la esperanza aún era posible en los hogares proletarios.
El 20 de julio de 1936, la guarnición militar de Vigo se rebeló. El capitán Carreró, con medio centenar de soldados leyó en la Porta do Sol el bando de la sublevación. Ante las protestas de la muchedumbre, dispararon a quemarropa dejando 8 muertos y decenas de heridos. Así comenzó una salvajada inhumana, que incluyó una masacre en Lavadores que llegó a ser bombardeada por hidroaviones llegados de Marín. Cientos de ciudadanos fueron detenidos y asesinados en paseos nocturnos. El alcalde Martínez Garrido, considerado por todos una bellísima persona, fue fusilado frente a los muros de Pereiró. Numerosos muertos quedaban por los caminos, hasta ahora están documentados unos 300 «paseos» y otros 200 fusilamientos tras juicios sumarísimos que llegaban a durar 5 minutos (...)
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OTRA COSA:   A juicio por blasfemar, de Lucio Martinez Pereda.


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