lunes, 31 de agosto de 2020

Se prevé un confinamiento muy duro a partir de septiembre

Paquita Caminante · diario16.com     Claudia Moreno  -
Las presiones de la clase empresarial para abrir negocios, sobre todo de cara al sector turístico, y la irresponsabilidad ciudadana a la hora de infringir las medidas de seguridad sanitaria están provocando que la expansión del virus se esté descontrolado

(...) El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, por ejemplo, afirmó en el mes de mayo que el hecho de que la región no pasara de fase de la desescalada estaba teniendo unas consecuencias económicas muy graves. En ningún momento se refirió a la salud de los madrileños y madrileñas ni, por supuesto, hizo referencia a los peligros que supondría un nuevo rebrote para los sanitarios, a quienes la ciudadanía homenajeó a diario pero que se verán obligados a hacer frente con las plantillas mermadas, por la falta de medios humanos y materiales, tanto de protección como de capacidad en los hospitales. Una doctora ya indicó en un vídeo que se hizo viral que, si había un rebrote, ella se cogía la baja porque los sanitarios ya no pueden más.
Pero no se trata sólo de la irresponsabilidad empresarial al priorizar los beneficios económicos a la salud de las personas. La propia ciudadanía está dando un ejemplo de todo lo que no hay que hacer al producirse aglomeraciones en diferentes situaciones: playa, fiestas privadas, discotecas, botellones, espectáculos, conciertos, terrazas, transporte público, etc. Desde que se levantó el estado de alarma se han visto imágenes que demuestran que se están relajando las medidas de prevención. Personas sin mascarilla en lugares cerrados, aforos superados en supermercados, playas a rebosar, macrofiestas con cientos de personas sin guardar las distancias de seguridad, etc (...)

A día de hoy hay brotes activos en Cataluña (con más de 900 contagios diarios), Aragón (que se ha visto obligada a bajar a la Fase 2 de la desescalada), Galicia (120 casos), Euskadi (115), Andalucía (una fiesta en una discoteca de Córdoba ha provocado 73 personas infectadas), Baleares (14 focos activos con 71 contagiados), Castilla y León , Región de Murcia (128 contagiados), Castilla-La Mancha (51 casos), Cantabria, Madrid (4 brotes, 2 de ellos en el ámbito laboral), Navarra (91 contagiados, 51 relacionados con fiestas y ocio nocturno), Canarias, Valencia (15 focos), Asturias y Extremadura (10 focos). Es decir, la práctica totalidad de las comunidades autónomas están generando contagios en rebrotes que, en muchos casos, se han dado por la irresponsabilidad de la ciudadanía y, en otros, por actividades relacionadas con la reactivación de la actividad económica (...)

Sin embargo, lo que queda claro es que a las dictaduras privadas, a los representantes del capital deshumanizado, no les importan las vidas de las personas ni la salud del pueblo y, sobre todo, serían más felices sometiendo a la humanidad y acabando con las democracias. Por eso, los representantes democráticos del pueblo no pueden permitir que los regímenes de libertades y derechos sean sometidos por quienes, en realidad, no tienen alma, sólo dinero.

 

Pablo Hasél: «Quieren que me exilie, encarcelarme es un problema para el Estado»

 
George Gonzalo · kaosenlared.net    


En 2014 Pablo Hasél fue condenado a dos años por enaltecimiento del terrorismo por las letras de sus canciones. En 2018 le sumaron otros dos años por injurias a la Corona

 

domingo, 30 de agosto de 2020

Tomasa Nates, una de las “rojas desviadas”, hermana del último superviviente cántabro de los campos de exterminio nazis, tiene su propia historia

 

Búscame en el ciclo de la vida · eldiariocantabria.es  José Luis Pajares Diego  11/10/19

 
"Trasladada por media Francia en el conocido como Convoy de los 927, tren con destino a Mauthausen, asistió horrorizada a la separación de mujeres y niños de los hombres (entre ellos su hermano de 17 años) que quedarían en el templo del horror, mientras el resto eran devueltos a la frontera española y puestos a disposición de los franquistas."

