Paquita Caminante · eldiario.es Icíar Gutiérrez - 6/02/2020 -
Aunque
 el número de casos de ébola se está reduciendo poco a poco al este de 
la República Democrática del Congo, no está claro cuándo puede terminar 
el brote y la inseguridad sigue socavando la respuesta a la enfermedad
El pasado jueves, el mismo día en el que el mundo se 
mantenía expectante ante la inminente decisión de la Organización 
Mundial de la Salud (OMS) sobre si declarar o no la emergencia 
internacional por el nuevo coronavirus en China, los 
medios difundían las cifras de víctimas de un nuevo ataque en el este de
 la República Democrática del Congo. Un total de 36 civiles, según 
explicó el gobernador local a AFP, habían sido asesinados en la región 
oriental de Beni, epicentro del brote de ébola que desde hace un año y 
medio sacude al país. 
No es la primera vez que un 
país tiene que lidiar con el virus. Tampoco lo es para el Estado 
africano –es su décima epidemia de la enfermedad en 40 años–. El mundo 
sabe cómo responder al ébola, pero ha tenido que aprender a combatirlo 
en un contexto de conflicto. El brote declarado en agosto de 2018 se ha 
cobrado un total de 2.250 vidas, según los datos más actualizados de la 
OMS, a 2 de febrero. Al menos 3.305 personas han contraído el virus en 
este año y medio. Hay otros 123 posibles. Además, Uganda ha confirmado 
cuatro casos importados del país vecino desde junio de 2019, pero ha 
conseguido frenar la expansión del virus.
Las cifras han convertido el brote en el 
mayor de República Democrática del Congo y en el segundo más grande 
jamás registrado, solo por detrás de la epidemia de África occidental de
 2014. En julio del año pasado, la OMS declaró la emergencia de salud pública de
 importancia internacional. De momento, sigue vigente y es la tercera 
emergencia de este tipo en la actualidad, junto a la poliomielitis y la 
nueva cepa de coronavirus en China (...)

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