¿En qué momento estamos?, de Juan Antonio Mateos Pérez

 
Juan Antonio Mateos Pérez en Teología de la Liberación ·
Tendremos que mirar todo de nuevo, la tierra en la que vivimos y las ciudades en las que habitamos, las políticas que consentimos, ya que hemos perdido la capacidad de habitar. Nuestras ciudades y pueblos se han convertido en parques temáticos para turistas y lo más urgente es volver aprender a habitar los lugares donde vivimos. La gran pregunta de los filósofos después de la pandemia no es “¿de dónde venimos?” y “¿a dónde vamos?”, sino simplemente: ¿En qué momento estamos?
salamancartvaldia.es  ¿En qué momento estamos?

En todo Estado moderno hay una línea que delimita el punto en el que el poder sobre la vida se transforma en poder de muerte y la biopolítica se transforma en tanatopolítica.
G. Agamben
(Homo Sacer)

Hoy en día la medicina puede otorgar al poder la posibilidad o la ilusión de la soberanía, lo que afecta tanto al nivel político como al ético
G. Agamben
(Homo Sacer)
Seguimos en plena pandemia a pesar del calor, rebrotes, nueva oleada, posiblemente la falta de responsabilidad de muchos y los movimientos interiores vacacionales tempranos, han adelantado los brotes. Esta realidad está obligando a tomar nuevas medidas, como el uso obligatorio de mascarillas y la limitación de la movilidad en ciertas localidades. El covid-19 es una enfermedad todavía poco conocida y la vacuna no se la espera a corto plazo. Debemos recordar la lección: No estábamos preparados para una amenaza semejante, pero no sé si nos estamos preparando a conciencia para esta oleada que se avecina.
Me gustaría traer a este blog las reflexiones del filósofo italiano Giorgio Agamben. Como muchos intelectuales ha ido escribiendo en medios de comunicación en estos meses de pandemia. Desde hace años ha estado muy atento al estado de excepción, gracias a su estudio sobre W. Benjamin, creando con sus tesis aplicadas a la nueva situación que estamos viviendo, no pocas controversias.
Ha retomado también en estos meses, alguno de los conceptos de su obra Homo Sacer, como la nuda vida; esa vida desprotegida y expuesta, que está más allá de las condiciones normales de vida, de las relaciones sociales, el trabajo, incluso las amistades, los afectos y las convicciones religiosas y políticas, ante el peligro de caer enfermos. Para Agamben, la nuda vida y el miedo a perderla, no es algo que una a los hombres, más bien los separa, cancelando al prójimo. El otro, no es solo un posible agente de contagio, es nuestro prójimo, al que debemos mirar con solidaridad y amor.
Giorgio Agamben, es filósofo y escritor. Profesor de Filosofía en la Universidad de Verona. Renombrado intelectual, ha sido reconocido como uno de los pensadores más provocadores e imaginativos de la filosofía contemporánea y la teoría política, y en particular por sus investigaciones sobre el poder, la soberanía y el estado de excepción. En su pensamiento son manifiestas las influencias, entre otras, de Benjamin, Heidegger, de quien fue discípulo en distintos seminarios, y Foucault, a cuya concepción de la biopolítica quiere dar continuidad (...)


sábado, 29 de agosto de 2020

En Mallorca no hubo guerra, pero la MASACRE franquista fue DESPIADADA. Parte 2, Las VÍCTIMAS

Victoria Alerce en EN LUCHA CONTRA EL NEOLIBERALISMO(ExS) ·
REMEMORAR (is.gd/3DYQPJ)a las Mujeres y a los Hombres del Ejército de la II República
Mallorca sufrió una represión franquista sin precedentes, cerca de 3.000 personas asesinadas. El franquismo aniquiló la democracia Republicana. Mallorca y España retrocedieron décadas en sus proyectos de desarrollo nacional y cohesión social. La represión “nazional” fue escondida durante los años de la dictadura bit.ly/3eFgEzf

#Covid19 "Salen por mis cojones". Así han desalojado el Hotel de la Sareb en Zaragoza, refugio de 22 personas sin hogar durante el COVID-19

En qué mundo vivimos? Tremenda deshumanización. En plena pandemia, no nos podemos ni imaginar la de gente que está al borde del abismo.
... "Está siendo duro asistir al desalojo de quienes no tienen alternativa, en defensa de la propiedad vacía de un espacio, en medio de los rebrotes de la pandemia. Tener techo debería ser un derecho". "¿Se les va a proporcionar una alternativa? Al parecer es mejor mantener vacío un hotel abandonado (propiedad del banco malo) que buscar soluciones para quienes no tienen nada en medio de una pandemia", añadía ZeC en otro tuit.


La Policía española ha desalojado el hotel San Valero, propiedad de la Sareb, que servía hasta ahora de vivienda para una veintena de personas sin hogar de Zaragoza, que tenían en el inmueble un refugio en plena pandemia de COVID-19 ante la falta de alternativa habitacional. Tres personas han sido detenidas y se han producido varias cargas policiales. "Otra vez sufrimos la lacra de los desahucios en Zaragoza, lacra que nunca ha dejado de existir", ha denunciado Stop Desahucios (...)

viernes, 28 de agosto de 2020

Norman Bethune y el farero de Torre del Mar, dos héroes en 'La Desbandá' y+

Pablo Garcia en Historia de España , contada desde el lado Republicano  1/8/20

El médico canadiense, pionero en las unidades móviles de transfusiones sanguíneas, y el lucense que en la localidad malagueña controlaba la torre que había de iluminar a los barcos salvaron a muchos de los miles de civiles que en febrero de 1937 huyeron bajo las bombas por la carretera de Málaga a Almería
Bethune era ya entonces una celebridad. El farero Anselmo Antonio Vilar, un personaje anónimo cuya heroicidad terminó conociéndose: apagar dos noches el faro e impedir así que aviones y barcos del bando rebelde pudieran atacar a una multitud despavorida y desarmada
En un verano sombrío, esta sección recuerda a cinco figuras históricas brillantes que dedicaron su vida a construir un mundo mejor. E incluso lo lograron
Alicia Gutiérrezagutierrez@infolibre.es @aliciaguti
Publicada el 01/08/2020 a las 06:00FacebookTwitterWhatsappTelegramEnvíalo a un amigoComentarios
Norman Bethune, pionero de las unidades móviles de transfusiones sanguíneas, y Anselmo Vilar, farero de la localidad malagueña de Torre del Mar.
Norman Bethune y Anselmo Vilar. infoLibre/Cortesía de Jesús Hurtado
Como en casi todo lo que depende de esa cadena de casualidades bautizada como serendipity, el nombre del desconocido farero de Lugo Anselmo Antonio Vilar García ha quedado ya para siempre unido al del canadiense Norman Bethune, figura relevante en la guerra civil española por su aportación médica. Considerado ya entonces Bethune una autoridad como pionero en las unidades móviles de transfusión sanguínea, y sepultado Anselmo Vilar en el limbo de la memoria de las víctimas hasta que el periodista Jesús Hurtado descubrió hace tres años lo que había hecho para librar a civiles de la muerte, sus nombres aparecen hoy como luces en la oscuridad de uno de los episodios más dramáticos y poco conocidos de la Guerra Civil, La Desbandá: la huida de más de 100.000 civiles que en febrero de 1937 trataban bajo las bombas de escapar de Málaga a Almería a través de la costa.

Ambos abren esta serie, denominada precisamente Luces en la oscuridad porque quienes la protagonizan comparten una característica común: todos ellos afrontaron graves riesgos y adversidades. Pero se sobrepusieron, siguieron adelante y tomaron decisiones que salvaron vidas o mejoraron las condiciones de los más desfavorecidos.
La luz de Norman Bethune se encendió, tal vez solo de forma metafórica, cada vez que con su furgoneta habilitada para transfusiones de sangre logró que alguno de los huidos alcanzase Almería. La de Anselmo Antonio Vilar, por el contrario, fue la luz que paradójicamente alumbró vidas, tampoco sabremos nunca cuántas, gracias a la oscuridad: la que extendió como manto protector de los huidos al apagar durante dos madrugadas el faro de una pedanía costera a poco más de treinta kilómetros de la capital malagueña, Torre del Mar.
Ambos se comportaron como héroes. Pero lo que hizo Vilar, y en los siguientes párrafos queda descrito, adquiere la enorme dimensión de un sacrificio cuyo resultado último muy difícilmente podría haber sorteado ninguna serendipity, por elegante que suene la palabra. El suyo fue un sacrificio de tal magnitud que emocionaría incluso a aquellos cuyas lágrimas discurren por un río tan profundo que pocas veces sale a la superficie.
Pero antes de llegar ahí hay que contar algo sobre Bethune. Pionero en las unidades móviles de transfusión de sangre que salvaron a miles de heridos, el canadiense Bethune había instalado su cuartel general en la madrileña calle de Príncipe de Vergara, en una casa con 15 habitaciones a escasos metros de donde Luis Bárcenas vivió muchas décadas después hasta su encarcelamiento por el caso Gürtel.
El médico se dejó la piel yendo y viniendo del frente en lo que hoy llamaríamos un vehículo medicalizado. Pero su centro de operaciones siguió en pleno barrio de Salamanca, donde la República había derivado múltiples oficinas e instituciones en la convicción —certera— de que Franco no lo bombardearía por aprecio a los suyos. Es decir, a quienes se habían marchado a toda prisa del Madrid asediado por los rebeldes dejando tras sí palacios, palacetes y lo que en algunos sitios se conoce como pisos tamaño viuda de militar.
A los pocos meses de su llegada a España, el médico que había de morir luego en 1939 mientras ayudaba en China al Ejército de Mao Zedong frente a la invasión japonesa supo de lo que estaba ocurriendo muy lejos de la capital. Exactamente, en la carretera que unía y aún une por la costa Málaga y Almería. Informó incluso de ello a The New York Times como demuestra la hemeroteca del rotativo neoyorquino.
Bethune informa a The New York Times sobre La Desbandá
Bethune informa a The New York Times sobre La Desbandá
A través de esa ruta, decenas de miles de civiles habían comenzado a huir a pie la noche del 6 de febrero de 1937 de lo que temían fuese una brutal represión del bando fascista. A esa huida se la conoce como La Desbandá. Y sí, el horror que acompañó a los civiles que avanzaban casi a ciegas por aquella carretera fue el anticipo de lo que de inmediato vino de la mano del fiscal Carnicerito de Málaga. Ese es el sobrenombre asignado ya para siempre a Carlos Arias Navarro, el hombre que 38 años después y como presidente del Gobierno anunció con enorme tristeza la muerte de Franco en televisión.
Bethune viajó entonces hasta la carretera de Málaga-Almería con su furgoneta medicalizada. Pero decidió que trasladar a huidos resultaba lo más útil. Durante tres días y tres noches recorrió el trayecto de Castell de Ferro (Granada) a Almería. Y viceversa. No pudo acercarse más a Málaga por la proximidad de las tropas de Franco.
Mientras, y es aquí donde entra en escena Anselmo Antonio Vilar, aviones italianos ametrallaban desde la costa a la multitud desarmada. Sus víctimas: hombres, mujeres, niños, ancianos. Los testigos que sobrevivieron hablaron luego de equipajes despanzurrados sobre la gravilla porque el peso hacía más insoportable una travesía que superaba los 200 kilómetros sin apenas agua ni comida. Hablaron los supervivientes de cadáveres de gente desangrada en las cunetas. Y de trapos en los pies de quienes ni siquiera tenían ya suela en sus zapatos.
Desde el mar, navíos de la flota franquista bombardeaban la costa mientras la población seguía avanzando a duras penas hacia Almería. Uno de ellos, el crucero Canarias, disparaba capitaneado por el almirante Salvador Moreno, a quien el Ayuntamiento de Pontevedra privó en 2002 de una calle para sorpresa posterior de Mariano Rajoy. En diciembre de 2017, el entonces presidente lo planteó así: "Viví muchos años al lado de la Escuela Naval de Marín, en la calle Salvador Moreno de Pontevedra. Ahora, no se sabe por qué, le han quitado la calle al almirante Salvador Moreno. Pero, en fin, yo le sigo llamando así".
La foto más conocida de Salvador Moreno lo muestra como un señor calvo con bigote, mirada calma que no apunta al objetivo de la cámara, aspecto de padre de familia de orden a punto de presidir el almuerzo del domingo.
Como dicen los expertos, nadie puede estar en la cabeza de nadie. Ni en la del almirante Salvador Moreno, ni en la de Norman Bethune, que tal vez se preguntaba al volante cuántas vidas salvaría de más si lograba que la furgoneta circulase a mayor velocidad. Ni, por supuesto, nadie puede concluir qué pensaba Anselmo Antonio Vilar García aislado en el faro de Torre del Mar, una pedanía costera de Vélez, capital de la comarca malagueña de la Axarquía.
Casi lo único que ha trascendido es que aquel lucense –"tenía 41 o 42 años, soltero, estaba a punto de jubilarse", apunta por teléfono el periodista Jesús Hurtado– era el último de una saga de fareros inaugurada en la torre malagueña por su padre. Por Internet circula una foto suya, también localizada por Hurtado, donde se le ve con lo que parece un uniforme negro o azul de botonadura dorada. La imagen le presenta como un joven de bigote incipiente y pelo cortado a cepillo que –él sí– mira tranquilo al objetivo mientras reposa el brazo derecho sobre el respaldo de la silla. Debajo, asoma lo que también parece la empuñadura de un sable. En sus manos no hay anillo. Los ojos debían de ser claros.
Y nada más. Porque, como asegura Hurtado, muy poco ha aflorado de su vida. Pero se sabe sobre todo que Anselmo —y nunca salvo milagro averiguaremos si en soledad absoluta— lo comprendió todo desde el lucernario de lo que hasta entonces había sido un panóptico luminoso capaz de evitar naufragios y derrotas náuticas equivocadas. Pero lo comprendió. Desde el faro o desde la casita situada a unos metros y en la que, como cuenta Hurtado, vivía solo. Tras el fusilamiento, sobre el que supervivientes de la guerra y la posguerra hablaron al periodista, nadie halló su cuerpo. Le contaron algunos detalles. Pocos: "Me dijeron que jugaba al ajedrez y me contaron incluso que le gustaba tallar torres y llevar una en el bolsillo". Ningún dato más.
Lo único seguro es que Anselmo comprendió que si apagaba el faro encendería la esperanza para muchos. Bombardearlos, dispararles de noche sería imposible. Y lo hizo. Las madrugadas de los días 6 y 7 de febrero de 1937 la oscuridad protegió a los miles de civiles concentrados en la Acequia Bigotona, una zona que las páginas de memoria histórica definen como una explanada fértil y cultivada.
La oscuridad torpedeó así los planes de los aviones italianos enviados por Mussolini. Y quién sabe si también los del crucero Almirante Cervera. Y los del Canarias, es decir, el que comandaba aquel otro gallego cuya desaparición del nomenclátor pontevedrés asombró a Rajoy y al que un fotógrafo inmortalizó como si estuviera a punto de colocarse la servilleta para el almuerzo dominical.
¿Imaginó Anselmo Antonio Vilar García que tras aquellas dos madrugadas ya nunca regresaría la luz para él? ¿Fue consciente de estar firmando su sentencia de muerte? ¿Lloró preguntándose cuántos niños, madres, padres, abuelos sobrevivirían por su sacrificio? ¿Se propuso esconderse antes de que los rebeldes le dieran caza? Nadie estaba en su cabeza, claro que no. Y no hay más datos. Pero todo indica que, como escribe el sudafricano J. M. Coetzee en una de sus novelas, su vida quedó ligada a aquel faro "con remaches a través del corazón". El 10 de febrero de 1937, Anselmo Antonio Vilar García fue fusilado junto a las tapias del cementerio de Vélez Málaga. Y allí, la gente con quien mucho tiempo después habló el periodista Jesús Hurtado se acordaba del farero de Torre del Mar.




 --- Hace 83 años Queipo de Llano anunció que iba a entrar en Málaga "a sangre y sexo" y unas 300.000 personas tuvieron que huir a Almería por el único pasillo republicano ante la llegada de las tropas franquistas
Más de 80 años después y, aunque la historia haya acallado uno de los episodios más sanguinarios de la Guerra Civil, 'La Desbandá' aún tiene mucha presencia en la memoria de quienes lo vivieron. Unas 300.000 personas tuvieron que huir de Málaga por el único pasillo republicano ante la llegada de las tropas franquistas.
Marchaban hacia Almería cuando las bombas de los sublevados les asesinaban por tierra, mar y aire: al menos 5.000 personas murieron, aunque los datos son inexactos, ya que nunca se llegó a abordar la masacre ni a desenterrar a los muertos.
Andrea Ropero ha entrevistado en El Intermedio al investigador Jesús Majada, quien ha narrado ante las cámaras qué ocurrió realmente en 'La Desbandá' cuando las tropas franquistas entraron en Málaga, la ciudad más importante del sur en territorio republicano. Los frentes cayeron enseguida y "la gente salió huyendo de manera despavorida sin saber realmente dónde iban", ha explicado. La única salida que tenía Málaga era Almería, el único pasillo republicano que quedaba (...)